Cada 21 de diciembre desde que se perpetró la dolorosa y violenta masacre en el Campo de María Barzola, en la zona de Catavi en el año 1942, se recuerda esa fecha, entonces fue cuando en represalia a los reclamos de los mineros y sus movilizaciones el gobierno encabezado por el Presidente Enrique Peñaranda dispuso que las fuerzas militares y policiales se desplacen hacia ese importante centro minero con el objeto específico de "neutralizar" los movimientos sindicales de los mineros.
Se recuerda que el Sindicato Minero planteó a la empresa Patiño Mines un pliego petitorio de dos puntos, el primero demandando un incremento salarial y el segundo el mantenimiento de precios de artículos en las pulperías mineras. La respuesta empresarial fue concreta, se rechazó el pliego petitorio se pidió al Gobierno la declaratoria de un "estado de sitio" para controlar a los mineros que realizaban una huelga y anunciaron movilizaciones si no eran atendidos, era un 14 de diciembre cuando comenzó el movimiento laboral minero.
Y era una mañana de lunes en Catavi, 21 de diciembre, cuando aparecieron las fuerzas militares y disparando ráfagas, primero al aire, pretendieron frenar una marcha que encabezaban esposas y los hijos de los mineros, como la reacción de los trabajadores se radicalizó se ordenó la represión que causó entre los manifestantes innumerables bajas. Entre esa multitud de gente, unos que caían con las balas militares y otros que avanzaban, estaba María Barzola en la primera fila de la manifestación, cayó en un baño de sangre sosteniendo la bandera nacional. Fue realmente una masacre sin piedad, el Ejército comenzó su operativo a las 10 de la mañana y aún en la tarde continuó disparando contra los mineros, muchos se refugiaron en la serranía del sector, donde también se encontraron muertos y decenas de heridos.
Así sucedió un hecho que marcó para siempre la posición represora de los militares en contra de los trabajadores mineros. Fue la primera en la historia de la minería nacional. Hubo otras posteriormente, pero en el caso de la referencia histórica corresponde a la instauración del Día del Trabajador Minero Boliviano, que ofrendó su vida en las pampas de Catavi, y que en homenaje a una valerosa mujer palliri, tomó su nombre y se conoce como el Campo de María Barzola.
Hoy en día la minería afronta una serie de adversas circunstancias, por la falta de condiciones apropiadas para encarar su verdadera reactivación. Faltan normas apropiadas y decisiones técnicas para afirmar su reestructuración. Esta es una buena ocasión para rendir homenaje a los verdaderos mineros bolivianos, los que brindan su esfuerzo para consolidar el desarrollo nacional.
La respuesta al sacrificio y la expectativa de los mineros debe traducirse en la aprobación de normas que determinen un avance del sector, empezando por las tareas urgentes de prospección, exploración y explotación de nuestros recursos minerales. Un sincero saludo especial a los sacrificados mineros bolivianos.
El Editor
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