A mediados de junio pasado el Gobierno hizo público a través de su Ministerio de Minería y Metalurgia (MMM) el documento preliminar conteniendo el Plan Sectorial de Desarrollo Minero - Metalúrgico (PSDMM) para el periodo del 2015 al 2019, disponiendo de una inversión de 5.613 millones de dólares, suma con la que pretenden impulsar más de 100 proyectos mineros.
Un factor predominante del plan consistiría en ampliar la exploración de reservas mineras, un paso ineludible y de urgente procesamiento para detectar y establecer el potencial de nuevos yacimientos mineros en el país. Para quienes están en la materia, el presupuesto total que se menciona en el plan sería de un buen uso en la tarea intensiva de prospección y exploración, de muchos futuros prospectos mineros.
Empero para ex autoridades de minería y analistas de la situación, los más de cinco mil millones de dólares distribuidos en cinco años, representan la inversión de algo más de un millón de dólares por año, monto insuficiente para poder ejecutar proyectos mineros de envergadura.
Se menciona con claridad en un hecho comparativo práctico que el monto "no es ni cercano a la media anual que una empresa minera transnacional invierte en desarrollar sus proyectos, peor a la media necesaria para encarar un proyecto o programa de cinco años". Como referencia se mencionan por ejemplo proyecto de clase mundial, el caso de Las Bambas o Cerro Verde en el Perú, que tienen un presupuesto de inversiones que fluctúan entre los 3.000 y 5.000 millones de dólares.
Naturalmente la apreciación es absolutamente clara, realista y no tiene nada de especulativa, si se toma en cuenta que los grandes proyectos mineros exigen grandes inversiones y lo que de momento se ha dispuesto en el país, claro que servirá para alentar algunos de los proyectos en trayectoria de ejecución, como el litio en Uyuni, el hierro del Mutún, posiblemente Karachipampa y algo más habrá que poner para salvar Huanuni y sostener Colquiri, con lo que sin conocer montos precisos, no se sabe cuánto será lo que se disponga exclusivamente para empujar la tarea de exploración minera.
El documento emitido por el MMM admite objetivamente que "uno de los problemas más críticos que enfrenta el sector (minero) reside en la falta de inversiones para exploración, la ausencia de nuevos yacimientos y de reservas mineras, problemas que limitarán el desarrollo del sector minero - metalúrgico en los próximos años".
Habiendo ese convencimiento y expresado en el documento del PSDMM, es obvio que la responsabilidad de ese factor negativo debe ser enmendado con una clara estrategia de inversión en prospección y exploración minera, con un determinado y suficiente presupuesto que sea definido por el Gobierno y en su caso lanzado a la inversión extranjera, por supuesto con claras regla de juego, que deberán ser complementadas en el reglamento de la incompleta Ley Minera 535.
Hay otros aspectos que se manejan en el documento del MMM y que al ser reconocidos muestran una figura más próxima a la realidad con una clara intención de corregir enormes errores y disponer grandes soluciones. Entre otras la que merece urgente atención tiene que ver con la restricción de fondos desde el año 1952, para realizar exploraciones mineras, lo que se observa con claridad cuando no se ha producido una renovación de proyectos, peor aún, saber que ante la ausencia de descubrimientos de nuevos yacimientos económicamente explotables, comporta "graves consecuencias", tanto en la disminución de producción por el agotamiento de los antiguos yacimientos. Como del aumento en los costos de operación con el tratamiento obligado de concentrados de baja ley.
El mismo documento del Plan Sectorial Minero, admite también que el problema es sumamente delicado, cuando hace una comparación en la magnitud del problema señalando por ejemplo que la empresa Codelco, la oficial chilena que maneja la minería del cobre invirtió en el pasado año la suma de 60 millones de dólares, sólo para tareas de exploración, mientras que en el presupuesto general de la estatal Sergeomin, incluyendo gastos corrientes y de inversión, apenas se suman siete millones de dólares, poco más del 10% de lo que en el país vecino se gastó en un año en proyectos de exploración.
Las cosas se muestran de ese modo con mucha claridad, la mismas que están siendo "desveladas" por las autoridades superiores del ramo, lo que significa que se toma conciencia de las imitaciones que todavía rigen para encarar una recuperación de la minería boliviana.
Para comprender el asunto con el mismo realismo que se maneja el PSDMM, es menester insistir en un replanteo de la asignación presupuestaria que esté dirigida de manera concreta a un plan de desarrollo de exploración minera, que además consigna las opciones muy claras para tentar inversiones extranjeras, tomando el ejemplo de países vecinos que están creciendo económicamente gracias al desarrollo de enormes proyectos mineros y ahora contemplados en las nuevas actividades tecnológicas, incluyendo el cuidado del medio ambiente.
Nuestra minería no puede seguir rezagada, por falta de inversiones, el tema es que deben concluirse las reglas de juego, rayar la cancha y trabajar en el contexto de atraer capitales y tecnología, sabiendo que yacimientos no nos faltan, pero no se los puede mantener ocultos o en reserva inútil, sólo porque no hay un buen plan de desarrollo minero.
Los pasos que se están dando son una muestra del interés de replantear el tema minero en la práctica, pero ese hecho merece el suficiente apoyo del Estado, con disposiciones y recursos para entrar de lleno en el desarrollo de la actividad minera y metalúrgica nacional. Recogiendo opiniones de destacados profesionales de la actividad minera, lo que importa en el momento es comenzar un plan de prospección y exploración minera, de manera intensiva y hasta lograr objetivos, como los que se perfilan en el otro lado de la explotación de recursos no renovables, petróleo y gas.
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