Los cuentapropistas llegan a sumar 60.000 en el sector minero del país.
Los
recientes hechos acaecidos en el distrito minero de Colquiri por la
explotación de la veta Rosario volvió a poner en tela de juicio el papel
del cooperativismo minero en la economía y en la sociedad boliviana.
Más
de 80 años. El cuentapropismo minero se inició en Bolivia en 1929, como
una de las consecuencias de la crisis económica mundial que obligó a
las grandes empresas mineras a despedir a sus trabajadores y entregarles
parcelas de explotación como una forma de compensación.
Las primeras
áreas entregadas a los cuentapropistas fueron en el Cerro Rico de
Potosí, allí se formó el primer grupo que adquirió el nombre de
“Kajchas Libres”.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) causó la baja
en los precios de los minerales, por la acumulación de reservas de
Estados Unidos, que adquirió recursos naturales en un precio solidario,
como una forma de apoyo a los países aliados que luchaban contra el
nazismo.
Después de la Revolución Nacional de 1952, la
nacionalización de las minas el 31 de octubre del mismo año da paso a la
creación de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), con lo que el
sistema del cuentapropismo se debilita.
La creación de las
cooperativas. Los planes económicos del expresidente René Barrientos
obligaron al despido de 6.000 trabajadores de la Comibol, pertenecientes
a los centros mineros de Potosí, Kami, Poopó, Bolsa Negra,
Pulacayo,Huanuni, Tamiñani, hecho que da un nuevo impulso a la formación
de grupos de trabajo cooperativistas que desde 1958 tienen como
respaldo el Decreto Ley 5035 de Sociedades Cooperativas, promulgado por
Hernán Siles Suazo para apoyar la explotación de oro en la provincia
paceña de Larecaja.
La relocalización. Con la promulgación del Decreto 21060, (agosto de 1985) la Comibol despide a 21.000 mineros.
Este contingente de desocupados ve en la minería por cuentapropia una forma de sobrevivir.
Hasta
1990, se organizan 454 cooperativas mineras y 11 Federaciones
departamentales y especiales que se aglutinan en la Federación de
Cooperativas Mineras (Fencomin), en la que trabajarían 60.000 socios.
“Somos
una forma de trabajo reconocida por la Constitución”, afirmó Albino
García presidente de la Federación Nacional de Cooperativas Mineras de
Bolivia (Fencomin).
La organización que preside García, hasta diciembre de 2011 tenía 454 afiliados en diez federaciones y una cooperativa especial.
Según
García las cooperativas mineras son una opción de trabajo para miles de
personas que no encuentran un espacio laboral. Sostiene que no son
empresas mineras, sino emprendimientos colectivos.
106 cooperativas de explotación de oro trabajan en La Paz y 108 en otros minerales.
“Las cooperativas son una opción económica y de trabajo para miles de bolivianos”.
Albino García / FENCOMIN
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