Parecía rara la reacción de los ejecutivos de la empresa india Jindal Steel & Power que tardaron días en opinar sobre el agudo problema creado por aparentes signos de corrupción en la compra de predios para transferirlos en su totalidad a la Jindal Steel Bolivia (JSB), que hace parte con la Empresa Siderúrgica del Mutún encargada de cerrar esa transferencia de lotes para que comience la verdadera operación de explotación del hierro en el oriente.
Dadas las condiciones de los hechos ya conocidos, aunque no esclarecidos, la reacción oficial de los hindúes es plantear “cambios al contrato” con el Estado boliviano para explotar el hierro del Mutún en la modalidad de “joint venture”.
Los ejecutivos de la JSB señalan que para encaminar el proyecto es menester efectuar cambios en el acuerdo en vigencia. La decisión puede ser muestra de la inseguridad que hace presa a los todavía tranquilos empresarios indios, pero que en el fondo del asunto están buscando garantizar sus inversiones, tienen todo el derecho de hacerlo.
En los hechos ya se dio una primera modificación admitiendo entre partes un cambio del área de concesión, lo que significó reemplazar 51 cuadrículas del extremo sur de la operación por otra cantidad igual en el sector norte, lo que permitió al Gobierno nacional disponer de un acceso libre hacia otra zona de explotación de hierro que podría concretarse más adelante con otra empresa interesada en invertir en el fabuloso reservorio boliviano de hierro.
De todos modos, por lo que se sabe, aún no se ha cumplido con la entrega total de los predios asignados a la operación de la Jindal empresa que dadas las circunstancias presentes muestra preocupación por lograr una solución que evite contratiempos y garantice las futuras actividades en el gran proyecto.
No esta fuera de lugar la sugerencia de modificar el contrato, seguramente para hacerlo más seguro y más claro en función a las necesidades de tierra y las transferencias correspondientes, situación en la que se espera no existan trabas que alteren los convenios inicialmente definidos.
Aprovechando el planteamiento de la Jindal sobre el caso del contrato del Mutún, específicamente para la explotación de hierro y más adelante el proceso de industrialización de esa materia prima para convertirla en acero, es que está vigente un acuerdo debidamente admitido y que entre partes puede ser mejorado. Así las cosas marchan de manera legal.
Sin embargo, hay quienes han expresado ciertas dudas sobre la existencia de un convenio ampliado que favorece a la Jindal para que a través de una “agencia” incursione en la exploración y explotación del gas natural. Resulta que los técnicos “petroleros” de la empresa hindú tienen buen ojo para la explotación del oro negro, no otra cosa quiere decir el descubrimiento de un segundo pozo productivo de petróleo que puede dar satisfacciones a la estatal petrolera YPFB en la obtención de diesel, el caso es que no se conoce oficialmente el alcance contractual de la operación petrolífera de la Jindal, que se instaló en Bolivia para explotar el hierro del Mutún…o quien sabe algo más que desconocemos los bolivianos. Si hay posibilidades de modificar el contrato valdría la pena saber algo sobre la extensión de trabajo de los hindúes en nuestro país. Pero hay algo más que es importante, una obligada aclaración sobre la vigencia del contrato pues según el ejecutivo de la Jindal Arvind Sharma el acuerdo para explotar hierro en Bolivia aún no está vigente. ¿Cuál es la verdad en el tema del Mutún?
Dadas las condiciones de los hechos ya conocidos, aunque no esclarecidos, la reacción oficial de los hindúes es plantear “cambios al contrato” con el Estado boliviano para explotar el hierro del Mutún en la modalidad de “joint venture”.
Los ejecutivos de la JSB señalan que para encaminar el proyecto es menester efectuar cambios en el acuerdo en vigencia. La decisión puede ser muestra de la inseguridad que hace presa a los todavía tranquilos empresarios indios, pero que en el fondo del asunto están buscando garantizar sus inversiones, tienen todo el derecho de hacerlo.
En los hechos ya se dio una primera modificación admitiendo entre partes un cambio del área de concesión, lo que significó reemplazar 51 cuadrículas del extremo sur de la operación por otra cantidad igual en el sector norte, lo que permitió al Gobierno nacional disponer de un acceso libre hacia otra zona de explotación de hierro que podría concretarse más adelante con otra empresa interesada en invertir en el fabuloso reservorio boliviano de hierro.
De todos modos, por lo que se sabe, aún no se ha cumplido con la entrega total de los predios asignados a la operación de la Jindal empresa que dadas las circunstancias presentes muestra preocupación por lograr una solución que evite contratiempos y garantice las futuras actividades en el gran proyecto.
No esta fuera de lugar la sugerencia de modificar el contrato, seguramente para hacerlo más seguro y más claro en función a las necesidades de tierra y las transferencias correspondientes, situación en la que se espera no existan trabas que alteren los convenios inicialmente definidos.
Aprovechando el planteamiento de la Jindal sobre el caso del contrato del Mutún, específicamente para la explotación de hierro y más adelante el proceso de industrialización de esa materia prima para convertirla en acero, es que está vigente un acuerdo debidamente admitido y que entre partes puede ser mejorado. Así las cosas marchan de manera legal.
Sin embargo, hay quienes han expresado ciertas dudas sobre la existencia de un convenio ampliado que favorece a la Jindal para que a través de una “agencia” incursione en la exploración y explotación del gas natural. Resulta que los técnicos “petroleros” de la empresa hindú tienen buen ojo para la explotación del oro negro, no otra cosa quiere decir el descubrimiento de un segundo pozo productivo de petróleo que puede dar satisfacciones a la estatal petrolera YPFB en la obtención de diesel, el caso es que no se conoce oficialmente el alcance contractual de la operación petrolífera de la Jindal, que se instaló en Bolivia para explotar el hierro del Mutún…o quien sabe algo más que desconocemos los bolivianos. Si hay posibilidades de modificar el contrato valdría la pena saber algo sobre la extensión de trabajo de los hindúes en nuestro país. Pero hay algo más que es importante, una obligada aclaración sobre la vigencia del contrato pues según el ejecutivo de la Jindal Arvind Sharma el acuerdo para explotar hierro en Bolivia aún no está vigente. ¿Cuál es la verdad en el tema del Mutún?
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