Desde el satélite, Coroma se ve como un ínfimo poblado de no más de 10 manzanas, perdido en la inmensidad de los Andes, pero alrededor de él la riqueza que posee, aseguran, puede alcanzar para mantener a Bolivia por más de 100 años, pero el tema es desconocido tanto por autoridades regionales como nacionales.
Coroma estuvo en el foco de las noticias del mundo por el paro general de Potosí, que duró 19 días, para defender como suya esta pequeña población, en el límite con Oruro, y el cerro Pahua, un yacimiento rico en piedra caliza. En los días de negociación en Sucre, hace dos semanas, algunos ingenieros mineros potosinos, molestos con el Gobierno, aseguraban que el problema de límites no se resolvía porque el Ejecutivo quería dárselo a Irán.
Ninguno aportó alguna prueba excepto su intuición y experiencia, pero un informe del Servicio Geológico de Estados Unidos confirma que en la zona hay uranio, oro, plata y cobre, entre otros metales valiosos, que la hacen inmensamente atractiva para desarrollar minería a gran escala.
Marco Montoya, ingeniero minero y militar retirado, entregó al Diario Mayor una copia del mapa elaborado por los ingenieros estadounidenses Steve Ludington y Denis P. Cox, de 1992, denominado Mapa de áreas permisivas y favorables para tipos seleccionados de yacimientos minerales en el altiplano y la Cordillera Oriental de Bolivia.
En él se muestra una enorme área (ver infografía) que, según Montoya, abarca más de 100.000 hectáreas en las que hay uranio y otros minidispersos. Desde el límite en conflicto (territorio entre Coroma, Potosí, y Sevaruyo, Oruro), la riqueza dormida se tiende hacia el sur, siguiendo la Cordillera de los Frailes, hasta llegar al salar de Uyuni, desierto blanco de 10.000 kilómetros cuadrados que guarda la mitad de las reservas mundiales de litio.
Montoya explica que el trabajo fue realizado desde 1992 por seis científicos de Estados Unidos y con ayuda de la NASA. Él ingresó al proyecto en 2000, cuando tenía el grado de capitán, como contraparte del Ministerio de Defensa. En esa oportunidad se mapeó todo el territorio nacional vía satélite, con una resolución de dos píxeles por cada metro cuadrado, lo que, según Montoya, la hace 100% confiable.
Explica que lo que se descubrió es que en toda la zona existen minerales complejos de alta ley, no sólo uranio, sino también oro, plata y cobre diseminados y mezclados. Incluso se logró ubicar sodio, que, según Montoya, es más valioso que el oro. “Este país nació minero y morirá minero. Son 100.000 hectáreas de yacimiento que se las puede trabajar a cielo abierto. Imagínese, Chuquicamata ha hecho rico a Chile, pero ésto es 10 veces más grande”, dijo Montoya.
Consultado al respecto, el presidente del Comité Cívico de Potosí, Celestino Condori, explicó que su institución se maneja con datos del Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas (Sergeotecmin) y que nunca se les informó de que había estos reservorios en la zona. Aseguró que su lucha estaba más orientada a conseguir que se instale en la zona de Coroma una planta de cemento.
Édgar Sánchez, secretario general de la Gobernación de Oruro, coincidió con Condori y se limitó a decir que no conoce nada del tema.
El que mostró mucho interés al respecto fue Héctor Córdova, viceministro de Minería, que señaló que el Gobierno estaba buscando la forma de mapear por satélite el territorio nacional y que, pese a que se buscó durante un día, el informe realizado por los estadounidenses no fue encontrado en Sergeotecmin.
Consideró el informe como una especie de mapa del tesoro y una noticia alentadora para el país y para la zona en cuestión, que alberga pueblos con más de la mitad de sus habitantes por debajo de la línea de la indigencia. Montoya asegura que todos los informes están en el Gobierno y no sabe por qué la Comisión Minera de Bolivia “está haciendo equivocarse al Presidente”. Dice que trabajar la zona como cantera de piedra caliza es desperdiciarla, ya que la tonelada de cemento se cotiza en alrededor de los Bs 1.000, mientras que los concentrados de cobre, por ejemplo, superan los $us 3.000 por tonelada.
Sin embargo, que exista la reserva no implica que sea rentable. Eduardo Elder, ingeniero nuclear que ha instalado plantas en Argentina, Bélgica y España, explica que producir uranio no es tarea sencilla, aunque es posible. Comparado con la producción de sulfato de litio en el salar de Uyuni (base para producir baterías), Elder considera que es más difícil por los riesgos que entraña manejar elementos radioactivos.
