Las actuales condiciones no son las más propicias para llevar adelante algunos proyectos mineros que se perfilaban con muy buenas perspectivas dadas las excelentes cotizaciones de los minerales hasta poco más de dos meses.
Se repite aquello de que "la minería es el negocio de mayor riesgo" aún en las mejores condiciones financieras, con respaldo de buenos precios por un lado o con excelentes volúmenes de producción por contraparte, aún así, todo puede derrumbarse en cuestión de días.
Puede hablarse de grandes emprendimientos, algunos planificados con un adecuado respaldo geológico y técnico, un cronograma desde la exploración y prospección de muchos años, antes de comenzar la fase de explotación se supone un periodo sólo de gastos sin ninguna retribución, por tanto con una acumulación de cuentas y responsabilidades, por supuesto planificadas, pero igualmente pesadas a la hora de evaluar las condiciones de prolongada espera para encarar la extracción de metales en la mayoría de los casos, que para poner en marcha otros proyectos como de la metalurgia y la siderurgia también toman su tiempo y si no hay buenas previsiones puede pasar lo del conocido elefante blanco de Karachipampa o la esperanza ahora cifrada en el monstruo de la Metalúrgica de Vinto – Oruro, el horno Ausmelt que exigirá grandes entregas de concentrados.
La situación se plantea de ese modo, con buenas perspectivas tecnológicas, pero con muchas limitaciones en materia de producción debido al juego de los precios internacionales que dominan las grandes potencias y las no menos absorbentes industrias del primer mundo, concentradas en EE.UU. Asia y Europa, desde donde manejan los hilos de la economía del submundo en el que trabajamos nosotros, limitados y condicionados a la competencia de los grandes industriales.
Siempre hay la esperanza de que una caída de precios sea temporal, empero los expertos en materia de producción minera prefieren adoptar programas de prevención para enfrentar tiempos duros y evitar una catástrofe financiera con lamentables repercusiones que puede complicar una serie de factores de orden económico que se traducen en limitaciones para vender por una parte y ahí estamos nosotros que no podremos exportar como quisiéramos, mientras que en el otro frente se reduce la producción y se limitan las exportaciones de los grandes, ocasionando distorsiones muy serias en los procesos de intercambio comercial a nivel internacional.
Aunque se han superado los factores adversos que se presentaron en la administración de la economía estadounidense, que generó el desplome de los precios de minerales y del petróleo en los mercados internacionales, todavía se sienten esos efectos por la incertidumbre generada entre quienes dependen, quiérase o no, de aquellas economías, decir aquellas incluye a las de Europa que también confronta una fuerte deuda global y las naciones asiáticas que si bien tienen el poder de sostener la producción industrial más grande del mundo no se salvan de sufrir bajones si por los efectos de precios y otros dejan de recibir la materia prima necesaria para alimentar sus gigantes sistemas productivos.
Un reciente reporte del MMM con relación a los precios internacionales de minerales refiere que el estaño, plomo, zinc y cobre son los que retrocedieron mayormente en sus cotizaciones y son justamente los que se perfilaban para mejorar sus volúmenes de producción en base a una serie de proyectos como el nuevo ingenio de Huanuni, el horno Ausmelt de la Fundición de Vinto y la recuperación de plomo y otros complejos para alimentar la gigante planta de Karachipampa, que todavía sigue siendo el ejemplo de "mantener una gran cantidad de fierros y otros elementos debidamente ordenados"…pero créase improductivos. El único mineral que sigue brillando es el oro en lo que corresponde a su precio, aunque el volumen de su producción, en función de yacimientos con planificación y tecnología apropiada ha disminuido tanto en el occidente, caso de Inti Raymi o en el oriente en la mina Don Mario, quedando sólo la producción no siempre regular de ciertas cooperativas mineras, algunas muy próximas a fronteras como el Perú o el Brasil donde va el oro boliviano. Hay confusión y hasta cierta oposición de ONGs ambientalistas a un importante proyecto aurífero en la zona de Challapata, lamentablemente sin permitir el desarrollo de un proyecto de alta tecnología que permitiría el cuidado del medio ambiente y la convivencia natural de agricultura, ganadería y minería sin contaminación.
En cuestión de apreciaciones financieras hay que rescatar las que provienen de la empresa privada que ratifica su observación sobre el crecimiento de los ingresos para el país, provenientes de las exportaciones tradicionales como la minería y el gas, con precios ostensiblemente favorables que sumaron por lo menos seis veces más que las obtenidas antes del 2006. Esto muestra que se ha vivido un periodo excepcionalmente bueno, que lamentablemente no ha sido aprovechado en las mismas condiciones que lo hicieron en países vecinos donde inclusive fueron creados "fondos de reserva" para compensar todas las dificultades que pudiesen presentarse con una abrupta caída de precios, cosa que sucede y que nos afecta con fuerza al no contar con un "fondo provisional".
Todo hace ver que el uso de nuestros recursos naturales permite sostener la parte más importante de la "torta" económica nacional, por una parte creando divisas para el TGN, luego distribuyendo porcentualmente lo que genera el IDH y por otra parte, Erario Nacional y Tesoros Departamentales se nutren con las regalías mineras, allí donde éstas se producen, alentando el desarrollo de grandes regiones, con la creación y sostenimiento de miles de empleos y los beneficios multiplicados para familias, pero además la diversificación de servicios adicionales afines a la minería que permiten vida propia a otros sectores sociales, tales como el comercio de suministros, inclusive de ropa, alimentos y otros que se venden cotidianamente. La marinería tiene efectos económicos multiplicadores que no deberían ser interferidos.
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