Hasta el presente la condición de una sola variable identifica a Bolivia como un país minero, productor y exportador de concentrados de minerales. La única variable se dio con la exportación de estaño fundido, proceso iniciado a través de una fundidora privada en Oruro y posteriormente en gran escala con la creación de la Empresa Nacional de Fundiciones (Enaf).
Otros intentos de darle “valor agregado” a nuestros minerales se perfilaban con el complejo de Karachipampa que no funcionó y otro donde se hicieron grandes inversiones para tener toneladas de fierros “ordenadamente colocados” pero sin mayor utilidad práctica. Sólo el estaño fundido en Oruro y con el sello que persiste hasta ahora de Enaf, se logró un avance especial para darle el valor agregado que necesitaba nuestro estaño que fundido logró pureza de 99.9%.
En el Ministerio de Minería se habla de importantes proyectos para la industrialización de varios de nuestro minerales, el caso del cobre por ejemplo tendrá avance concreto el próximo mes de Octubre en Coro Coro donde se producirán cátodos de cobre electrolítico y se tiene avanzado un proyecto para la fabricación de alambre de cobre.
No es todo –en proyectos– se menciona el caso del Mutún y por supuesto que eso sí avanza para llegar a la fase de siderurgia y la producción de acero. Una planta en funcionamiento producirá ácido sulfúrico en cantidades industriales, mientras que un complejo polimetalúrgico tratará plata, zinc y plomo.
Hasta fin de año, si cumple las previsiones establecidas podría estar dando sus primeros paso la planta piloto del Salar de Uyuni produciendo carbonato de litio y otros minerales contenidos en las salmueras, como paso inicial de la etapa siguiente que consistirá en la industrialización de litio para llegar a la fabricación de pilas y baterías para la nueva industria automotriz mundial.
Estamos frente a un panorama realmente fabuloso, tanto o más importante que el de los hidrocarburos, aunque se trate también de recursos no renovables, pero como en el caso del litio, para iniciar una larga etapa de explotación de la reserva considerada la más importante a nivel internacional.
Recursos mineralógicos no nos faltan, buenas intenciones con variados proyectos tampoco, lo que está faltando es un conjunto de disposiciones que hagan viable la concreción de los grandes, medianos y pequeños prospectos de la minería boliviana. (Agencia URU)
Otros intentos de darle “valor agregado” a nuestros minerales se perfilaban con el complejo de Karachipampa que no funcionó y otro donde se hicieron grandes inversiones para tener toneladas de fierros “ordenadamente colocados” pero sin mayor utilidad práctica. Sólo el estaño fundido en Oruro y con el sello que persiste hasta ahora de Enaf, se logró un avance especial para darle el valor agregado que necesitaba nuestro estaño que fundido logró pureza de 99.9%.
En el Ministerio de Minería se habla de importantes proyectos para la industrialización de varios de nuestro minerales, el caso del cobre por ejemplo tendrá avance concreto el próximo mes de Octubre en Coro Coro donde se producirán cátodos de cobre electrolítico y se tiene avanzado un proyecto para la fabricación de alambre de cobre.
No es todo –en proyectos– se menciona el caso del Mutún y por supuesto que eso sí avanza para llegar a la fase de siderurgia y la producción de acero. Una planta en funcionamiento producirá ácido sulfúrico en cantidades industriales, mientras que un complejo polimetalúrgico tratará plata, zinc y plomo.
Hasta fin de año, si cumple las previsiones establecidas podría estar dando sus primeros paso la planta piloto del Salar de Uyuni produciendo carbonato de litio y otros minerales contenidos en las salmueras, como paso inicial de la etapa siguiente que consistirá en la industrialización de litio para llegar a la fabricación de pilas y baterías para la nueva industria automotriz mundial.
Estamos frente a un panorama realmente fabuloso, tanto o más importante que el de los hidrocarburos, aunque se trate también de recursos no renovables, pero como en el caso del litio, para iniciar una larga etapa de explotación de la reserva considerada la más importante a nivel internacional.
Recursos mineralógicos no nos faltan, buenas intenciones con variados proyectos tampoco, lo que está faltando es un conjunto de disposiciones que hagan viable la concreción de los grandes, medianos y pequeños prospectos de la minería boliviana. (Agencia URU)
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