Dependiendo de la política económica que prevalezca en el país las reservas de oro acumuladas físicamente en las bóvedas del Ente Emisor pueden servir como un factor de amplia garantía para mostrar "una riqueza de respaldo" a las transacciones que quisiera emprender el país.
Es más cuando se habla de las macro cifras hay que tomar en cuenta que se trata de recursos monetarios de curso corriente, que de acuerdo a las opciones temporales de cotización o apreciación mercantil puedan ser "depositadas en plazos fijos", en dólares, euros y posiblemente en puros bolivianos, lo evidente de este proceso es que los dineros existen y están bien guardados, lo mismo que los lingotes de oro, que resultan una doble garantía de la economía nacional, posiblemente un refugio ante la inestabilidad de las monedas.
Lo que se preguntan los mineros auríferos es si realmente es bonancible la operación de "rescatar" todo el oro de las cooperativas auríferas a través de la Empresa Boliviana del Oro (EBO) para comercializar el metal precioso en bruto a terceras empresas que le pongan valor agregado y lo conviertan en lingotes, una operación que por supuesto tiene un alto costo que influye en la cotización del brillante metálico que pasa a convertirse sólo en reserva física pero no rendidora en la economía nacional.
Hay interrogantes que no han sido aclaradas, por ejemplo el factor de precio del metal precioso que en cuestión de pocos días se elevó de un parámetro de 1.400 dólares la onza troy (OT) a más de 1.800, mostrando por supuesto una diferencia de beneficio directo, aprovechable en la circunstancia inmediata, pues las variantes de cotizaciones en los mercados externos pueden hacer que el precio de la O.T de oro baje inclusive más allá de los límites referenciales que marcaron el interés de su compra.
La otra decisión correspondería a "rescatar" la mayor cantidad de oro en el país para evitar que salga vía contrabando a mercados de países vecinos, caso del Perú, Chile, Brasil, inclusive Argentina y Paraguay según los informes externos de un abierto contrabando aurífero originado en Bolivia. En esta alternativa se repite la duda sobre el costo de la transformación de materia prima en lingotes y su valor "estático" como reserva física y sin opción de comercialización.
Recurriendo siempre a las opiniones de expertos económicos del país, tal parece que la política de guardar el oro produce el efecto que mencionamos en una edición anterior al señalar que "el oro dejará de brillar en las bóvedas del BCB", cuando en realidad lo que se quisiera es que su brillo sirva para armonizar la economía y darle valor a través de la creación de organismos financieros que operen con recursos propios, respaldados con el oro, pero no como materia estática, sino más bien comerciable en el mejor tiempo de su cotización internacional antes que se produzca el fenómeno de retroceso que cíclicamente afecta a los metales y con mayor incidencia, en los casos en que buenas cantidades hayan estado en custodia y por lo mismo con devaluación obligada si hay descenso de precios, que quiérase o no será parte del proceso.
No hay que olvidar que recientemente en nuestro propio mercado interno del oro se ha producido una contracción financiera y simultáneamente por esa condición una contradicción increíble en la perspectiva de su comercio. Sucedió que la O.T de oro escaló de precio en el mercado internacional, pero afectó directamente a los "orfebres" trabajadores de joyas que vieron disminuidas sus posibilidades de hacer comercio, con el valor agregado de su arte y su valor como joya. El resultado es lógico en todo lo que es minería…"A mayor valor, menor producción".
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