Después de que la planta metalúrgica Karachipampa registrara una segunda paralización en su producción desde el inicio de operaciones, el expresidente de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), Héctor Córdova, sugirió evaluar el costo de producción y pensar en otras alternativas si es que la factoría no resulta un buen negocio.
“Yo creo que hay que hacer un buen balance de cuánto se ha invertido, cuánto se sigue invirtiendo y cuánto se puede recuperar, esto tiene que ser visto claramente como un negocio, y si no es un buen negocio para el país hay que pensar rápidamente en alternativas”, manifestó Córdova.
RACIONALIDAD
El especialista explicó que “no porque la planta metalúrgica represente un símbolo tecnológico para el país se deba seguir invirtiendo sin pensar en recuperaciones”.
“Viendo bien el funcionamiento de esto hay que hacer un cálculo y ver si estas paradas, los repuestos y los parches no valen más que una planta nueva”, remarcó la exautoridad.
EXPLOSIÓN
El 27 de noviembre una explosión en horas de la madrugada paralizó la producción de plomo en Karachipampa. El estallido afectó las paredes del horno Kivcet por lo que se estima que no funcione en los próximos 45 días. Sin embargo, el accidente no afectó a los trabajos de refinación, por lo que continuará la producción.
En octubre de 2014 ocurrió la primera paralización de la Planta por más de un mes, debido a una “imperfección” en su diseño, informó entonces el gerente de la empresa, Édgar Pinto.
DECISIÓN
Dos meses antes, en agosto del mismo año, el gobierno dio por iniciada las operaciones del complejo metalúrgico, luego de permanecer 30 años paralizado.
“Como cualquier equipo e instrumento que no se ha usado durante 30 años, por más nuevo que esté sufre un deterioro normal de sus partes”, expresó Córdova.
Remarcó que la prueba de que algo hay que cambiar “son estas continuas fallas que encontramos y que se transforman en incidentes en la Planta y que impide la continuidad de la producción”.
DESPERFECTOS
El experto recordó los distintos elementos que fueron fallando en el complejo metalúrgico, como la planta generadora de oxígeno, detalles de la propia construcción, la salida del horno y ahora las camisas de refrigeración.
“Todos estos elementos que ya fueron cambiados todavía van a ser motivo de interrupciones, ya que la producción de metales a alta temperatura exige que todo marche como un reloj, y si hay alguito que falla es muy peligroso”, apuntó.
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