Mucha agua corrió bajo el puente que es lo mismo que señalar que mucho se habló sobre la minería y aún se comenta sobre este delicado problema, pero no se toman las cosas en serio, tan irresponsables parecen las acciones que se divulgan que se diluyen en el camino, se evaporan y finalmente sólo queda el ruido y no hay nada rescatable objetivamente.
Cambios en la cabeza de la institución minera no han solucionado ninguno de los problemas que confronta la minería y el último que se ha producido no hace muchos días atrás, todavía está fuera de evaluación real, aunque con el mantenimiento de la misma estructura es poco menos que imposible pensar en un repunte técnico financiero de la minería boliviana.
Lo que se ha esperado es bastante, tres años para elaborar una ley parece demasiado, tomando en cuenta que se trata de un urgente compendio de disposiciones para regular uno mejor, pues se trata del segundo sistema productivo más importante del país, la minería después de hidrocarburos y en especial del gas
En ausencia de ese conjunto de medidas actualizadas y adecuadas de manera conveniente a las necesidades de la minería actual, se han improvisando algunos planes de contingencia pero que en ningún caso son soluciones concretas al de-
sarrollo de la minería en su globalidad.
El proyecto de la Ley Minera está listo, fue el anuncio del ministro de Minería y Metalurgia, Mario Virreira, al destacar que la norma fue consensuada con los distintos sectores, añadiendo que todo dependía de una última revisión para su entrega a la Asamblea Legislativa, donde se espera un trabajo más dinámico dadas las condiciones de aprobación previa en la etapa de "debate y socialización" de un borrador que debe tener muchas enmiendas, luego del tiempo transcurrido en su análisis y consideración de objetivos.
La minería desarrolla sus actividades en tres sectores importantes como el privado, que maneja la minería mediana y otro grupo de empresarios opera en la minería chica, luego se ubica la minería estatal que en el país es la que tiene el mayor número de trabajadores y la que puede confrontar problemas muy serios si bajan sustancialmente los precios de la minería; está luego el contingente de los cooperativistas mineros, con mucha gente, con muy poca inversión, con escasa tributación, pero con mayores incentivos en relación a los anteriores sistemas.
Hay una ausencia de normas, la carencia de una ley reguladora pone en riesgo la actividad minera en su conjunto, precisamente en una etapa muy compleja como la que estamos viviendo en la actualidad con una caída en el precio de los minerales, con disminución en volúmenes de producción y lo más grave sin políticas previsoras que hubieran permitido cuidar recursos para enfrentar los periodos cíclicos de la minería con variantes negativas.
La situación actual es realmente preocupante, más todavía si no se vislumbran proyectos específicos, viables, efectivos, respaldados convenientemente en todos los sectores, no sólo en los grupos estatales y de cooperativistas, pues la minería es un conjunto de proyectos impulsados en cada caso de acuerdo a las opciones más propicias para el desarrollo de los proyectos que se presenten, de manera especial los que surjan en la Comibol.
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