Los acontecimientos sucedidos con una secuencia inusual por su proximidad unos con otros, sus derivaciones y las consecuencias de tales actos han dejado marcada una herida que la sintió de manera directa la estatal minera, Comibol, precisamente cuando comienza lo que sus ejecutivos denominan como el arranque de una nueva etapa en la minería estatal.
Lo casos que se dieron, si bien causaron malestar en los niveles superiores, indudablemente obligaron a serias meditaciones sobre el presente y el futuro de nuestra minería, sin dejar de lado por supuesto las experiencias que en un pasado histórico y otro contemporáneo han dejado en la gastada maquinaria de la otrora poderosa Comibol, una serie de daños que deben ser atendidos para recobrar el tiempo perdido y asumir la responsabilidad de establecer las mejores condiciones para encarar ese proyecto de hace muchos años, que se lo menciona con mucho entusiasmo pero que no tiene aún la efectividad que todos los bolivianos quisiéramos para el importante sector productivo minero del país: su reactivación real.
Los problemas
El principal ejecutivo de la Comibol, Héctor Córdova, en una declaración a nuestro matutino, reconoce que "la tecnología y la incipiente capacitación de los recursos humanos son las principales debilidades de la minería en Bolivia desde hace 25 años" añadiendo que esos dos factores deben importarse para hacer posible el avance de este importante sector productivo.
Se trata de un punto de vista muy particular, pues en lo que corresponde a la tecnología, evidentemente hay que "comprar" lo que representa equipos y con ellos hay que exigir la transferencia de experiencia en el manejo y cuidado de tal maquinaria. Pero ese es un caso que se repite también en países vecinos que igualmente acuden a la experiencia externa,
En el caso del material humano posiblemente no se toma en cuenta un factor importantísimo y es que profesionales en minería y metalurgia si bien son pocos, son producto de nuestra centenaria Facultad Nacional de Ingeniería y sus carreras especializadas como la de minas que pasó de los cien años y preparó destacados profesionales, que lamentablemente tuvieron que migrar a otros centros de trabajo donde capacidad, esfuerzo y responsabilidad son atributos muy ponderados, especialmente en países vecinos y en el otro lado del mundo como Australia, en Europa y EE.UU. Lo que falta en el país son oportunidades para nuestros profesionales en minería y metalurgia, pero en condiciones de dignidad y seguridad.
MALLKU KHOTA
Hacíamos mención de los problemas y las secuelas que todavía persisten, pues en el caso de Mallku Khota la acción de secuestro justamente de los profesionales, la falta de garantías y seguridad sigue siendo el punto de mayor preocupación en las autoridades que buscan "sanear" el conflicto sin que los ánimos de comunarios alevosos se conviertan en un peligro para la vida de cinco rehenes. Se dispuso un mayor control policial en la mina potosina.
EL MUTÚN
El Mutún sigue ocupando la atención general, pero de manera especial de los pobladores de la zona oriental en la que están cifradas muchas esperanzas dadas las promesas de crear muchas fuentes de empleo, inclusive para mineros del occidente, estos últimos desesperados de viajar para tomar sus puestos de acción en un proyecto que avanzó a tropezones, por un claro incumplimiento de partes al contrato vigente. Hay una alternativa todavía esperanzadora, si en la presente semana Jindal que reiteró su decisión de retirarse del proyecto recibe una contrapropuesta oficial y viable del Gobierno a través la estatal ESM, si no se da esa coyuntura en el nivel oficial el contrato sería rescindido. Hay una posición cívica en Puerto Suárez, conminando al Gobierno y a la Jindal consensuar un acuerdo para la continuidad del proyecto. La provisión de gas que exige la Jindal es determinante. La paradoja es que YPFB cumple con la venta de gas a Brasil, país que es el mayor productor de acero en la región.
COLQUIRI Y LA GLENCORE
En el caso de la mina de Colquiri hasta el anterior mes administrada por la empresa Sinchi Wayra, subsidiaria de la Glencore, ahora bajo administración del Estado a través de la Comibol, está readecuando su plan de operaciones empezando por acomodar más de 500 nuevos trabajadores y restableciendo las operaciones después del prolongado paro de labores. Esa readecuación dicen que obligó a la Comibol a un desembolso de 100 mil dólares. El asunto no queda en ese proceso, pues los ejecutivos de la suiza Glencore anunciaron de manera oficial el inicio de una demanda legal para recuperar su inversión en el contrato de riesgo compartido con la estatal minera boliviana.
BAJAN LOS PRECIOS
Y como se dice, sobre mojado llovido y cuando surge el entusiasmo para hacer bien las cosas, llegan algunas malas nuevas como la caída en el precio de algunos minerales considerados como los de mayor extracción en el país, el caso del estaño, la plata y el zinc que están al borde de la franja roja, especialmente el "metal del diablo" con un registro reciente de algo más de 8,50 la libra fina (LF) que resulta sumamente crítico en el caso de Huanuni y otras minas incluyendo ahora Colquiri en las que los costos de producción pueden sostenerse por encima de ese valor, no menos. En tanto en el caso de la minería cooperativizada el precio sostenible puede inclusive bordear los 7,00 dólares por LF, y todavía tener un bajísimo rendimiento utilitario.
Lo del zinc, la plata y el plomo aumenta el malestar, que sin embargo parece no preocupar mucho a la jerarquía del Ministerio de Minería y de la Comibol, donde una vez más se utiliza el argumento de "periodo pasajero" que no influirá en los planes de producción y exportación, aún reconociendo oficialmente que ese bajón significará más del 15 por ciento de pérdida en utilidades.
Hay otros problemas, por cierto menores pero no menos fastidiosos y que deben ser parte del plan global que se proponen en Comibol para reactivar –por fin– seriamente la industria productiva minera, en todos sus sectores tanto privados, como estatales añadiendo a esa inusitada voluntad, la aprobación de la nueva ley minera, que fije definitivamente las reglas de juego de una minería agresiva, competitiva, pero sobre todo segura y garantizada.
Agencia Uru
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