UNA GRAN EXPLANADA DE SAL QUE CONTIENE LITIO | Un metal invisible a los ojos y menos pesado que el agua, puede cambiar la pobreza crónica de Bolivia y hacer posible que la industria automotriz mundial pase masivamente a la propulsión eléctrica, si el presidente Evo Morales logra poner en marcha una estrategia para que su país protagonice ese cambio.
“Definitivamente, tener litio es lo mejor que le ha pasado a Bolivia", ha afirmado el reconocido experto boliviano en el tema, Juan Carlos Zuleta. Y es que este país andino, situado en el centro de Suramérica, posee tal cantidad de litio que su valor -calculado por el mismo analista- se sitúa en un billón de dólares, cuando el PIB actual de Bolivia es apenas de 16.000 millones de dólares.
Tal valor monetario ha sido calculado sobre los 9 millones de toneladas métricas de litio metálico que posee el Salar de Uyuni, según informes homologados este año por el Servicio Geológico de Estados Unidos. Pero la Corporación Minera de Bolivia (Comibol, estatal) habla de cien millones de toneladas, y dice que son "suficientes para abastecer sobradamente la actual demanda mundial, lo que confirma al país como la mayor reserva de litio del mundo".
Para Zuleta, la estimación de la Comibol es aventurada, porque no hay forma de respaldarla científicamente, si bien coincide en que el salar, en sus 10.000 kilómetros cuadrados, tiene la mitad de las reservas de litio de mundo, superiores de lejos a las de Chile y Argentina. En los tres países está el 85 por ciento del litio que el mundo necesita para dar el salto del uso de combustibles fósiles a la propulsión eléctrica.
Esa espectacular planicie de sal está situada en el departamento de Potosí, a 553 kilómetros al sur de La Paz y una altitud de 3.670 metros sobre el mar, que no sólo es rica en litio sino también en magnesio, potasio y boro en volúmenes de importancia mundial.
Por si fuera poco, en la misma región andina boliviana hay otros ocho salares. Entre ellos destacan dos: el Coipasa de 3.300 kilómetros cuadrados y el de Pastos Grandes de apenas 118 kilómetros cuadrados, pero que tiene la más alta concentración de litio de la tierra, más que Uyuni o en el salar de Atacama en Chile.
Esta riqueza ha convertido a Bolivia en una suerte de novia con varios pretendientes entre los fabricantes de automóviles como Mitsubishi y Sumitomo de Japón, Bolloré y EDF de Francia o LG de Corea del Sur, solo para contar algunos.
LA ESTRATEGIA DE MORALES
El objetivo de Morales es convertir a Bolivia en el proveedor de la energía en baterías de ión-litio recargables que requieren no sólo los vehículos eléctricos o híbridos de última generación, sino millones de ordenadores portátiles, teléfonos celulares, relojes, cámaras fotográficas, filmadoras digitales y reproductores de música. Pero sus planes para alcanzar ese objetivo plantean muchas interrogantes a expertos como Zuleta. De hecho éste afirma que en Bolivia "no existe una estrategia para la explotación, desarrollo e industrialización del Salar".
El Gobierno ha insistido en afirmar que tiene en claro los pasos que dará para alcanzar su propósito y que su estrategia consiste en "utilizar los recursos humanos de Bolivia para transformar sus recursos naturales y darles el mayor valor agregado posible para el bienestar de la población", según el gerente de la Dirección de Recursos Evaporíticos del ministerio de Minería, el ex ministro del sector Luis Alberto Echazú, encargado del desarrollo del litio.
La materia prima para la producción de esas baterías es el carbonato de litio que ya exportan Chile y Argentina a los mercados internacionales. La estrategia de Bolivia consiste en aprender desde cero la fabricación de ese producto primero en una fase experimental en laboratorio, luego montar una planta piloto que producirá en los próximos ocho meses 40 toneladas mensuales de carbonato y en un futuro, aún no definido cuándo, aspira a dar un salto industrial para producir 30.000 toneladas anuales. En la actualidad una tonelada métrica ronda los 6.500 dólares.
La programación de esos pasos ha sido polémica: "Yo he preguntado por qué Bolivia se empeña en reinventar la rueda, cuando el proceso para obtener carbonato de litio es relativamente simple, no hay que reinventar la rueda y al hacerlo el país ha perdido un tiempo valioso", afirma Zuleta.
En cambio, Echazú defiende la necesidad de tener patentes científicas propias sobre procedimientos que le den autonomía a Bolivia frente a las trasnacionales que quieren ser sus socios en el negocio.
Los investigadores bolivianos han encontrado un proceso propio de fabricación de carbonato de litio adecuado a las salmueras de Uyuni que significa "un avance muy grande en cuanto a tiempos y sobre todo en cuanto a recuperación y eficiencia metalúrgica para recuperar más litio", asegura Echazú.
