Nota de redacción: Si bien el objetivo de nuestra publicación es dirigir la mirada y la atención en la Perspectiva Minera, no es menos interesante hacer también una Retrospectiva de lo que aconteció en los años recientemente pasados y que incluimos en la presente edición con un material obtenido por Industry Minerals y publicado por La Razón. Se mantiene la identidad de las autoridades de entonces, sus gestiones de orden oficial y las preocupaciones por eliminar un problema que, lamentablemente, persiste a la fecha. De ahí que sin entrar en apreciaciones de ningún tipo, sólo dejamos en criterio de nuestros lectores el análisis sobre el curso de las metas propuestas, su cumplimiento o simplemente la continuación de tantos problemas que afectan a la minería. El Editor.
Bolivia pierde aproximadamente mil millones de dólares al año por la exportación de minerales no registrados oficialmente. Según el ministro de Minería y Metalurgia, Luis Alberto Echazú, en 2006 el valor de las ventas fue de 1.072 millones de dólares, pero los "reportes internacionales" dan cuenta de que las exportaciones bolivianas superaron los 2.000 millones de dólares. Para evitar esta evasión, el Gobierno ajustará el Código de Minería y pondrá en marcha el Servicio Nacional de Registro de la Comercialización Minera (Senarecom).
"Las salidas ilícitas provocan pérdidas para el país de unos 70 millones de dólares anuales", dijo el Ministro, y reveló que la diferencia del 50 por ciento entre lo que Bolivia registra como envío y lo que efectivamente llega a los compradores se debe a que "no existe un control riguroso" de las exportaciones. El director general de Minería, Freddy Beltrán, explicó que el problema de fondo es que existen fallas en el control de la ley (pureza) del mineral exportable.
La Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb) señala que para sacar la producción, el empresario sólo requiere de una declaración jurada sobre la cantidad y la calidad de los concentrados (mineral en bruto). Este trabajo se lo hace a través de empresas privadas y no existe un laboratorio oficial o una compañía que verifique esa información.
La Caneb es la entidad que se hace cargo de todos los trámites de exportación; el Estado sólo recibe los reportes diarios sobre la cantidad de productos que sale del país. Las estadísticas de las ventas se sustentan en esos datos, pero contrariamente en los países existe otra escala, según las investigaciones realizadas por el Ministerio de Minería.
Los mercados más importantes para los minerales bolivianos son Japón, Estados Unidos, Argentina, Bélgica, Corea del Sur, Reino Unido y países asiáticos como China. A esas naciones, según la base de datos del Instituto Nacional de Estadística, se enviaron 600 millones de dólares hasta noviembre de este año.
La mayor parte de los productos metálicos que exporta Bolivia no tiene valor agregado y sale en forma de concentrado (en bruto, con arena y roca) con una ley intermedia o 50 a 60 por ciento de pureza. Sin embargo, el Director General de Minería indicó que "nadie sabe cuánto (mineral) realmente está saliendo porque no existen laboratorios que certifiquen la calidad del concentrado, aunque eso debería hacer la Aduana".
Beltrán precisó que donde pierde más el Estado es en la calidad del mineral, porque para establecer si la pureza que se declara es la correcta se debe recurrir a un laboratorio donde se analicen las muestras extraídas de la carga exportable.
El funcionario añadió que "en la declaración de calidad existe mayor evasión impositiva porque el exportador solamente paga por la cantidad jurada cuando en realidad esa carga tiene más minerales de lo estimado".
Además, comentó que en la carga preparada (mineral bruto para exportar) existen otro tipo de moléculas, como el indio, y de alto valor, como el oro, y complejos que no son declarados al momento de la salida. "En el exterior tienen la tecnología necesaria para recuperar el oro, el indio y otros minerales raros y no pagan nada (es decir que por la exportación de estos otros minerales Bolivia no recibe ingresos)".
El viceministro del sector, Pedro Mariobo, explicó que las normas internacionales obligan a los empresarios que operan en el país a declarar sus exportaciones, pero aseguró que "mienten. Declaran el mineral de menos valor, cuando sale otro, o bien declaran plomo, pero hay indio, titanio, que van como basura, pero separados en el exterior, eso tiene más valor que lo que declaran".
Puso como ejemplo la exportación de indio. Según las estadísticas nacionales, el país no vende ese mineral, pero en los reportes internacionales "aparecemos como principal exportador de indio y la libra de indio cuesta 370 dólares. El indio salía gratis para los empresarios".
Estos desajustes, según la autoridad, serán corregidos a través de la ley que sustituirá al Código de Minería y mediante el Senarecom. "Tiene que ser información pública y transparente. El exportador minero no sólo va a declarar el mineral que saldrá en mayor cantidad, sino de todos los componentes que estarán allí. Esperamos tener un laboratorio de calidad internacional que pueda certificar eso a través del Senarecom".
Bolivia exporta principalmente concentrados, casi 220 mil de las 480 mil toneladas de minerales salen como materia prima y son refinadas en el extranjero. El valor de estos productos es menor a la de los lingotes. Una parte de los no metálicos, como la ulexita, ácido bórico, trióxico arsénico, baritina, piedra pizarra, azufre, amatista, tantalita, pirita, cuarzo y sal, sale sin ningún valor agregado, según el reporte estadístico del Ministerio de Minería y Metalurgia.
El ministro Echazú sospecha que la evasión, que genera millonarias pérdidas económicas, comienza en las principales minas del país, como Huanuni, donde existen aproximadamente 12 rescatiris (acopiadores) que compran mineral a los jucus (ladrones). La carga en bruto es entregada a las empresas comercializadoras. "El producto pasa por tres o cuatro manos", complementa el viceministro Mariobo.
Las cooperativas mineras también entregan sus concentrados a estas empresas acopiadoras que funcionan en Oruro, Llallagua y Potosí en un número aún no precisado, porque para operar no precisan de una licencia, sino sólo una autorización de la Alcaldía. Nadie controla el trabajo ni el movimiento del mineral.
El presidente de la Federación Nacional de Cooperativas Mineras (Fencomin), Andrés Villca, sostuvo que los afiliados a la organización producen grandes cantidades de concentrados y que más del 90 por ciento de la materia prima que genera este sector (se estima que la producción es de 500 toneladas) es entregado a las comercializadoras. Éstas, a su vez, transfieren una parte a fundidoras como la Empresa Metalúrgica Vinto (EMV), Tecme y Operaciones Metalúrgicas (OMSA), entre otras, que la procesan y la convierten en lingotes.
Otra parte de esta carga sale en bruto a otros países. Según el Ministerio de Minería, las comercializadoras compran hasta 400 toneladas de mineral no procesado de zinc, estaño, plata, wólfram y no metálicos. En Oruro funcionan 22 empresas y en Potosí, 49. El presidente de la Federación Departamental de Cooperativas Mineras de Oruro (Fedcomin), Isaac Meneses, dijo que estas compañías no les pagan un precio justo por su producción.
Hasta agosto de este año, la Cámara de Exportadores de Oruro (Cadexor) tenía registrados a 22 comercializadoras de mineral, pero de éstas sólo seis tienen autorización para vender al exterior. Entre ellas está la Compañía de Minerales Industriales, Bien Venid Company, Cominor, Mimetco, Promexbol, Promexsud y Minroc. Este año vendieron estaño, plata, plomo, zinc y otros minerales. Tendremos más en "Retrospectiva de la minería nacional".
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