Haciendo una relación del comercio de nuestro minerales, la mayoría exportados todavía como simples concentrados excepto el estaño que ya llega a los mercados de ultramar en lingotes de alta calidad, el resto de las materias primas bolivianas son adquiridas en cinco países que se disputan las mayores cantidades de nuestros "commodities", aunque regulando de manera especial el control de los precios internacionales que se registran en las pizarras de Londres o Nueva York y son una especie de termómetro de la temperatura comercial que rige en los grandes mercados industriales para la compra de minerales.
Los principales mercados que facilitan la exportación de nuestros minerales son los Estados Unidos, el más cercano para su aprovisionamiento, luego están el Japón, Corea del Sur, la China y Bélgica con determinadas cantidades y una selección especial de nuestros concentrados.
Se ha establecido que tres países asiáticos, uno europeo y EE.UU. adquieren casi el 70 por ciento de las exportaciones mineras de nuestro país, significando el hecho un valor superior a los tres mil millones de dólares el año pasado.
El ascenso de nuestras exportaciones mineras es notorio tomando en cuenta las referencias del Ministerio de Minería y Metalurgia (MMM) que muestra ese proceso desde el 2009 cuando se recaudaron mil 853 millones (1.853. 24) de dólares, en tanto que el año 2010 el total de exportaciones mineras subió a más de dos mil millones de dólares (2.405.07) y el pasado año 2011 el registro del MMM es sumamente halagador cuando marca 3 mil millones 448 mil 06 dólares.
Otros países se benefician también con el comercio de los minerales bolivianos tal el caso de Suiza, Canadá, Australia y entre los vecinos, el Brasil y el Perú que suman el 28 % de las exportaciones, haciendo un total mayor al 90 % de las exportaciones bolivianas de minerales.
BENEFICIOS
Indudablemente el beneficio que reporta la venta de nuestros minerales al exterior se reproduce sencillamente en los beneficios que obtiene de manera directa el Erario Nacional y porcentualmente vía regalías e impuestos, aquellos departamentos y municipios donde se efectúan operaciones mineras.
Por supuesto que confluyen varios elementos favorables a la generación de ingresos por conducto de la actividad minera; primero que nada hay que señalar el hecho social que significa la creación de fuentes de empleo seguro, luego la percepción de ingresos para las regiones donde hay actividad minera y que en función al vaivén de los precios internacionales, por lo menos en el tiempo presente, favorecen con más ingresos a muchas comunidades.
Simplemente un ejemplo: El caso de Potosí, el distrito que recupera para sí hasta el 77 % de todas las regalías mineras. El año 2010 recibió 91,94 millones de dólares por la explotación de minerales, rubro que se elevó a 129,99 millones de dólares el 2011, lo que significó un incremento mayor al 40 %. En el caso de Oruro, la pasada gestión percibió casi 26 millones de dólares por concepto de regalías, resultando el segundo distrito en materia de beneficios, pero muy lejos del potencial ingreso de Potosí.
En realidad ese es el verdadero beneficio de la actividad minera que no debería alterarse por ninguna circunstancia, tomando en cuenta su valor multiplicador en beneficios directos para la economía nacional a través de los impuestos.
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