lunes, 15 de mayo de 2017

Garzón: Gestión minera se reduce a buenas intenciones, pero mala planificación

Dionisio Garzón. El especialista en geología y temas mineros realiza una evaluación de la política sectorial implementada por el Ejecutivo en 11 años de gestión, así como de la situación de los proyectos estatales iniciados en el rubro. El exministro de Estado proyecta también el desarrollo de la actividad para este año y recomienda a las autoridades tomar en cuenta a las empresas privadas, a las que el Gobierno dejó “solas”, para lo cual propone revisar la Ley 535 de Minería y Metalurgia.



Datos del Ministerio de Minería y Metalurgia dan cuenta que en 11 años de gestión del presidente Evo Morales la renta minera del país se incrementó de $us 69,8 millones en 2006 a 431,3 millones en 2011, para luego descender hasta 207 millones el año pasado. Las causas de este comportamiento son abordadas por Dionisio Garzón en la segunda edición de De oro, plata y estaño. Ensayos sobre la minería nacional.

— ¿Qué es lo que le viene a la mente cuando escucha la palabra minería?

— La revolución de 1952. Fue la primera vez que los yacimientos de minerales volvieron al Estado, lo que es importante porque la actividad era la principal fuente de divisas en el país en el siglo XX; hoy aún es una fuente de divisas, pero ya no la más importante.

— ¿Cómo evalúa la política minera implementada por el Gobierno en 11 años de gestión?

— Hay una especie de vaivén en nuestra historia entre el control estatal y el control privado, y ese ir y venir entre ambos sectores no ha dejado desarrollar una industria. Desde 2006, cuando se volvió al control Estatal de la minería nacional, tampoco se ha desarrollado una industria. En la última década hemos perdido la oportunidad impresionante de boom de las materias primas (...). Hoy, seguimos dependiendo de los precios internacionales, por eso es que los valores de nuestras exportaciones suben y bajan.

— Entonces, ¿cómo está la salud de la actividad en Bolivia?

— Está en crisis, casi siempre hemos estado así, pero hoy la crisis se da porque vivimos de minas como San Bartolomé, San Vicente, Illapa y San Cristóbal que vienen de la generación de proyectos de los años 90. Fuera de ellas, toda la minería boliviana es muy chica, mediana o cooperativizada, una minería informal que ya tiene su importancia en nuestras ventas al exterior. Los cooperativistas generan el 40% del valor de las exportaciones, porque explotan los yacimientos de oro aluvial del país, esa es una desventaja porque esa es una minería muy primitiva y artesanal, de baja recuperación.

— ¿En qué se avanzó en 11 años de esta administración?

— Hubo buenas intenciones, pero mala planificación y una muy mala gerencia. Se debería haber ejecutado un plan agresivo de exploración y generación de nuevos proyectos en la década que trajo grandes ingresos y en la que se podía disponer de fondos para esas tareas. Eso no se hizo, nos hemos dedicado a gastar la plata que ha generado el boom. Digo buenas intenciones porque se ha tratado de implementar proyectos como el Mutún, Karachipampa, Uyuni y las refinadoras de zinc y plomo en Oruro y Potosí, pero no se han podido concretar. Hemos improvisado mucho y los resultados están a la vista (...). No hubo ningún emprendimiento nuevo exitoso. El más avanzado, por decirlo así, es el del litio, que aún está en su fase piloto; Coro Coro, que fue abandonado por los coreanos, está paralizado, al igual que el Mutún; y la nueva planta de Huanuni está estancada por problemas de agua, dique de colas y reservas. Colquiri es un buen proyecto y la mejor mina que tiene la Comibol, pero viene de antes de los 90. Hay otros proyectos, pero son menores. Eso con respecto a los proyectos estatales (...). La empresa privada no tiene ningún proyecto nuevo en camino y está esperando que mejoren sus condiciones de inversión para volver al país y accionar un poco esta minería.

— En este contexto, ¿cuáles son las proyecciones para el sector?

— Aunque hay una leve mejora en los precios de los minerales, este año seguiremos con el mismo extractivismo puro, con una quietud en cuanto a generación de proyectos, con muy poco avance de nuestros proyectos y con un muy bajo nivel de inversión. La inversión pública y la privada están entre $us 180 millones y 200 millones al año, de los cuales más del 70% es pública. Es decir, estamos dependiendo de lo que hace el Estado en cuanto a este tema.

— ¿Qué sugerencias le daría al actual Ministro de Minería?

— Lo primero es formalizar la minería chica y la cooperativizada, que tiene muchos derechos y pocas obligaciones; segundo, definir una política de atracción de inversiones para la empresa privada y para eso necesariamente hay que revisar algunos artículos de la nueva Ley de Minería y Metalurgia, que entre otras cosas prohíbe tener concesiones. Los privados solo pueden tener contratos de operación o asociación con el Estado. Los inversionistas, así, no tienen acceso a fuentes de financiamiento, no puede anotar la concesión, la mina o las reservas en un banco o una bosa de valores para obtener financiamiento para sus proyectos, la ley lo prohibe. Entonces, que hay que darles a las empresas privadas una salida, las están dejando solas, tienen que hacer un proyecto con plata al contado y eso no se hace en minería, es imposible (...). Por otra parte, si se quiere prescindir del sector privado o dejarlo a su suerte, se tiene que fortalecer la Comibol en vez de debilitarla, hacerla una verdadera corporación, con una estructura adecuada, sin ingerencia política (...). Eso tendríamos que hacer para tener una minería estatal fuerte.

Perfil

Nombre: Dionisio Garzón

Profesión: Ingeniero geólogo

Un geólogo tarijeño apasionado por la minería

Se desempeñó profesionalmente en la academia y en los sectores público y privado de la minería nacional. Ejerció la docencia en las facultades de Minería y Geología de las universidades Tomás Frías, de Potosí, y Técnica, de Oruro. Llegó al cargo de director de Exploraciones y Proyectos de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol). También fue presidente electo del colegio de Geólogos de Bolivia, titular de la Comisión de Minería de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia y ministro de estado en la cartera de Minería y Metalurgia durante la presidencia de Carlos Mesa. El tarijeño, quien cuenta con amplia experiencia como consultor en proyectos de exploración minera en Bolivia, Argentina, Chile y Perú, funge hoy también como asesor para la exploración de yacimientos auríferos en la zona cordillerana del país. Tiene publicaciones en revistas especializadas y periódicos del país. Recientemente lanzó la segunda edición de su libro De oro, plata y estaño. Ensayos sobre la minería nacional, que analiza la realidad de la actividad en el país desde sus inicios.

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