La otra parte controvertida está en las alianzas internacionales firmadas por el presidente Morales que a los ojos de los analistas muestran "elementos geopolíticos entreverados". Dos pasos dados en septiembre por el gobernante mostrarían una aparente contradicción al firmar acuerdos con Corea del Sur y con Irán. El gobierno de Seúl asegura tener un acuerdo de asociación para el desarrollo de los recursos del litio y el de Teherán se encargará de hacer un mapa geológico de las existencias en el Salar.
Zuleta no cree "que a Corea le haya gustado que de pronto los iraníes se encarguen de explorar los recursos del Salar". Echazú quita hierros al asunto al asegurar que el convenio con Corea del Sur sólo es para colaboración científica, igual a otros convenios firmados con instituciones de Brasil, Japón y Francia, mientras que el suscrito con Irán solucionará, a su juicio, de forma genérica el déficit de Bolivia sobre un mapa para identificar sus recursos minerales.
Otra de las presuntas razones del retraso de Bolivia para poner un pie firme en el negocio del litio está en el hecho, según Zuleta, de que los gobiernos de Venezuela, Cuba e Irán sean aliados estratégicos de Morales, porque "tienen intereses contrapuestos" a la industrialización del litio, que puede reemplazar a los combustibles fósiles venezolanos e iraníes. En el caso de Cuba, el litio está desplazando a las baterías de níquel, mineral que posee la isla en grandes reservas.
Echazú también rebate esta afirmación: "Nosotros no estamos buscando el apoyo de Venezuela e Irán porque no tienen tecnología" para el litio. Tampoco cree que esas naciones podrían bloquear las iniciativas bolivianas o ponerle condiciones en esta área.
COCHES ELÉCTRICOS
El mayor mercado potencial para el litio está en la industria de baterías para los vehículos, cuya gama de modelos ha crecido paulatinamente mostrando la determinación de las empresas del sector de dar el paso hacia la propulsión eléctrica para contar con una energía limpia frente a la de combustibles fósiles contaminantes que, además, son limitados en el mundo.
El mercado va conociendo poco a poco la variada a oferta de prototipos de coches totalmente eléctricos o híbridos con una duración de baterías variable que les permite una autonomía diaria. El Nissan Leaf, o el Blue On de la coreana Hyundai, e-Let's de Suzuki, el Vivaro e-Concept de Opel, el Blue Car de Bolloré, o híbridos como el 3008 HYbrid4 e Peugeot, son solo algunos de los numerosos modelos, algunos de ellos ya una realidad en el mercado, que recorrerán en los próximos años las principales capitales del mundo.
El parque mundial es de 600 millones de automóviles, con un incremento anual de entre 60 y 65 millones anuales, lo que muestra que la transformación hacia la propulsión eléctrica mundial, sustituyendo el uso de los combustibles fósiles, tardaría entre quince o veinte años.
Pero todo "depende de las decisiones que Bolivia debe tomar ahora", advierte Zuleta para quien esa transición "necesita que Bolivia ponga un pie firme en el mercado".
La consecuencia inmediata de una producción boliviana masiva, por ejemplo en diez años de 100.000 toneladas de carbonato de litio, sería una baja de los precios, pero un paso necesario para influir en el coste de las baterías que facilite la transición hacia la propulsión eléctrica.
"El papel de Bolivia es crucial, entonces no se puede entender como nuestro Gobierno no está actuando con las circunstancias. No se da cuenta o no quiere darse cuenta de que Bolivia está a un paso de convertirse en los próximos diez o veinte años en una potencia de talla mundial. Bolivia podría constituirse en el centro energético del planeta", concluye el analista.
Para Echazú, en los críticos del gobierno hay una "inquietud" sin razón ya que, si bien reconoció retrasos por falta de experiencia, asegura que se cuenta con una estrategia clara desde el principio del proyecto hace dos años que consiste en tener una producción estatal propia de carbonato de litio de calidad para no entregar el salar de Uyuni al control de las empresas transnacionales.
Siempre que ha hablado del tema, el presidente Morales ha puesto dificultades a los potenciales socios: que los interesados ofrezcan en una primera fase fabricar baterías de litio en el Salar de Uyuni y en una segunda fase de los mismos coches eléctricos.
Zuleta también considera fundamental la participación del Estado en el negocio, pero ve posible aplicar en el litio la misma fórmula vigente en el sector de hidrocarburos que no excluye a las privadas que tienen contratos de servicios con el Estado. El Gobierno puede comercializar parcialmente la producción de carbonato de litio de las privadas, según el modelo de sociedad pensado como ideal por el analista.
*** Esa espectacular planicie de sal está situada en el departamento de Potosí, a 553 kilómetros al sur de La Paz y una altitud de 3.670 metros sobre el mar.
*** El objetivo de Morales es convertir a Bolivia en el proveedor de la energía en baterías de ión-litio recargables que requieren los vehículos eléctricos o híbridos de última generación.
*** Y también lo requieren millones de ordenadores portátiles, teléfonos celulares, relojes, cámaras fotográficas, filmadoras digitales y reproductores de música.
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