A través de su encargado de negocios en la Embajada Iraní en nuestro país, el gobierno de esa nación ha mostrado inusitado interés en el litio boliviano, adelantando una negociación inmediata para que se estudien alternativas de una millonaria inversión en este campo.
El encargado de negocios de Irán en Bolivia Masoud Edrisi indicó que se trabaja en establecer cálculos de inversión para formalizar una propuesta que permita al gobierno iraní participar de la competencia junto a otros interesados como los capitalistas de Francia, caso de la Bolloré, las dos gigantes empresas de la industria automotriz del Japón, otra de Corea y recientemente industriales de Brasil y los Estados Unidos.
La reserva de litio en los salares bolivianos de Uyuni y Coipasa, estimada en cinco mil millones de toneladas métricas, ha trascendido a nivel continental de ahí que desde el otro lado del mundo llegan ofertas que deberán ser evaluadas en todas las instancias que amerita la definición de admitir la mejor para encarar luego la exploración final y explotación del litio, además de la otra etapa de industrialización, bajo reglas ya anticipadas en las que el Estado boliviano necesariamente será parte del negocio.
Los entendidos internacionales para evaluar la potencialidad de diferentes yacimientos mineralizados en el globo terráqueo coinciden en señalar que Bolivia cuenta con las mayores reservas de litio a nivel mundial, colocándose en la parte superior de los registros sobre futura explotación del mineral que transformará la industria automotriz, eliminando el uso de carburantes, pero también el incremento productivo de otra serie de elementos imprescindibles para la electrónica y la cibernética.
Lo de Irán no es casual, es parte de la estrategia de ese país para lograr hegemonía industrial en base a elementos como el litio y el uranio, este último mineral radioactivo de importancia nuclear.
El encargado de negocios de Irán en Bolivia Masoud Edrisi indicó que se trabaja en establecer cálculos de inversión para formalizar una propuesta que permita al gobierno iraní participar de la competencia junto a otros interesados como los capitalistas de Francia, caso de la Bolloré, las dos gigantes empresas de la industria automotriz del Japón, otra de Corea y recientemente industriales de Brasil y los Estados Unidos.
La reserva de litio en los salares bolivianos de Uyuni y Coipasa, estimada en cinco mil millones de toneladas métricas, ha trascendido a nivel continental de ahí que desde el otro lado del mundo llegan ofertas que deberán ser evaluadas en todas las instancias que amerita la definición de admitir la mejor para encarar luego la exploración final y explotación del litio, además de la otra etapa de industrialización, bajo reglas ya anticipadas en las que el Estado boliviano necesariamente será parte del negocio.
Los entendidos internacionales para evaluar la potencialidad de diferentes yacimientos mineralizados en el globo terráqueo coinciden en señalar que Bolivia cuenta con las mayores reservas de litio a nivel mundial, colocándose en la parte superior de los registros sobre futura explotación del mineral que transformará la industria automotriz, eliminando el uso de carburantes, pero también el incremento productivo de otra serie de elementos imprescindibles para la electrónica y la cibernética.
Lo de Irán no es casual, es parte de la estrategia de ese país para lograr hegemonía industrial en base a elementos como el litio y el uranio, este último mineral radioactivo de importancia nuclear.
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