Al cerrar la gestión del 2013, señalamos claramente que la minería terminó sin regalos, pues mucho se habló de los megaproyectos en curso de experimentación o la tentativa de nuevos emprendimientos sin que empero estos puedan ser activados de manera práctica en otro año que se acabó y dejó grandes esperanzas para la nueva gestión que ya comienza.
Hicimos un recuento en nuestra anterior entrega de todo lo que se hizo – a medias – en el desarrollo de varios proyectos que pasan en tal condición a la nueva etapa en la que se espera sean cristalizados, pues las autoridades del ramo, caso Ministerio de Minería y Metalurgia (MMM) y la Comibol, además de apreciaciones concretas del Primer Mandatario, señalan el año 2014, del que ya vivimos sus tres primeros días, será propicio para el arranque de los planes demorados por mucho tiempo.
Hay que reiterar lo que mencionaron expertos profesionales en el ramo, lo mismo que algunos analistas y hasta dirigentes mineros y trabajadores afirmando que la prolongada demora en la aprobación de la nueva ley minera es el freno a las iniciativas del propio sector estatal, como también limita las posibilidades del sector privado para encarar nuevos emprendimientos sin conocer las reglas de juego que regirán para toda actividad productiva minera, en la que también son parte activa los cooperativistas.
Muchos ofrecimientos fueron lanzados como parte de una estrategia dirigida a mantener cierto interés entre los productores sobre algunos proyectos en los que se hicieron inversiones primarias, pero no se aumentaron para profundizar en el desarrollo mismo de tales planes que fueron quedando postergados por una serie de factores, técnico operativos y por la falta de resoluciones que definan la suerte de los mismos.
Casi al cierre de la gestión recientemente concluida se conoció, por reclamo de los cooperativistas y también de los mineros chicos, que la mayor parte del anteproyecto de la ley minera fue alterado, introduciéndose una serie de variantes que no fueron consensuadas con los interesados, como sucedió con lo que pudo ser el primer borrador de la nueva ley.
¿Cuáles son los puntos que fueron cambiados? Eso es lo que no se aclaró en los niveles estatales, aunque fue el Vicepresidente que anticipó la aprobación de la ley y su promulgación para este nuevo año, pero sin mayor explicación y menos una convincente justificación pues argüir, como lo hizo un parlamentario del oficialismo, que el anteproyecto de ley minera fuera utilizado políticamente en el año electoral, resulta nada más que un truculento pretexto que daña muy seriamente a la minería boliviana.
Suponer que el periodo electoral pueda alterar la ley minera, es algo que no puede entenderse tratándose de un conjunto de normas para dinamizar el estratégico sistema productivo minero nacional, se entiende que la prioridad debería ser su aprobación para que todos los sectores sepan a qué atenerse en la dimensión de sus posibilidades, adecuadas a las condiciones que sean establecidas.
Eso significa que la aplicación normativa determinará en forma concreta su aplicabilidad y aceptación del sector productivo o provocará las reacciones propias de quienes se sientan afectados por imposiciones fuera de contexto o por restricciones inapropiadas a la dinámica de competitividad que necesita la minería en su generalidad.
En el caso estatal puede haber algunas variantes, ya que se dejó entrever ciertas dudas sobre la efectividad del rendimiento en la mina más importante del sistema, caso Huanuni y aunque se garantiza su proyección futura, el modelo intensivo a que se someterá para alimentar un nuevo ingenio y cubrir la demanda de la Fundición de Vinto, restará sus volúmenes de producción.
Casi el mismo fenómeno se anota para Colquiri, aunque en este caso con menos carga social.
En el caso del sector metalúrgico, aún hay que esperar que el horno Ausmelt comience a producir y adecuarse a la provisión de materia prima que le sea suministrada para su óptimo rendimiento, mientras tanto sólo queda la parte de expectativa y esperanza, como sucede - sin exagerar - más de tres décadas con el elefante blanco de Karachipampa que también este año debe andar.
Como otra gran ilusión nacional está el proyecto de los evaporíticos en los salares de Uyuni y Coipasa, donde se cumplen planes pilotos en medio de una competencia no declarada pero claramente expresada por inversionistas asiáticos, esperanzados en copar la fase importante de la industrialización del litio.
El hierro del Mutún es la otra alternativa de la gran minería y la siderurgia del país, claro está definiendo una estrategia que corrija lo sucedido con la Jindal y que permita encarar la explotación en todo el yacimiento pero por supuesto con fines industriales, es decir pasando de la explotación simple del hierro a la compleja industrialización del acero.
La perspectiva es la contingencia previsible en un negocio y eso depende de las políticas que puedan encararse en los niveles superiores para que en el caso de la minería pasen de la incertidumbre, y las muchas palabras, a la certidumbre del pragmatismo efectivo y productivo. La perspectiva de la minería boliviana para este 2014 pese a todo es halagüeña y su efectividad está en manos del Poder Ejecutivo.
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