No es absolutamente nada nuevo saber que una buena parte de los trabajadores mineros son de ascendencia campesina, labradores en un buen tiempo y tentados por lograr mejores ingresos, convertidos en mineros temporales.
Se da el caso también de la ubicación geográfica de comunidades, donde por lo agreste del terreno las faenas agrícolas son más complicadas y el rendimiento no siempre es el esperado para sostener una familia, de ahí que en ciertas zonas el surgimiento de la minería, en la mayor parte iniciada por mineros chicos, llama la atención de los campesinos que cambian su actividad agropecuaria y se convierten en mineros, de esos contingentes un buen porcentaje ya no regresa al campo, pues la minería proporciona más ingresos?pero, todo tiene buenos y malos tiempos.
La caída de precios internacionales de los minerales es una fuerte presión para que muchos mineros repiensen su situación y en defensa de su economía vuelvan paulatinamente a roturar la tierra, sembrar y cosechar y complementar las tareas con el cuidado de ganado camélido, ovino o vacuno, que por una serie de mejoras en la provisión de reproductores, se convierte recién en un negocio rentable.
Actualmente el retorno migratorio es un hecho, la vuelta es más notoria entre los socios de cooperativas mineras que están optando por volver a sus pagos y según un estudio antropológico la migración campo - mina, es parte idiosincrática de la mayor parte de los mineros que en muchas de las comunidades se hace más patética, debido a los cambios climatológicos, y las condiciones no siempre propicias para extraer de la tierra riquezas minerales, de manera rudimentaria, por es que en época de "vacas flacas", es mejor pedir a la Pachamama el fruto de la acción natural de sembrar y cosechar.
Esos sectores de comunaríos indígenas vulnerables a las condiciones del entorno natural que los rodea, soportando en algún tiempo problemas climatológicos que limitan sus faenas agrícolas, buscan temporalmente en la minería un sustituto a sus necesidades y cuando las mismas también fallan, como en la actualidad por una caída de precios, entonces la hora de la verdad, define la ubicación de los campesinos - mineros, que podría ser definitiva si desde los niveles de Estado se establecerían políticas muy caras para impulsar ambas opciones, con las mismas perspectivas de salvar el pan del día.
Asunto eventualmente complejo, pero que por sus características debería mover políticas más claras de desarrollo, para evitar migraciones de temporada y apoyar actividades productivas más definidas, pero con buenas perspectivas.
La minería confronta problemas especialmente cuando los precios bajan de un nivel aceptable de rendimiento, pero también soporta la dureza de crisis en su estructura funcional si la extracción minera no responde a sus costos productivos y las cargas sociales se hacen pesadas para poder cumplirlas, entonces es cuando se revisan planes y en el caso nuestro se observa que no hubieron adecuadas previsiones en los tiempos de buenos precios, para crear una reserva estratégica que sirva para paliar la situación en los malos tiempos.
He ahí la otra realidad de la conformación de grupos sociales del país que están pendientes o mejor dependientes de las condiciones externas en el manejo de los precios para la compra de nuestras materias primas, productos agropecuarios por un lado y minerales por otro, en su generalidad sin valor agregado. Es el reto a la industrialización de los bienes que producimos.
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