En la medida que pasa el tiempo y aparentemente tras el boom que recordó la importancia del litio a nivel mundial pero de manera especial para preocupados industriales de los futuros automóviles híbridos, la mirada de muchos gobiernos está en Bolivia, nuestro país, que según las más optimistas estimaciones posee casi la mitad de las reservas mundiales de esa estratégica materia prima
La industria automotriz está empeñada en cambiar el rumbo de su producción, pero para hacerlo la clave consiste en minimizar al máximo la dependencia del petróleo, de manera que en el futuro inmediato no sean los carburantes una exigencia inevitable para seguir fabricando motorizados, pues los nuevos serán más sencillos, utilizarán pilas o baterías de litio y serán además más limpios, aunque en las previsiones iniciales, no serán más baratos que aquellos que funcionan con gasolina o diesel.
Ya se han movilizado ejecutivos europeos, el caso de los franceses del Grupo Bolloré, también lo han hecho asiáticos, como los de Japón y Corea, no faltaron norteamericanos y hasta brasileños, empero las condiciones expuestas por las autoridades nacionales, han frenado esos ímpetus y los interesados deberán reformular sus proyectos, para llegar hasta la fase de industrialización del litio y dentro de una modalidad societaria con nuestro gobierno.
Un informe del Instituto Geológico de USA hace una comparación del potencial de las reservas mundiales de litio y señala que en los salares de Bolivia se pueden extraer 5.4 millones de toneladas, mientras que en Chile no se pasaría de 3 millones; la China podría producir 1,1 millones y Estados Unidos poco más de 400 mil toneladas, por tanto la mayor reserva “junta” se halla en Bolivia.
La tarea de investigación es prolija en el exterior, tanto así que los analistas aseguran que el mayor potencial se encuentra en el Salar de Uyuni en Potosí y algo más en los otros “desiertos” salados, consignando el Salar de Coipasa en la jurisdicción del Departamento de Oruro.
Los empresarios industriales, pero además los gobiernos de varios países están interesados en lograr acuerdos con el Gobierno de Bolivia para encarar la explotación del litio, aunque hasta la fecha, no hay acuerdos con ninguna de las ofertantes debido a que la política inicial del Gobierno, es que el Estado asuma parte de la responsabilidad de la primera fase de explotación y sólo se logre un acuerdo de sociedad para la fase de industrialización del litio. Sin embargo la estrategia pueda variar en función de la cuantificación del proyecto de explotación de las salmueras y su industrialización, que por supuesto obligan a una millonaria inversión que nuestro gobierno no posee.
Todavía no hay definiciones de nivel oficial y en todo caso, la implementación de una planta piloto en el Salar de Uyuni continua con aportes del gobierno, en tanto se decida la estrategia para impulsar la gigante operación industrial del litio en Bolivia.
La industria automotriz está empeñada en cambiar el rumbo de su producción, pero para hacerlo la clave consiste en minimizar al máximo la dependencia del petróleo, de manera que en el futuro inmediato no sean los carburantes una exigencia inevitable para seguir fabricando motorizados, pues los nuevos serán más sencillos, utilizarán pilas o baterías de litio y serán además más limpios, aunque en las previsiones iniciales, no serán más baratos que aquellos que funcionan con gasolina o diesel.
Ya se han movilizado ejecutivos europeos, el caso de los franceses del Grupo Bolloré, también lo han hecho asiáticos, como los de Japón y Corea, no faltaron norteamericanos y hasta brasileños, empero las condiciones expuestas por las autoridades nacionales, han frenado esos ímpetus y los interesados deberán reformular sus proyectos, para llegar hasta la fase de industrialización del litio y dentro de una modalidad societaria con nuestro gobierno.
Un informe del Instituto Geológico de USA hace una comparación del potencial de las reservas mundiales de litio y señala que en los salares de Bolivia se pueden extraer 5.4 millones de toneladas, mientras que en Chile no se pasaría de 3 millones; la China podría producir 1,1 millones y Estados Unidos poco más de 400 mil toneladas, por tanto la mayor reserva “junta” se halla en Bolivia.
La tarea de investigación es prolija en el exterior, tanto así que los analistas aseguran que el mayor potencial se encuentra en el Salar de Uyuni en Potosí y algo más en los otros “desiertos” salados, consignando el Salar de Coipasa en la jurisdicción del Departamento de Oruro.
Los empresarios industriales, pero además los gobiernos de varios países están interesados en lograr acuerdos con el Gobierno de Bolivia para encarar la explotación del litio, aunque hasta la fecha, no hay acuerdos con ninguna de las ofertantes debido a que la política inicial del Gobierno, es que el Estado asuma parte de la responsabilidad de la primera fase de explotación y sólo se logre un acuerdo de sociedad para la fase de industrialización del litio. Sin embargo la estrategia pueda variar en función de la cuantificación del proyecto de explotación de las salmueras y su industrialización, que por supuesto obligan a una millonaria inversión que nuestro gobierno no posee.
Todavía no hay definiciones de nivel oficial y en todo caso, la implementación de una planta piloto en el Salar de Uyuni continua con aportes del gobierno, en tanto se decida la estrategia para impulsar la gigante operación industrial del litio en Bolivia.
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