Ambas cosas son factibles si se quiere sacar rédito a las circunstancias y por supuesto si además por analogía, se toman las condiciones más sobresalientes de cada caso.
Lo acontecido hace una semana atrás, según la observación de los analistas y expertos en materia política y minera, concuerda en mostrar el "pacto" que sellaron los mineros y el Gobierno como una estrategia de doble sentido, que en su contenido pragmático debiera servir con fines específicos a los dos sectores, de lo contrario no sería un compromiso para obtener beneficios que justifiquen su anuncio público.
Los mineros de Huanuni, seguramente después de algunas deliberaciones en el sistema orgánico sindical, aprobaron establecer un "pacto electoral" con el actual partido oficialista, decidiendo además proclamar a sus candidatos para participar en las próximas elecciones.
Eso sucedió, Evo Morales y Álvaro García Linera fueron proclamados en un acto sindical que se efectuó en el coliseo del distrito minero de Huanuni y en el que se escucharon discursos por parte del ejecutivo del Sindicato de Huanuni, comprometiendo el apoyo de su sector al binomio oficialista en las próximas elecciones, además justificando que la decisión servirá para luchar contra los neoliberales, por la democracia y las reivindicaciones sociales, apoyando el "proceso de cambio".
El candidato presidencial reconoció que se trataba de la primera proclamación que se efectuaba en Oruro, considerando a Huanuni el principal distrito minero del departamento, mostró satisfacción por el hecho, ponderó la lucha de los mineros por recuperar la democracia y los recursos naturales, convocando a otros sectores laborales a sumarse al pacto electoral, para vencer a la derecha.
La estrategia del pacto por supuesto que tendrá sus derivaciones importantes, tanto así que se trata de un "compromiso" del sector más numeroso de mineros asalariados, casi cinco mil en Huanuni, pues se habló a nombre de ellos a los que posiblemente se sumen otros distritos. Se da por descontado el apoyo de otro sector minero importante, el de los cooperativistas, con lo que puede asegurarse que ciertamente "la minería se electoralizó o como lo señala un analista…se politizó".
De aquí en adelante el proceso minero puede tener algunas modificaciones en lo que corresponde a su "lento caminar", empezando por la aprobación de la ley minera que será el motor que mueva este sistema productivo. Ahora bien, ¿en qué sentido?, esa es la pregunta del millón".
Ahí confluye la otra versión, esa de que la política se comercializa, lo que traduciendo, significaría que el importante sector productivo minero del país estará sujeto en su proceso "comercial" o más claramente en su "condición económica" a los vaivenes de la política, y ésta a su vez a las presiones de los comprometidos mediante un pacto que buscarán mejoras sociales que primordialmente satisfagan sus expectativas, aunque lo ideal sería que paralelamente se busque fortalecer el sector, ampliar su radio de acción, garantizar inversiones y dotar de seguridades a todo el sistema minero, considerando que el empresariado privado tiene fuerte ascendencia en la concreción de importantes emprendimientos mineros.
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