“Un repunte de precios no significa mayores inversiones inmediatas” pero permite que “las operaciones mineras paralizadas posiblemente puedan reanudar sus actividades”, según el criterio del Presidente de la Asociación Nacional de Mineros Medianos, Humberto Rada quien además es el principal ejecutivo de la Empresa Manquiri en el país y que observa con cierto optimismo el ascenso de precios para los minerales que producimos en Bolivia.
El principal directivo de los mineros medianos en una nota periodística del matutino de circulación nacional (La Razón), explica además “que en minería los proyectos tienen un ciclo de maduración de hasta diez (10) años”. Esa apreciación es correcta cuando se observa por ejemplo el caso del proyecto San Cristóbal que opera en Potosí y que tardó justamente una década desde su primera inversión hasta poner en marcha el macro proyecto que ahora sirve inclusive para mejorar el porcentaje del PIB nacional con las recaudaciones logradas por exportaciones y divisas creadas para el TGN, además de las regalías que paga al gobierno departamental de Potosí para encarar planes de desarrollo.
Otro ejemplo de la gran minería es la Mina San Vicente que se mueve con la inversión extranjera de la Pan Américan Silver Bolivia S.A. y que produce aproximadamente 300 mil onzas de plata mensualmente, lo que permite como utilidad, luego del pago de todas las obligaciones legales, un promedio de tres millones de dólares mensuales. Es decir una cifra aparentemente astronómica pero nada más que retributiva al monto de la importante inversión que efectuó la Pan Américan hace años atrás.
EL HECHO LÓGICO
Hay que convenir en que si la minería es un sistema dinámico, aunque cíclico y que produce el mayor porcentaje de ingresos para el país, debería merecer un tratamiento preferencial en las políticas del Estado, pues --ya se ha dicho-- no se puede descuidar las atenciones que merece la “gallina de los huevos de oro”, consiguientemente lo que falta son políticas muy precisas para fomentar mayores inversiones, única manera de tentar a las grandes empresas que están en busca de “prospectos y yacimientos” en países tradicionalmente mineros, pero particularmente en aquellos en los que existen garantías y facilidades para comenzar operaciones que durarán varios años en preparación y otros tantos en la fase de explotación y recuperación financiera y de utilidades comunes.
Lo que se mencionó en torno a buenos precios tiene su explicación, pues tratándose de “ciclos” especiales en la minería hay que tener la paciencia suficiente para que por algunos periodos se estabilicen las operaciones y se encare la parte activa de orden productivo que ya en marcha no es susceptible de grandes variaciones, por tanto lo principal es la consolidación de los proyectos mineros para pensar en utilidades para el Estado y en beneficios directos para las regiones.
Según datos del Ministerio de Minería que nos permitimos utilizarlos para que nuestros lectores aprecien la importancia de la actividad minera y la generación constante de regalías es que incluimos una tabla que muestra el crecimiento entre enero y agosto de la gestión presente con cifras contundentes que aseguran el incremento de utilidades para las regiones.
Hay datos interesantes, el caso del zinc que pese a la fuerte caída de su precio sigue siendo el principal generador de utilidades, como sucede también con la plata, el oro y el estaño. Sólo el bismuto y el manganeso no tienen mayor incidencia en las cifras de una contundente actividad minera.
La recuperación de precios está llamando la atención de los mineros cooperativistas, especialmente de aquellos que (en Potosí y algunas minas chicas) cambian su actividad en cuanto bajan los precios y vuelven al sector cuando estos mejoran, se trata también de trabajadores temporales que no son precisamente los que garantizan la vida útil y permanente de la actividad minera.
La presente gestión termina en poco más de dos meses y en el tiempo transcurrido mucho se habló de la minería y su importancia, pero todavía tal posición oficial no se ha plasmado en políticas que atraigan y garanticen nuevas inversiones para el fomento de la exploración y explotación de nuestros recursos mineros. (Agencia Uru)
El principal directivo de los mineros medianos en una nota periodística del matutino de circulación nacional (La Razón), explica además “que en minería los proyectos tienen un ciclo de maduración de hasta diez (10) años”. Esa apreciación es correcta cuando se observa por ejemplo el caso del proyecto San Cristóbal que opera en Potosí y que tardó justamente una década desde su primera inversión hasta poner en marcha el macro proyecto que ahora sirve inclusive para mejorar el porcentaje del PIB nacional con las recaudaciones logradas por exportaciones y divisas creadas para el TGN, además de las regalías que paga al gobierno departamental de Potosí para encarar planes de desarrollo.
Otro ejemplo de la gran minería es la Mina San Vicente que se mueve con la inversión extranjera de la Pan Américan Silver Bolivia S.A. y que produce aproximadamente 300 mil onzas de plata mensualmente, lo que permite como utilidad, luego del pago de todas las obligaciones legales, un promedio de tres millones de dólares mensuales. Es decir una cifra aparentemente astronómica pero nada más que retributiva al monto de la importante inversión que efectuó la Pan Américan hace años atrás.
EL HECHO LÓGICO
Hay que convenir en que si la minería es un sistema dinámico, aunque cíclico y que produce el mayor porcentaje de ingresos para el país, debería merecer un tratamiento preferencial en las políticas del Estado, pues --ya se ha dicho-- no se puede descuidar las atenciones que merece la “gallina de los huevos de oro”, consiguientemente lo que falta son políticas muy precisas para fomentar mayores inversiones, única manera de tentar a las grandes empresas que están en busca de “prospectos y yacimientos” en países tradicionalmente mineros, pero particularmente en aquellos en los que existen garantías y facilidades para comenzar operaciones que durarán varios años en preparación y otros tantos en la fase de explotación y recuperación financiera y de utilidades comunes.
Lo que se mencionó en torno a buenos precios tiene su explicación, pues tratándose de “ciclos” especiales en la minería hay que tener la paciencia suficiente para que por algunos periodos se estabilicen las operaciones y se encare la parte activa de orden productivo que ya en marcha no es susceptible de grandes variaciones, por tanto lo principal es la consolidación de los proyectos mineros para pensar en utilidades para el Estado y en beneficios directos para las regiones.
Según datos del Ministerio de Minería que nos permitimos utilizarlos para que nuestros lectores aprecien la importancia de la actividad minera y la generación constante de regalías es que incluimos una tabla que muestra el crecimiento entre enero y agosto de la gestión presente con cifras contundentes que aseguran el incremento de utilidades para las regiones.
Hay datos interesantes, el caso del zinc que pese a la fuerte caída de su precio sigue siendo el principal generador de utilidades, como sucede también con la plata, el oro y el estaño. Sólo el bismuto y el manganeso no tienen mayor incidencia en las cifras de una contundente actividad minera.
La recuperación de precios está llamando la atención de los mineros cooperativistas, especialmente de aquellos que (en Potosí y algunas minas chicas) cambian su actividad en cuanto bajan los precios y vuelven al sector cuando estos mejoran, se trata también de trabajadores temporales que no son precisamente los que garantizan la vida útil y permanente de la actividad minera.
La presente gestión termina en poco más de dos meses y en el tiempo transcurrido mucho se habló de la minería y su importancia, pero todavía tal posición oficial no se ha plasmado en políticas que atraigan y garanticen nuevas inversiones para el fomento de la exploración y explotación de nuestros recursos mineros. (Agencia Uru)
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