• Se han presentado condiciones propicias para la exportación de minerales
• Si el precio de minerales se mantiene en ascenso puede subir el rédito
• Faltan políticas más claras para establecer un alto ritmo de productividad
La transformación de nuestros concentrados en metales, nos permitirá crecer industrialmente y percibir mayores utilidades comunitarias
"Como producto del shock de precios del petróleo y del gas -debido a su indexación- no se veía venir que en el primer semestre del 2016 se observe que el sector minero - metalúrgico, retorne al primer lugar, después de 14 años, desde el 2002, como sector en importancia en las exportaciones bolivianas, desplazando al de los hidrocarburos, al segundo lugar", en cuestión de la venta de nuestras materias primas. Se añade que "tendrá que definirse si es un cambio estructural o transitorio, pero el hecho es que sucedió y que continuará en el primer semestre".
El importante análisis publicado en el suplemento Inversión de Página Siete y cuya autoría corresponde al economista y ex presidente del Banco Central de Bolivia, Gabriel Loza Tellería, muestra el interesante cambio que se produce en el rubro de las exportaciones minero - metalúrgicas en el país.
El INE utiliza una clasificación según actividad económica, incluye al sector de las manufacturas que sobresalen en rubros especiales de producción como la soya y derivados el caso de harina y aceite y luego se consignan productos de la metalurgia tales como el estaño, antimonio, oro y plata metálica que son los conocidos como commodities. Estos últimos justamente marcaron la diferencia en las exportaciones que recuperaron un sitio de privilegio para la minería y metales, concentrados por una parte y lingotes por la otra.
En base a los sistemas de medición de las Naciones Unidas y los que maneja la Organización Mundial de Comercio (OMC) se observa que en el periodo de enero a junio del año presente, las exportaciones bolivianas de minerales y metales representaron el 42 por ciento de las exportaciones totales, aumentando su participación en casi diez puntos porcentuales, desde un 32,3% de enero a junio del 2015. La comparación por periodo similar en lo que corresponde a la exportación de los hidrocarburos, anota que su participación porcentual fue de un 33,7%, habiendo descendido en importancia hasta 15 puntos porcentuales desde el 48,6% que registraron en el primer semestre del 2015. Con esos datos se confirma que el sector productivo minero - metalúrgico aumentó su capacidad exportable, mostrando que ésta actividad debe mantenerse en un ritmo permanente de producción, contando con todos los elementos necesarios para su sostenibilidad en tiempo y espacio.
El análisis sobre este hecho importante refleja que la caída de las exportaciones de hidrocarburos en un 50 por ciento en el primer semestre del presente año con relación a igual periodo del 2015, permitió a la minería y metalurgia alcanzar un mejor promedio pues su descenso en porcentaje de exportaciones significó sólo el 6,3 por ciento. "Se produjo un cambio en la composición no ocasionado por el mayor dinamismo de un sector sino debido a la caída más acelerada de las exportaciones de hidrocarburos, respecto al sector minero - metalúrgico". Esa aclaración justifica el movimiento porcentual que coloca en primer lugar a las ventas mineras, con un repunte en sus exportaciones.
ESPERANZA EN LOS PRECIOS
Tras conocer el interesante análisis, hay algunas pautas que abren esperanzas para que la situación de la minería siga "bonancible", una manera de experimentar un deseo que permitiría cambiar las actuales condiciones de un proceso casi estático por falta de una dinámica política minera debidamente sostenida con una asignación financiera que en todo caso debe por lo menos aproximarse a la que se dispone para el rubro de hidrocarburos y especialmente del gas.
Para los entendidos en materia minera, la permanencia de cierto nivel de precios en minerales como el zinc, oro (metálico), plata, estaño, este último cuya producción predomina en la minería estatal, en Colquiri. Huanuni y otros centros de menor rendimiento, permitirá su sostenimiento e impulsará el cumplimiento de metas de mayor rendimiento, en un equilibrio -aún frágil- entre los costos de operación y la recuperación económica que es importante para mantener el sector minero que sufrió mayormente el impacto de los precios bajos.
Las -desagradables- circunstancias del último tiempo, con cambios sustanciales en la vigencia de otro sector minero de amplio predominio, como eran las cooperativas, mueven otra ficha en el tablero de la minería nacional y tal parece que el paquete de medidas que aprobó el Gobierno, ordenará de algún modo la vigencia de un sistema en el que distorsionaba la justicia social, elemento principal en las nuevas reglas de juego, entre las que menudearán algunos reclamos, pues son muchos los favoritismo que se eliminan, pero son más las condiciones favorables a sostener una minería equitativa, responsable con el medio ambiente, obligada a trabajar con proyectos aprobados y cumplir con iguales condiciones tributarias, como todos los otros sectores. La minería cooperativizada, empieza a formalizar su actividad, dejando a un lado privilegios que fueron parte de un prolongado periodo de inequidad socio-económica, que favoreció a los empresarios de las cooperativas en desmedro de centenares de asalariados.
Por los avances percibidos en un intento de acercamiento de partes, predomina la posición del Ejecutivo de hacer cumplir los decretos emitidos y avanzar en el tratamiento de algunos proyectos de ley que se encuentra en la Asamblea Legislativa y que deben aprobarse para formalizar las actividades de las cooperativas, como tales, en tanto que algunas deberán inscribirse entre las empresas mineras privadas. Una situación en fase de cumplimiento es que las cooperativas deberán empezar a pagar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y otros tributos regulares del sector.
Se entiende que al mejorar los precios de los minerales, las cooperativas mineras se beneficiarán en sus operaciones, las que se consideran más baratas, por los métodos de laboreo que utilizan los mineros de este sector, aunque demás está decir que de todos modos subirán sus cargas sociales e impositivas.
UN PLAN GLOBAL PARA MINERÍA Y METALURGIA
Lo demostrado con cifras claras sobre la importancia de las exportaciones mineras, que recobraron el primer lugar después de 14 años, muestra de manera contundente que el asunto merece un tratamiento especial en el nivel sectorial del Gobierno, en el que deben asumirse medidas contundentes para impulsar la producción minera, en base a un gran proyecto de inversiones, para movilizar capitales nacionales y extranjeros que movilicen proyectos de prospección y exploración de nuevos yacimientos, que fortalezcan otros emprendimientos de avanzada en todos los subsectores mineros, pues se trata de movilizar toda la minería nacional.
Afirmando la explotación de los yacimientos en uso y la incorporación de nuevos emprendimientos, debe ampliarse la fase de industrialización de nuestros concentrados fortaleciendo la metalurgia y consolidando la siderurgia, para que nuestras futuras exportaciones con adecuado valor agregado, permitan al sector ocupar un buen lugar en el índice de exportaciones.
Una vez más y entre las muchas que se han repetido en sucesivas notas de nuestro suplemento minero, corresponde interpretar el planteamiento de los entendidos en la materia, que reclaman de una buena vez, una política minera renovada, partiendo de la reestructuración de Comibol, de cuyo presidente han pedido su renuncia los dirigentes de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (Fstmb); además se exige complementar el reglamento de la Ley 535, para tener instrumentos sólidos que permitan al país aprovechar el valor de su riqueza minera-metalúrgica, para mejorar las condiciones de vida de nuestra comunidad, junto a los beneficios que seguirá generando la explotación de nuestros hidrocarburos, el gas especialmente.
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