La industria minera ha necesitado permanentemente de fuertes soportes para el desarrollo de sus actividades, en todos sus niveles, es decir en el sector chico, el mediano y hasta las cooperativas, cuando se habla de nuestro país.
La minería internacional, funciona en base al apoyo de grandes capitales que son intermediados por la banca financiera y por supuesto con particulares convenios que dan forma a sociedades “accidentales” que tienen como objetivo el proceso de exploración, explotación y comercialización de minerales. Países como Chile, Perú, Argentina e inclusive Colombia, han impulsado grandes emprendimientos mineros, justamente con soportes crediticios de la gran banca
El interés que muestran grandes empresas extranjeras por el litio boliviano, ha trascendido tal importancia de manera directa al sistema de la banca comercial, tal el caso de tres bancos estatales, que son parte de los sistemas financieros gubernamentales de Japón, la China y el Brasil. En esos casos, se han enviado las propuestas pertinentes al gobierno Boliviano.
La intención es la de financiar la implementación de las plantas industriales de litio en los salares de Bolivia, el de Uyuni en Potosí y el de Coipasa en Oruro, así deberían ir paralelamente los proyectos, considerando que las reservas en su generalidad abarcan los dos distritos. Si la banca desea impulsar el gigante proyecto, significa que son factibles las posibilidades de conseguir más de los 1.000 millones de dólares, inicialmente calculados.
En la medida que el proyecto se concrete serán necesarios los dólares y por supuesto los bancos oferentes podrán disponer de la millonaria inversión para hacer factible la industrialización del litio. Una primera fase que es la obtención de carbonato de litio corresponderá directamente a la inversión estatal boliviana una vez que la planta piloto que se instala en Uyuni comience su producción.
El proceso de tratamiento del carbonato de litio para su industrialización tendrá un costo de 300 millones de dólares, pero el proyecto completo significa además la instalación de otras plantas químicas para alcanzar el objetivo de la producción de baterías, lo que demandará otra inversión de 700 millones de dólares. No todo está dicho con los millones de dólares, es posible que la infraestructura afín al proyecto, obligue a otros requerimientos financieros, para cubrir los costos de infraestructura vial, dotación de energía eléctrica, gas y otros detalles propios de una gigante industria.
Es interesante saber que de manera directa la banca internacional se interesa en los grandes proyectos mineros. En nuestro país, en menor escala, ya se dan algunos pasos hacia la participación del sistema financiero para “bancar” proyectos de la mediana y gran minería.
La minería internacional, funciona en base al apoyo de grandes capitales que son intermediados por la banca financiera y por supuesto con particulares convenios que dan forma a sociedades “accidentales” que tienen como objetivo el proceso de exploración, explotación y comercialización de minerales. Países como Chile, Perú, Argentina e inclusive Colombia, han impulsado grandes emprendimientos mineros, justamente con soportes crediticios de la gran banca
El interés que muestran grandes empresas extranjeras por el litio boliviano, ha trascendido tal importancia de manera directa al sistema de la banca comercial, tal el caso de tres bancos estatales, que son parte de los sistemas financieros gubernamentales de Japón, la China y el Brasil. En esos casos, se han enviado las propuestas pertinentes al gobierno Boliviano.
La intención es la de financiar la implementación de las plantas industriales de litio en los salares de Bolivia, el de Uyuni en Potosí y el de Coipasa en Oruro, así deberían ir paralelamente los proyectos, considerando que las reservas en su generalidad abarcan los dos distritos. Si la banca desea impulsar el gigante proyecto, significa que son factibles las posibilidades de conseguir más de los 1.000 millones de dólares, inicialmente calculados.
En la medida que el proyecto se concrete serán necesarios los dólares y por supuesto los bancos oferentes podrán disponer de la millonaria inversión para hacer factible la industrialización del litio. Una primera fase que es la obtención de carbonato de litio corresponderá directamente a la inversión estatal boliviana una vez que la planta piloto que se instala en Uyuni comience su producción.
El proceso de tratamiento del carbonato de litio para su industrialización tendrá un costo de 300 millones de dólares, pero el proyecto completo significa además la instalación de otras plantas químicas para alcanzar el objetivo de la producción de baterías, lo que demandará otra inversión de 700 millones de dólares. No todo está dicho con los millones de dólares, es posible que la infraestructura afín al proyecto, obligue a otros requerimientos financieros, para cubrir los costos de infraestructura vial, dotación de energía eléctrica, gas y otros detalles propios de una gigante industria.
Es interesante saber que de manera directa la banca internacional se interesa en los grandes proyectos mineros. En nuestro país, en menor escala, ya se dan algunos pasos hacia la participación del sistema financiero para “bancar” proyectos de la mediana y gran minería.
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