La historia recuerda y con patética realidad el auge que se vivió durante muchos años con la riqueza de la famosa montaña de plata, el Cerro Rico de Potosí. Su mineral, la plata, sirvió para financiar el imperio español, permitió la creación de enormes fortunas que se aprovecharon para el desarrollo de otras latitudes e increíblemente para mantener un estado de miseria entre miles de trabajadores que extraían la riqueza de la fabulosa montaña.
En la actualidad, tras siglos de la extracción permanente de sus riquezas, el interior de la montaña de plata está en peligro de hundirse desde una de las partes altas de su estructura, donde todavía trabajan centenares de cooperativistas.
Algunas apreciaciones de profesionales como ingenieros y arquitectos señalan que el colapso de la cúspide del Cerro Rico comenzó hace años, pero se agudizó desde el 2010 y gradualmente se hace más peligrosa esa posibilidad de que el emblema e ícono de la historia boliviana desaparezca.
Como se trata de un monumento reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, técnicos de ese organismo advirtieron del peligro señalado y dejaron algunas instrucciones para preservar la estructura de la montaña.
Frente a esa situación de riesgo, autoridades del Gobierno a través del ministerio de área han tomado algunas medidas, especialmente la de suspender el trabajo de explotación minera por encima de la cota 4.400, de donde serán retirados cerca de mil cooperativistas que serán transferidos a nuevos yacimientos ricos en concentrados de plomo, plata y zinc.
Para los cooperativistas abandonar el Cerro Rico significará perder sus ingresos, pues no tienen ninguna seguridad que en las nuevas áreas puedan tener la misma cantidad de minerales que pródigamente sigue entregando la montaña de plata.
La operación "obligatoria" de traslado se iniciará en enero próximo y se la hará de acuerdo a un cronograma especial, primero con los mineros que operan en la zona de riesgo y posteriormente con el resto de los trabajadores que operan en gran extensión del "coloso de plata", en su interior y también en las faldas del cerro, donde se espera detener la actividad extractiva precautelando el monumento nacional.
Las alternativas están planteadas y definidas, ahora lo que corresponde es ubicar nuevos yacimientos mineralizados para que el fuerte contingente de experimentados mineros potosinos genere un nuevo "polo minero", que puede extenderse pródigamente en la medida que sean descubiertas y habilitadas más vetas mineras, riqueza que en el caso de Potosí no falta.
De ese modo la salvaguarda del monumento histórico queda garantizada, como también la reubicación de centenares de mineros cooperativistas e incluso algunas empresas de la minería privada que buscarán otra concesión minera de importancia.
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