Hay muchas dudas sobre el avance del proyecto del Mutún desde que se presentaron fallas en la entrega de tierras comprometidas para que la Jindal pueda desarrollar sus actividades sin problemas.
Una denuncia sobre un supuesto negociado en la compra y venta de predios con sobreprecio puso fuera de la empresa a su director Guillermo Dalence, quién todavía se encuentra bajo vigilancia de la fiscalía en tanto se aclaren las denuncias sobre los predios comercializados y que ya se habrían entregado a la Jindal.
Lo cierto es que la semana que transcurre sirvió para algunas reuniones entre personeros del gobierno y ejecutivos de las filiales de la Jindal en Bolivia para verificar algunas anomalías que están alterando un cronograma inicialmente aprobado aunque no definitivamente aplicado.
La preocupación del Ministro José Pimentel se relaciona con la alteración que existiría en el cumplimiento del contrato que por causas no justificadas podría eliminar la parte importante de que la Jindal llegue a la fase de industrialización del hierro llegando a la producción siderúrgica del acero.
Las cosas realmente no están bien y las soluciones deberán ser consensuadas en los más altos niveles del gobierno y de la empresa india Jindal. Hay quienes opinan que “flexibilizar” el contrato de riesgo compartido con la Jindal, solo serviría para retrasar mucho más el avance del proyecto.
Se espera que, tanto las autoridades del Gobierno a través del ministerio de minería como los altos ejecutivos de la Jindal Steel & Power coincidan en la necesidad de eliminar trabas y enderezar el rumbo de las actividades ceñidas estrictamente al contrato vigente.
Mientras tanto la poderosa empresa hindú no cambió su intención de reducir menos acero en el Mutún, bajando el índice de 1,73 a sólo 1,04 millones de toneladas por año, argumentando que la carencia de la tecnología actual no permite alternativa para el suficiente uso de gas para el funcionamiento de un moderno horno de arco eléctrico.
Una denuncia sobre un supuesto negociado en la compra y venta de predios con sobreprecio puso fuera de la empresa a su director Guillermo Dalence, quién todavía se encuentra bajo vigilancia de la fiscalía en tanto se aclaren las denuncias sobre los predios comercializados y que ya se habrían entregado a la Jindal.
Lo cierto es que la semana que transcurre sirvió para algunas reuniones entre personeros del gobierno y ejecutivos de las filiales de la Jindal en Bolivia para verificar algunas anomalías que están alterando un cronograma inicialmente aprobado aunque no definitivamente aplicado.
La preocupación del Ministro José Pimentel se relaciona con la alteración que existiría en el cumplimiento del contrato que por causas no justificadas podría eliminar la parte importante de que la Jindal llegue a la fase de industrialización del hierro llegando a la producción siderúrgica del acero.
Las cosas realmente no están bien y las soluciones deberán ser consensuadas en los más altos niveles del gobierno y de la empresa india Jindal. Hay quienes opinan que “flexibilizar” el contrato de riesgo compartido con la Jindal, solo serviría para retrasar mucho más el avance del proyecto.
Se espera que, tanto las autoridades del Gobierno a través del ministerio de minería como los altos ejecutivos de la Jindal Steel & Power coincidan en la necesidad de eliminar trabas y enderezar el rumbo de las actividades ceñidas estrictamente al contrato vigente.
Mientras tanto la poderosa empresa hindú no cambió su intención de reducir menos acero en el Mutún, bajando el índice de 1,73 a sólo 1,04 millones de toneladas por año, argumentando que la carencia de la tecnología actual no permite alternativa para el suficiente uso de gas para el funcionamiento de un moderno horno de arco eléctrico.
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