La caída de los precios y la producción en los principales rubros de exportación nacional, caso de la minería y los hidrocarburos alteró la balanza económica del país lo que incidirá de manera directa en un reducido crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) que para la gestión será sólo de 2.83 por ciento, según la interesante apreciación del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) que culminó un estudio de proyección nacional.
Desde ya la proyección oficial del Gobierno ha tenido que ser reformulada por las circunstancias vigentes y de una tasa de crecimiento del PIB calculada en cinco por ciento, la realidad obligó a un replanteo sólo del 4 por ciento en la Ley Financial de la presente gestión, tomando en cuenta que el año pasado hasta el último trimestre la minería mostraba excelente comportamiento y luego el descenso de sus precios, ocasionó una grave alteración de orden financiero.
La evidencia de los hechos financieros muestra aspectos interesantes en lo que corresponde al comportamiento de los principales rubros de generación de divisas para el Erario Nacional, con alteraciones sustanciales en lo que significó producción y exportación de hidrocarburos, con recortes en los cupos comprometidos y sin muchas perspectivas de ampliar mercados para mejorar la producción por ejemplo del gas, principal elemento de venta externa. Otro tanto sucede con la minería, aunque en este caso el problema de los precios bajos obliga a un autocontrol de la producción sabiendo que la rentabilidad de su exportación de momento es sólo un paliativo a los gastos de operación.
Datos contenidos en el informe del Cedla, revelan que la minería en su mejor momento del último periodo alcanzó un crecimiento sectorial del 56 % que se traduce en una contribución directa del 39 por ciento del crecimiento nacional, por tanto hay que considerar un rubro determinante que por ese mismo hecho sufrirá una desaceleración atribuible a los bajos precios internacionales.
Una serie de análisis realizados por entendidos en materia de minería, entre estos algunos ex ministros del ramo, coinciden en señalar que en la presente gestión las cosas no mejorarán sustancialmente pues todavía se sentirá el impacto de la caída de precios y su lenta recuperación que no permite mayores emprendimientos en el rubro de la minería generalizada, desde la chica, la de los cooperativistas, la mediana y la que se desa-rrolla con apoyo estatal. El Cedla considera que ese crecimiento será apenas de 5.16 por ciento este año.
En el caso de los hidrocarburos la situación no tiene mejores perspectivas pues su incidencia en el PIB no será significativa por la disminución en la producción anual que anotará sólo un 0,56 por ciento, son varios campos petroleros que han disminuido su rendimiento y es un hecho altamente preocupante el que existan más inversiones para incrementar las tareas de exploración y ubicación de nuevos centros productivos.
No hay que apartarse de la realidad y en ese contexto las previsiones de los expertos deben ser consideradas en su justa dimensión, de manera que con los elementos técnicos correspondientes se adopten políticas de previsión para sostener los índices productivos tanto en el rubro de los hidrocarburos como en la minería que son la base del sistema económico nacional.
En lo que corresponde expresamente a la minería, pese a las limitaciones prácticas que muestran los índices y las condiciones reinantes en la actualidad y pocas opciones para una mejoría sustancial en el medio año restante, hay interesantes proyecciones para la gran minería, el caso del Mutún, ya en marcha y los casos del níquel y uranio en el oriente, el proyecto del litio y otra parte de uranio, además de los minerales tradicionales en el occidente, son una prueba de la importancia de la minería para el futuro nacional.
Los proyectos de San Cristóbal, San Vicente, San Bartolomé, Corocoro, Kory Chaca, Huanuni como el yacimiento más grande de estaño y el rubro de la metalurgia en el Complejo de Vinto y se menciona el de Karachipampa muy pronto, además de otros medianos y pequeños emprendimientos mineros configuran la realidad nacional en lo que corresponde al uso de los recursos no renovables que deben ser aprovechados bajo políticas de incentivo y sobre todo de garantías a las inversiones y la producción.
Si hace algunos años atrás, la minería era casi un patrimonio de las altas latitudes del país, donde reinaba la actividad minera, con los barones del estaño y miles de trabajadores, se avanzó con algunas conquistas sociales desde la nacionalización de las minas y se continuó con muchas alternativas, relocalización masiva de mineros y se llega al tiempo actual, en la que se abre una nueva era de la minería nacional, activando los dormidos yacimientos del Mutún o descubriendo otros en el oriente, con lo que la perspectiva económica del país cobra inusitada importancia si se toma en cuenta que en la medida que se logren y se concreten inversiones, las posibilidades económicas estarán centradas en la minería y sus beneficios se traducirán en miles de empleos y millones de ingresos para el Tesoro General y las regiones productoras.
Hay un reto para el gobierno y es la urgencia de priorizar los planes de producción con futuro de alta rentabilidad, la minería debe estar encabezando esa lista de rubros que además en cada región tendrán el complemento ideal de hidrocarburos, la ganadería y la agricultura, el turismo y la artesanía, un conjunto de oportunidades que aseguran la fortaleza de una nación con muchos recursos naturales que esperan su racional explotación, considerando su importancia y su valor intrínsecamente material.
