Incluimos la última parte del trabajo de análisis elaborado por socios de la Federación de Rentistas Profesionales de la Minería Nacional (Ferenpromin).
Que tiene relación con la explotación de minerales en el emblemático Cerro Rico de la Villa Imperial de Potosí.
LA EXPLOTACIÓN EN LA ÉPOCA REPUBLICANA.
Si bien la minería de la plata tuvo su auge en los primeros siglos del coloniaje, los graves problemas que se presentaron en la explotación del Cerro Rico, referidos a la inundación de los socavones, inaccesibilidad a los mismos por falta de aire fresco, agotamiento de algunas vetas que no llegaron a ser cortadas oportunamente por el gran recorte “Real Socavón” (financiado por la corona española) así como la no implementación de métodos modernos de explotación, motivaron el grave decaimiento de la producción de plata, llegó a su etapa más crítica en 1912 y posteriores en que paralelamente bajaba la cotización (1921)
A partir de aquellos años, la minería boliviana entró a la era del estaño con la explotación de otro famoso yacimiento como lo fue Llallagua juntamente con Huanuni, Antequera, Japo, Bolívar, Chorolque, Colquiri, hasta 1952 en que la llamada “Gran Minería” conformada por los “Barones del Estaño” fue nacionalizada, creándose la Corporación Minera de Bolivia. Esta gran empresa, que tuvo sus luces y sombras, no pudo soportar la caída de la cotización de los metales en 1985, teniendo que cerrar sus operaciones productivas en varios centros mineros que pasaron a ser explotados por los trabajadores agremiados en cooperativas, entre ellos el Cerro Rico de Potosí.
LA EXPLOTACIÓN EN LA ACTUALIDAD
El Cerro Rico de Potosí continúa siendo explotado en la actualidad, beneficiando a unos 15.000 mineros de 37 cooperativas que extraen diariamente de 2.000 a 3.000 toneladas de mineral que son beneficiados en ingenios propios y de terceros. El tipo de explotación es rudimentario y depredador por la contaminación que ocasiona tanto los desmontes gruesos como las arenas que contienen residuos de los reactivos utilizados. Los cooperativistas trabajan por debajo de la cota 4.000 y la empresa Manquiri dependiente de la norteamericana Coeur D’Alene Mines, que tiene un contrato con Comibol para explotar, beneficiar y obtener plata metálica, realiza labores en superficie (desmontes) debajo de la cota 4.000.
El socavamiento de parajes en sólido, realizado diariamente por miles de trabajadores, conlleva el debilitamiento e inestabilidad del subsuelo que a través de los años indefectiblemente ocasionarán grandes derrumbes y consiguiente desconfiguración de la cúspide cónica del cerro. Las labores dispersas de los cooperativistas dificultan el control que pudiera ejercitarse sobre ellos. Frente a esta situación, el Ministerio de Minería a través del Viceministro Gerardo Coro hizo conocer que se han detectado 138 hundimientos según un “estudio” que se está realizando en interior mina, habiéndose establecido un “alto riesgo” de derrumbe porque hay inmensos vacíos dentro del cerro que “con la humedad y el tiempo comienzan a desplomarse”. Manifestó además, según la prensa, que los trabajos de evaluación de los riesgos en que se encuentra el Cerro Rico se dificultan por su estructura que “es un hormiguero total” con más de 600 bocaminas, pero que cuando termine el estudio se tendrá información sobre hasta qué punto pueden resistir los puentes que mantienen la estructura del cerro.
LA SITUACIÓN ACTUAL Y LAS POSIBILIDADES FUTURAS.
La magnitud de los trabajos efectuados durante la Colonia y los actuales de los cooperativistas han puesto en alerta tanto al Comité Cívico de Potosí como a los protectores del patrimonio que significa el cerro, para pedir a las autoridades del Gobierno que dispongan la suspensión de labores de perforación y extracción por encima de la cota 4.000, argumentando que el Cerro Rico es un monumento nacional, es centro turístico de interés internacional y ha sido declarado “Mensajero de la Paz Mundial” por la Unesco y que la significación histórica y económica del cerro también ha valido estar en el Escudo de Armas de Nacional. Finalmente la ciudad fue nombrada en 1986 “Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Al respecto, el Director de Minería, Freddy Beltrán, desmintió las declaraciones del dirigente cívico en sentido de que el Gobierno no realizó ninguna acción para preservar este patrimonio histórico, manifestando que “se lanzó una licitación para hincar estudios geofísicos en el cerro, el mismo que tendrá un costo de alrededor de 350.000 dólares”, que el mismo determinará si puede o no continuar la explotación más arriba de la cota 4.000.
Los directivos del Comité Cívico piden que el poder ejecutivo haga paralizar las operaciones de la Empresa Manquiri que estaría extrayendo cargas y deformando la forma cónica del cerro.
La gran riqueza mineral del Cerro Rico no está agotada ni mucho menos, ya que precisamente en la parte sólida de la cúspide (zona de oxidación) Comibol, con el auspicio del Programa de Inversiones y Proyectos de Naciones Unidas, ha realizado un estudio completo para la estimación de recursos y reservas, cuyo informe hace conocer los resultados con el siguiente texto: “La roca en la zona de oxidación contiene material mineralizado cuya ley varía desde valores muy bajos (1 gr/ton Ag y 0,01% Sn) hasta valores bastante altos (3.200 gr/ton Ag 6,25 % Sn). Este material es definido como recurso. La estimación de este recurso reveló una disponibilidad de 828,31 millones de toneladas con 94 gr/ton Ag y 0,15% Sn”.
De lo anterior se puede inferir que las labores de explotación en el Cerro Rico van a continuar por muchos años más, ya que éstas son importantes para el movimiento económico de la ciudad de Potosí, además el cooperativismo se ha empoderado de todos los recursos mineralógicos residuales de Comibol y ahora más que nunca tiene un poder político innegable.
Pese a su intensa explotación desde su descubrimiento en el año 1544 hasta la actualidad, el Cerro Rico continúa siendo un potencial mineralógico muy importante para la economía de nuestro país, aún cuando hasta la fecha no se tiene cuantificado el yacimiento minero en su totalidad. En consecuencia y de cualquier manera este cerro va a seguir siendo explotado por los réditos económicos que se obtienen. La opinión de los expertos es que el Cerro tiene todavía una vida minera activa de otros 500 años más.
De todo lo analizado, también se puede inferir que de la forma irracional de explotación del Cerro que se realiza en la actualidad, la posibilidad del desmoronamiento de la parte cónica del cerro, superior a la cota 4.000, es inminente.
Por otra parte se debe añadir que el portentoso “Cerro Rico de Potosí” forma parte del Emblema Patrio Mayor, el Escudo Nacional de Armas de la Nación y la Bandera Tricolor y mediante Ley Nº 1177 del 9 de noviembre de 1990 se declara al cerro como “Monumento Nacional, a partir de la cumbre en su configuración actual hasta la base, comprendiendo el Cerro Menor Huayna Potosí, la Capilla del Minero, los antiguos socavones, el socavón Del Rey y todos los signos que dejó la minería y el pueblo potosino, especialmente la cima que visitó el Libertador Bolívar”. Por lo que, por todos estos nombramientos el Cerro Rico se constituye en un Símbolo Nacional y que debe conservarse en su morfología exterior.
En este sentido, consideramos que los actuales trabajos de explotación del cerro deben ser realizadas racionalmente, con un control eficiente y cumpliendo las disposiciones legales de regulación respectivas, por el alto riesgo que conlleva esta labor. Y lo más importante es que se debe impedir que la historia se repita con la explotación del cerro en beneficio ajeno, de manera que las utilidades que se obtengan deban beneficiar directamente al departamento de Potosí y sus habitantes y que pueda servir para la creación principalmente de fuentes de trabajo de esta deprimida región.
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