Estamos viviendo un tiempo de grandes retos particularmente en lo que atañe a los factores de competitividad con países vecinos que responden de manera dinámica a los permanentes requerimientos de las industrias de Asia, Europa, Estados Unidos y otros países que se encuentran en la necesidad de adquirir minerales y convertirlos en materia prima de extrema utilidad industrial.
El mercado internacional demanda la provisión masiva de materia prima que producimos para utilizarla en la fabricación masiva de toda suerte de equipos, repuestos, insumos inclusive para la propia industria minero – metalúrgica, por tanto de uso constante y en cantidades apreciables, comercialización que a su vez tiene el poder de regular las variaciones que se dan en los precios de los minerales, hecho que influye en países como el nuestro dependiente de ese sistema financiero controlado por las grandes potencias.
No podemos aún sustraernos del sistema externo, pero podríamos esquivarlo levemente si ponemos todo el empeño para revitalizar nuestro sistema de orden minero – metalúrgico, pasando por la siderurgia é implementando una industria productiva que satisfaga la demanda de cierto tipo de materiales ya acabados y con precios que tomen en cuenta el valor agregado tan necesario para competir comercialmente.
Cuando elucubramos sobre los beneficios de la producción minera - metalúrgica del país, parecería que fantaseamos, sin embargo los hechos fríos y claros nos demuestran que es posible hacer realidad el proyecto de industrializar nuestra minería, incluyendo todos los sectores, tales como la minería chica, la mediana y la cooperativizada de manera que recuperemos la condición de país minero, pero en adelante no sólo productor de concentrados, sino de productos con valor agregado y por supuesto terminados, caso del acero o las pilas de litio, una variada línea de productos derivados del oro, la plata y el estaño, es decir una nación que enfrente el reto de cualquier país comprador.
Parece una utopía y sin embargo estamos muy cerca de que esa realidad sea parte de un nuevo modelo económico delineado y cumplido paso a paso en el país, pero con un desarrollo estratégico que responda a un verdadero plan de gobierno que priorice el ascenso económico nacional como fundamento de alcanzar el bienestar de toda la población.
No estamos lejos de ese objetivo si ponemos en marcha la revitalización de todo el aparato que compone la estructura minera boliviana, pero además reconociendo que es imperiosa, ineludible y necesaria la materialización de alianzas estratégicas, posiblemente con la conformación de sociedades de riesgo compartido que nos permitan encarar la gran industrialización minera del país como elemento fundamental de la nueva política minera nacional.
No nos perdamos en la inconsistente posición de querer desarrollar por cuenta propia el gigante cambio de la industrialización de la minería y metalurgia nacional, hay que dirigir todos los esfuerzos a compatibilizar los planes de la minería privada y la estatal, para que aprobando un gran proyecto se desarrolle la revitalización de la minería, de manera que gane el Estado, los empresarios, los trabajadores y en conjunto todos los bolivianos, de eso se trata, materia prima no nos falta, voluntad y capacidad tampoco, decisión y entereza es lo que falta en los niveles superiores. (Agencia URU).
El mercado internacional demanda la provisión masiva de materia prima que producimos para utilizarla en la fabricación masiva de toda suerte de equipos, repuestos, insumos inclusive para la propia industria minero – metalúrgica, por tanto de uso constante y en cantidades apreciables, comercialización que a su vez tiene el poder de regular las variaciones que se dan en los precios de los minerales, hecho que influye en países como el nuestro dependiente de ese sistema financiero controlado por las grandes potencias.
No podemos aún sustraernos del sistema externo, pero podríamos esquivarlo levemente si ponemos todo el empeño para revitalizar nuestro sistema de orden minero – metalúrgico, pasando por la siderurgia é implementando una industria productiva que satisfaga la demanda de cierto tipo de materiales ya acabados y con precios que tomen en cuenta el valor agregado tan necesario para competir comercialmente.
Cuando elucubramos sobre los beneficios de la producción minera - metalúrgica del país, parecería que fantaseamos, sin embargo los hechos fríos y claros nos demuestran que es posible hacer realidad el proyecto de industrializar nuestra minería, incluyendo todos los sectores, tales como la minería chica, la mediana y la cooperativizada de manera que recuperemos la condición de país minero, pero en adelante no sólo productor de concentrados, sino de productos con valor agregado y por supuesto terminados, caso del acero o las pilas de litio, una variada línea de productos derivados del oro, la plata y el estaño, es decir una nación que enfrente el reto de cualquier país comprador.
Parece una utopía y sin embargo estamos muy cerca de que esa realidad sea parte de un nuevo modelo económico delineado y cumplido paso a paso en el país, pero con un desarrollo estratégico que responda a un verdadero plan de gobierno que priorice el ascenso económico nacional como fundamento de alcanzar el bienestar de toda la población.
No estamos lejos de ese objetivo si ponemos en marcha la revitalización de todo el aparato que compone la estructura minera boliviana, pero además reconociendo que es imperiosa, ineludible y necesaria la materialización de alianzas estratégicas, posiblemente con la conformación de sociedades de riesgo compartido que nos permitan encarar la gran industrialización minera del país como elemento fundamental de la nueva política minera nacional.
No nos perdamos en la inconsistente posición de querer desarrollar por cuenta propia el gigante cambio de la industrialización de la minería y metalurgia nacional, hay que dirigir todos los esfuerzos a compatibilizar los planes de la minería privada y la estatal, para que aprobando un gran proyecto se desarrolle la revitalización de la minería, de manera que gane el Estado, los empresarios, los trabajadores y en conjunto todos los bolivianos, de eso se trata, materia prima no nos falta, voluntad y capacidad tampoco, decisión y entereza es lo que falta en los niveles superiores. (Agencia URU).
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