(Agencia URU)
Desde ya la proyección oficial del Gobierno ha tenido que ser reformulada por las circunstancias vigentes y de una tasa de crecimiento del PIB calculada en cinco por ciento, la realidad obligó a un replanteo sólo del 4 por ciento en la Ley Financial de la presente gestión, tomando en cuenta que el año pasado hasta el último trimestre la minería mostraba excelente comportamiento y luego el descenso de sus precios, ocasionó una grave alteración de orden financiero.
La evidencia de los hechos financieros muestra aspectos interesantes en lo que corresponde al comportamiento de los principales rubros de generación de divisas para el Erario Nacional, con alteraciones sustanciales en lo que significó producción y exportación de hidrocarburos, con recortes en los cupos comprometidos y sin muchas perspectivas de ampliar mercados para mejorar la producción por ejemplo del gas, principal elemento de venta externa. Otro tanto sucede con la minería, aunque en este caso el problema de los precios bajos obliga a un autocontrol de la producción sabiendo que la rentabilidad de su exportación de momento es sólo un paliativo a los gastos de operación.
Datos contenidos en el informe del Cedla, revelan que la minería en su mejor momento del último periodo alcanzó un crecimiento sectorial del 56 % que se traduce en una contribución directa del 39 por ciento del crecimiento nacional, por tanto hay que considerar un rubro determinante que por ese mismo hecho sufrirá una desaceleración atribuible a los bajos precios internacionales.
Una serie de análisis realizados por entendidos en materia de minería, entre estos algunos ex ministros del ramo, coinciden en señalar que en la presente gestión las cosas no mejorarán sustancialmente pues todavía se sentirá el impacto de la caída de precios y su lenta recuperación que no permite mayores emprendimientos en el rubro de la minería generalizada, desde la chica, la de los cooperativistas, la mediana y la que se desa-rrolla con apoyo estatal. El Cedla considera que ese crecimiento será apenas de 5.16 por ciento este año.
En el caso de los hidrocarburos la situación no tiene mejores perspectivas pues su incidencia en el PIB no será significativa por la disminución en la producción anual que anotará sólo un 0,56 por ciento, son varios campos petroleros que han disminuido su rendimiento y es un hecho altamente preocupante el que existan más inversiones para incrementar las tareas de exploración y ubicación de nuevos centros productivos.
No hay que apartarse de la realidad y en ese contexto las previsiones de los expertos deben ser consideradas en su justa dimensión, de manera que con los elementos técnicos correspondientes se adopten políticas de previsión para sostener los índices productivos tanto en el rubro de los hidrocarburos como en la minería que son la base del sistema económico nacional.
En lo que corresponde expresamente a la minería, pese a las limitaciones prácticas que muestran los índices y las condiciones reinantes en la actualidad y pocas opciones para una mejoría sustancial en el medio año restante, hay interesantes proyecciones para la gran minería, el caso del Mutún, ya en marcha y los casos del níquel y uranio en el oriente, el proyecto del litio y otra parte de uranio, además de los minerales tradicionales en el occidente, son una prueba de la importancia de la minería para el futuro nacional.
Los proyectos de San Cristóbal, San Vicente, San Bartolomé, Corocoro, Kory Chaca, Huanuni como el yacimiento más grande de estaño y el rubro de la metalurgia en el Complejo de Vinto y se menciona el de Karachipampa muy pronto, además de otros medianos y pequeños emprendimientos mineros configuran la realidad nacional en lo que corresponde al uso de los recursos no renovables que deben ser aprovechados bajo políticas de incentivo y sobre todo de garantías a las inversiones y la producción.
Si hace algunos años atrás, la minería era casi un patrimonio de las altas latitudes del país, donde reinaba la actividad minera, con los barones del estaño y miles de trabajadores, se avanzó con algunas conquistas sociales desde la nacionalización de las minas y se continuó con muchas alternativas, relocalización masiva de mineros y se llega al tiempo actual, en la que se abre una nueva era de la minería nacional, activando los dormidos yacimientos del Mutún o descubriendo otros en el oriente, con lo que la perspectiva económica del país cobra inusitada importancia si se toma en cuenta que en la medida que se logren y se concreten inversiones, las posibilidades económicas estarán centradas en la minería y sus beneficios se traducirán en miles de empleos y millones de ingresos para el Tesoro General y las regiones productoras.
Hay un reto para el gobierno y es la urgencia de priorizar los planes de producción con futuro de alta rentabilidad, la minería debe estar encabezando esa lista de rubros que además en cada región tendrán el complemento ideal de hidrocarburos, la ganadería y la agricultura, el turismo y la artesanía, un conjunto de oportunidades que aseguran la fortaleza de una nación con muchos recursos naturales que esperan su racional explotación, considerando su importancia y su valor intrínsecamente material.
(Agencia URU)
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