Puede entenderse como un pretexto, empero los signos muy claros que deja el colapso en las operaciones bursátiles del coloso asiático, China, son concretos y tienen su efecto innegable en la economía de nuestro país y las otras naciones productoras del área sudamericana, donde no se disimula la necesidad de aplicar cambios especiales para contrarrestar la distorsión financiera que altera el movimiento especialmente de las divisas.
Si bien el impacto de la crisis china tiene diferentes formas de "golpear" la economía de países vecinos, el mayor impacto se da en la ineludible posición de cambio en varias divisas monetarias, el peso colombiano perdió el 12% de su valor; el peso chileno se vino abajo después de soportar una aguda crisis que empeoró con la baja en el precio del cobre, su principal producto exportable. El real brasileño no puso soportar la presión y también se desvalorizó. No pudo excluirse del fenómeno critico la moneda mexicana, considerada hasta hace poco como "refugio" para cierto tipo de inversores; finalmente y sin ningún chance de enfrentar la situación el bolívar de Venezuela perdió casi el 50 por ciento de su valor frente al dólar y en resulta ser la economía más frágil de la región.
Lo que se revela en los círculos financieros, es el efecto de las transacciones de la China por un largo periodo comprando buena cantidad de materias primas, favoreciendo las economías de algunos países, no de todos, la demanda china generó una subida en los precios mundiales de productos básicos, hecho que para algunos significó la recepción de mayores dividendos.
Pero las cosas cambiaron cuando el país asiático cambió su línea financiera y su demanda de materias primas fue disminuyendo a tal punto que los precios internacionales cayeron estrepitosamente y entonces llegó el turno a los exportadores de materias primas básicas, el caso específicamente nuestro que compromete seriamente nuestro sistema productivo y los resultados los estamos sintiendo severamente, de ahí la grave consecuencia de nuestra dependencia en este caso de China, pero también de los otros colosos económicos.
De acuerdo a reportes de revistas especializadas, las exportaciones mundiales de materias primas de América Latina han caído de un máximo de 550.000 millones de dólares en el 2011 a poco más de 480.000 millones de dólares el año pasado. El resultado de este proceso se extiende a todos los países productores de commodities, especialmente pero con mayor fuerza a los que no poseen aún todas las condiciones para industrializar sus materias primas, por lo que sus economías han disminuido y su sistema financiero queda desacelerado.
A este material que manejan los analistas se suman los pronósticos de organismos internacionales, el caso del Fondo Monetario Internacional, (FMI); también la Cepal y otros que predicen una reducción en el crecimiento de la región, especialmente en los países productores de materias primas, algunos que han optado ya por recortar sus presupuestos y regular sus gastos de la gestión. Medidas necesarias si se quiere aminorar las consecuencias de un fenómeno externo de inevitables consecuencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario