La historia de la industrialización de la minería en Bolivia está signada por fracasos y buenas intenciones, además de manejos que todavía no están aclarados, afirmó el economista e investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), Carlos Arze en un reciente estudio, que atribuye este desenlace a problemas relacionados a la improvisación, la ineficiencia técnica de los operadores públicos, las condiciones técnicas y de mercado, y el manejo político.
El trabajo partió de la reflexión de que la industrialización minera fue inscrita como uno de los objetivos primordiales en la política del actual Gobierno y en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) de 2006, que señala que a partir de una evaluación histórica de la minería en la historia del país y de los esfuerzos que se hicieron por pasar de ser un país productor y exportador de materias primas, a un país capaz de industrializar estos recursos naturales, se debe realizar un diagnóstico sobre la recuperación del papel central del Estado y la situación de los diferentes proyectos.
A partir de la información estadística oficial dijo el investigador es que se ofrece un diagnóstico sobre la política minera de industrialización. "Somos productores de muy poca industria basada en recursos abundantes en la región y somos básicamente importadores, ésta es la situación de la industrialización la que llegamos a partir de la minería que es la metalurgia y no así a la industria manufacturera, como se denomina a aquella que produce equipos, maquinaria, productos con mayor transformación y valor agregado", señaló.
Entre los minerales con mayor grado de transformación en la metalurgia dijo que se encuentran el bismuto con el 87% para el último quinquenio, seguido del estaño con el 74%; es decir, tres cuartas partes se funden en el país; el antimonio, con el 64%; el oro con el 37%; y el cobre 19%; la plata 14%, mientras el plomo, zinc, hierro y wólfram no presentan ninguna transformación porque se los exporta como concentrados.
"Llaman la atención el plomo y el zinc porque hubo un cambio en la minería boliviana hace un par de décadas que es el abandono por la situación del mercado internacional de la producción de minerales tradicionales como el estaño, wólfram y hemos pasado a una etapa que se produce más concentrados de plomo, plata y zinc, este último aparece como el mineral con mayor desarrollo en su producción en los últimos años, dijo.
Entre las principales conclusiones del estudio es que la industrialización no fue el norte de las acciones gubernamentales y fue relegada por el objetivo primordial de incrementar la recaudación fiscal mediante la acelerada monetización de las reservas minerales y la exportación de la materia prima.
Según Arze Vargas, el relajamiento fiscal con el objetivo de acelerar el logro de resultados políticamente necesarios derivó en ineficiencia y en riesgo de corrupción. "La gestión de la industrialización por parte del Ministerio de Minería y Metalurgia y la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) tropezó con innumerables problemas derivados de la improvisación, la ineficiencia técnica de los operadores públicos, las condiciones técnicas y de mercado y el manejo político", dijo.
Proyectos de
industrialización
A la pregunta de cómo fue encarada la industrialización de la minería, el investigador dijo que existe una serie de documentos que fueron producidos tanto por el Ministerio de Minería como por la Comibol y otras entidades públicas, donde se inscribieron los diferentes proyectos de industrialización, que muestran incoherencia en la información oficial, así como la aparición y desaparición de documentos.
"En realidad, no hubo un plan de desarrollo minero que se haya producido, no hay una línea clara de acción del Gobierno en la industrialización minera", dijo.
Entre los proyectos de industrialización más importantes señaló que se encuentran la Planta de Fundición de Bismuto de Telamayu a partir de la recuperación de una vieja fundición que está en funcionamiento desde 2008, y que se tenía previsto rehabilitar en 2011 porque fue paralizada desde 2009 por problemas técnicos.
"La incoherencia en el caso Temalamayu es que al inicio de las operaciones se estimó una producción de 360 Toneladas al año (Tn/año); se arrancó con una inversión de 1 millón de dólares.
Posteriormente Comibol informa que la producción iba a ser de 660 Tn/año, y aparece una proyección duplicada sin mayor explicación. En el 2010, la inversión pasa a 8.5 millones de dólares, pero la producción al 2012, apenas alcanza a 3 Tn/mes; es decir, la décima parte de lo estimado inicialmente", explicó el investigador.
La baja producción respondió a varios problemas relacionados a la provisión de bismuto (materias primas) a cargo de las cooperativas que se hicieron cargo de las minas del sur, a la falta de provisión de combustible, a la insuficiente de personal técnico, a la falta de energía (hasta 2011), entre otros. Comibol tuvo que vender a través de una convocatoria en abril de 2013, 60 Tn de bismuto de calidad industrial y 40 Tn de calidad farmacéutica.
La Planta Hidrometalúrgica de Corocoro según el estudio, inició operaciones en octubre de 2009 con proyecciones para procesar 600 Toneladas Métricas Finas por día (TMF/día) y una producción de 3.500 Tn/año de Cobre metálico (Cu) de 99.999 por ciento (%) de pureza. Los problemas técnicos y económicos derivaron en una participación irrelevante dentro de la producción metalúrgica nacional.
Corocoro tuvo una inversión para todo el proyecto minero metalúrgico de la sociedad de COMIBOL-Kores de 200 millones de dólares. En 2011 produjo 1.010 Tn y en 2012, sólo 8,3 Tn, apenas el 0.24% de lo previsto.
En el caso del Horno Ausmelt de la Empresa Metalúrgica Vinto, dijo que la incorporación de una nueva tecnología permitiría rescatar mejor calidad del estaño y aumentar el volumen de producción de la fundición, la cual debería estar en funcionamiento en 2012, pero hasta la fecha no opera. Se invirtió 30 millones de dólares.
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