Considera que lo primero que se debe hacer como país es encontrar buenos geólogos y metalurgistas que sepan cuáles son los métodos de molienda y lixiviado para concentrar el mineral. Luego, explica que ese concentrado se necesita transportar a un lugar en el que haya electricidad, ya que, caso contrario, se debería construir toda una ciudad en la zona para instalar otra planta que elimine todas las impurezas del mineral para llegar a producir ‘yellowcake’ (torta amarilla y óxido de uranio), que puede exportarse a otros países para que sea enriquecido para utilizarse como combustible de plantas nucleares, de institutos de investigación o de vehículos nucleares.
Elder advierte, sin embargo, de los peligros de la minería en zonas en las que hay uranio. Explica que una de las degradaciones de este mineral es el gas argón, que se encuentra asociado a los yacimientos y es radioactivo.
Este ‘gas noble’ emite una ‘partícula alfa’ que puede ser fácilmente detenida por un guante de látex, pero si es aspirada por el trabajador, provoca serias alteraciones en su salud. Señala que este gas es liberado aunque no se busque extraer el uranio, por lo que recomienda trabajar en minas ventiladas y con la protección adecuada.
Hay ofertas de partidas desde Bolivia en la red
Dos avisos en la página Mundo Anuncios ofrecen uranio explotado en Bolivia. Se trata de dos cargas de dos y seis toneladas con concentraciones que varían entre el 51% y 61% que se pusieron en oferta entre 2008 y 2009. Los ofertantes aseguraron que se encuentran en Santa Cruz y La Paz, y que estaban listas para ser exportadas.
Según explica Marco Montoya, el uranio en Bolivia se de-secha. Señala que en las zonas de yacimientos existen otros metales que están siendo explotados y que el uranio se bota como ‘caja’ o desperdicio.
Eduardo Elder cree que las ofertas de Internet pueden ser hallazgos de uranio producto de la explotación de otros minerales. Lo consideró como algo residual y de poca posibilidad de mercado, ya que es poca cantidad por las concentraciones explicadas.
Desde mayo de este año, el Estado retomó las exploraciones de uranio a partir de la mina Cotaje, que se encuentra en la zona del territorio en disputa entre Oruro y Potosí. Allí, en la década de los años 70 y 80, hubo trabajos experimentales e incluso se logró refinar dos kilos de Yellowcake.
El Estado no lo ha tomado como una prioridad y ha destinado $us 450.000 a su prospección. Esto se produce un año después de que el servicio de Inteligencia de Israel acusara a Bolivia de proveer uranio a Irán, algo que fue negado por el Gobierno y que sería difícil, ya que, según Elder, con la tecnología boliviana actual se necesitaría transportar toneladas de basura para obtener unos gramos de uranio.
Los datos
* Equivalencias. 1 kilo de uranio equivale a 100 barriles de petróleo; 20.000 m3 de gas; 35 t de carbón; 100 t de leña.
* Inicios. A partir de la década del 70, la Comisión Boliviana de Energía Nuclear, mediante su Departamento de Exploración de Minerales, inició investigaciones sobre la existencia de uranio en Bolivia, conformando un equipo de especialistas y expertos nacionales que tuvieron entrenamiento en centros de energía nuclear de Europa para realizar labores de prospección, exploración y explotación de minerales de uranio y torio.
* Descubrimiento. Se encontró el yacimiento de Cotaje, situado en la Provincia Antonio Quijarro de Potosí y anomalías puntuales radioactivas en el altiplano y el Escudo Precámbrico del oriente.
* Segunda ola. El Servicio Geológico de Bolivia, junto a su similar de Gran Bretaña, exploró el Precámbrico en el año 1980, verificándose la existencia de minerales de torio-uranio, tantalita y tierras raras. La Empresa Canadiense Mega Uranium, asociada con la Intrepid Mines, tuvieron inversiones para explorar el mineral de uranio en diferentes áreas de Bolivia, pero se desconocen sus resultados.
* Producción. Según La Patria, a partir de 1970, la Comisión Boliviana de Energía Atómica (Coboen) inició las investigaciones sobre la explotación del mineral de uranio en el cerro Cotaje. Se montó una planta de lixiviación para tratamiento de aquél mineral, de manera que en 1974 se logró producir 2 Kg de concentrado de uranio denominado ‘yellowcake’ (torta amarilla) con una pureza del 60 % en un periodo de seis meses, el mismo que fue entregado al presidente de la República de ese entonces, Hugo Banzer Suárez. De esta manera, Bolivia se constituía en el segundo país productor de este mineral, después de Argentina. Posteriormente se proyectó la inversión de $us 308.600 para la puesta en marcha de la industrialización del mineral de uranio en una primera fase, proveyéndose una producción anual de 4.000 Kg de yellowcake.
* En Santa Cruz. Según Eduardo Elder, ingeniero nuclear, existe abundancia de torio y uranio en Manomó, zona minera situada al norte del parque nacional Noel Kempff Mercado. Explica también que la zona es rica en fosfato, que puede ser explotado para la producción de fertilizante mucho más efectivo que la úrea.