Nadie explica claramente el motivo de insistir en una "refundación" de la Corporación Minera de Bolivia, (Comibol), un proceso que conlleva una serie de problemas internos, que puede complicar la situación legal de su personal y que además demorará bastante tiempo en adecuarse a una nueva circunstancia que verdaderamente sea solución a la actual carencia de lineamientos, la falta de una política minera adecuada a la realidad del país y lo más importante, la definición de reglas de juego, para encarar un desarrollo sostenible del sector, hasta llegar a la industrialización de todos nuestros concentrados que se convertirán en metales con el importante valor agregado de ese proceso, para mejorar sus precios y la demanda en los mercados internacionales.
La Comibol como está al presente, después de varios años de una actividad pasiva y meramente administrativa, realmente necesita renovarse, pero el camino para ese fin, debe ser su "reestructuración" total, bajo parámetros que sean manejados por equipos profesionales, estableciendo prioridades para devolver a la minería el lugar que siempre tuvo desde el nacimiento de la República y que ahora a ocho años de su bicentenario necesita posesionarse nuevamente como el sector productivo que asegure la economía nacional.
Hay quienes pensarán que se trata de una alegoría especial, aprovechando la coyuntura, cuando en realidad de lo que se trata es de rescatar una empresa para modernizarla, para que sea parte importante de la "cadena productiva nacional", pero con planes concretos y no con programas improvisados y repetitivos de tiempos pasados, cuando la Comibol servía más a gobiernos de turno para su sostenimiento y los sistemas productivos se desarrollaban por la suerte y el buen criterio de algunos profesionales y los trabajadores pero sin estructura empresarial
Lo que se ha propuesto a nivel del ministerio del ramo, es una recopilación de la teoría que hizo funcionar a la estatal minera, burocratizada, pero sin los instrumentos necesarios para encarar cambios, sostenerlos y aplicarlos en el marco de adecuadas disposiciones legales.
Las autoridades responsables del manejo de nuestra minería, como está en la actualidad, tienen que reconocer que bajo su responsabilidad está encontrar la fórmula para reactivarla, pero con un "macro proyecto" de alta gerencia, técnica y administrativa, que no signifique cambiarle su razón social y obligar a largos trámites, adecuación legal, especialmente al liquidar una denominación y crear otra que significará incluso complicar el orden social de todos los dependientes de la estatal minera, cuando lo más operativo y necesario, es formar mesas de trabajo con altos profesionales y aplicar la reestructuración de la pesada Comibol.
Ya lo hemos señalado en repetidas oportunidades y añadimos a la presente el criterio de destacados profesionales de la materia, expertos y analistas, dirigentes sindicales, ex miembros del directorio de la Comibol y observadores del proceso, que opinan de manera responsable y sincera, sugiriendo la reestructuración de la estatal minera y archivando una carpeta que propone cambiar el denominativo de una empresa que tardará mucho tiempo en su recomposición, cuando la prioridad hoy, es recuperar el tiempo perdido, que en minería es sumamente crítico, pero además facilitar las condiciones apropiadas para captar inversiones, que es el otro punto crítico de encarar proyectos mineros "respetables".
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