En Perspectiva Minera hemos recibido este y otros “documentos de análisis” elaborados por profesionales agrupados en la Federación de Rentistas, Profesionales de la Minería Nacional (Ferenpromin).
Agradecemos al Ing.Enrique Pozo por su dilecta atención y por su intermedio a los responsables de las investigaciones que realiza su institución.
Este artículo por su extensión y por su interés, será dividido en más de dos ediciones.
INTRODUCCIÓN
El yacimiento del Cerro Rico de Potosí fue célebre por ser la montaña argentífera más rica del mundo, de donde proviene su nominativo Conocido desde tiempos del incario como una “huaca”, lugar sagrado, oratorio dedicado a un dios andino, con diferentes nombres: Potocci (el que estalla), Sumac Orko (el cerro más bello, el jefe), Huayna Potosí (joven, brioso).
El descubrimiento se produjo en enero de 1545 por el aborigen Diego Huallpa que comunicó la noticia a su patrón Don Juan de Villarroel, minero de Potosí disponiendo la explotación de la riqueza argentífera descubierta.
Como la noticia fue conocida en todo el Perú y el mundo, empezó a llegar gente de todas partes para esta explotación.
Tan importante acontecimiento fue determinante para la conformación de nuestro país, según se manifiesta en el texto “Historia de la República de Bolivia”(Ed. Gisbert y Cia. S.A., 2008)que a la letra indica:“En medio de las guerras civiles, ocurrió uno de los acontecimientos más importantes de la historia de Charcas, el descubrimiento de uno de los yacimientos de plata más grandes del mundo en el Cerro de Potosí.
Es a partir de este hecho que cambia la historia de imperio español, el Virreinato del Perú y de la Audiencia de Charcas.
No es aventurado afirmar que la riqueza del cerro explica la creación de la audiencia y es la base de lo que luego sería la República de Bolivia.
Por ello no es gratuito que el Cerro de Potosí esté en el centro del Escudo Nacional.
El cerro no tiene la importancia solo por las riquezas descubiertas en el tiempo de los españoles, sino que simboliza de un modo integral la historia del país”.
El título de Ciudad Imperial le fue concedido en 1553 con motivo de que Carlos V, Rey de España, tuvo el título de Emperador de Alemania (I544/5) cuando las riquezas de todas las minas del cerro atrajo a un número considerable de mineros de todos los reinos de España y sus dependencias.
LA EXPLOTACIÓN EN LOS TIEMPOS DE LA COLONIA.
La explotación de este fabuloso yacimiento por parte de los españoles en la época colonial solventó la economía del reino español así como de otras monarquías europeas de aquél tiempo.
Es así que la plata extraída por los españoles llegó a 30.000 toneladas finas, colocándose en el primer lugar entre los yacimientos argentíferos del mundo.
Entre los años 1545 y 1600, la plata extraída significó más o menos el 60% de la producción mundial.
En el texto “Crónicas Potosinas” de Modesto Omiste se menciona que “entre las minas que más ha contribuido a la nombradía extraordinaria de las posesiones españolas en América adquirieron por su riqueza, las de Potosí ocupan el primer lugar por haber producido más plata que todas las demás del continente”.
Por todo ello la fama de Potosí llegó a ser proverbial en aquél tiempo con el adagio “Rico como un Potosí”.
En aquellos tiempos no se tenían conocimientos sobre la variedad de sistemas de explotación de minas, como tampoco se disponía de la maquinaria apropiada para la perforación y quebradura de rocas, menos aún de bombas con las que se pueda desahogar los parajes con presencia de agua subterránea; las labores de explotación se realizaron con métodos de la época y utilizando mano de obra gratuita de “los mitayos”.
Se dice que se trabajaban febrilmente 5.000 minas a la vez, por lo tanto se puede colegir cuán grande sería la actividad del laboreo minero en el Cerro Rico.
Sobre el mismo tema, un informe del industrial minero Don Isidro Aramayo dice: “Sin ningún arte, ningún conocimiento en el laboreo de minas, sin tratar de asegurar su trabajo para el porvenir, los españoles no pensaron sino en sacar la mayor cantidad posible de metal de las vetas.
De suerte que la mayor parte trabajaron a tajo abierto y después de profundizar un poco, se vieron en la impotencia de poder continuar con sus labores.
Más después comenzaban a perforar el cerro en todas direcciones, pero sin considerar las reglas del arte, practicaron piques parecidos a ratoneras donde un hombre tenía que agacharse completamente y muy pronto se vieron rechazados, ya sea por el agua, ya sea por falta de aire y en fin por las aizas.
Causa admiración que los españoles hubieran podido perforar hasta los 1.326 pies en la parte superior del cerro.
En cuanto a unos pocos socavones trabajados en debida forma, ya sabemos que fueron interrumpidos por la guerra de la independencia y que los españoles no pudieron ver el resultado de sus esfuerzos” (marzo de1871).
FERENPROMIN.-
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