viernes, 14 de diciembre de 2012

Entre minas nacionalizadas y nuevos emprendimientos

Cuando se hace mención a la actividad minera en el país, primero hay que retroceder en el tiempo y establecer las condiciones que, por mencionar un año el de 1952, mostraban el sistema de explotación de ricos yacimientos mineros por parte de emprendedores privados que durante muchos años explotaron la riqueza minera boliviana, la exportaron y sostenían todo un aparato productivo que hasta fue mecanizado en parte y permitía a sus trabajadores y empleados ciertos beneficios de los que muchos extrabajadores de entonces recordaban como los de auge y buenos ingresos para toda la empresa.

No se trata sólo de salvar el modelo extractivista de entonces, sino recordar que si bien la mayor parte de las utilidades servía para que los Barones del estaño saquen sus riquezas fuera del país, también permitía como nunca se vio después contar con las pulperías más ricas y surtidas del país, inclusive con partidas de enseres domésticos, ropa y juguetes importados, una muestra real del auge de la minería en sus grandes centros productivos.

De la misma fecha que recordamos como parte de dos épocas muy claras en la minería boliviana, hacia adelante la aplicación del modelo estatista con otras características que indudablemente priorizaron el beneficio para el Estado, aunque bajo el argumento de la nacionalización, se convenció a los mineros sobre su cuota parte de sacrificio en el desarrollo de la producción minera.

Toda acción revolucionaria implica cambios y por supuesto que al existir mayores obligaciones sociales dentro el sistema administrativo de la que era la Comibol, se fueron delimitando ciertas condiciones y hasta categorías entre los propios mineros, para obtener las mejores y mayores ventajas de un modelo exclusivamente de "extracción" de minerales y de un retorno con vericuetos de las utilidades que proporcionó la minería a los gobiernos de turno para que puedan sostenerse atrabiliariamente en el poder político.

Hoy las cosas han cambiado y de aquella nacionalización que significó un cambio hacia el capitalismo de Estado, hoy por hoy se renacionalizan las minas sólo para satisfacer demandas sectoriales y sin muchas perspectivas de mejorar todo el sistema de modo que se recupere el verdadero valor productivo de la gran minería boliviana.

En el momento actual hay que definir las políticas de la nueva minería que debe regir en el país, sabiendo que este es un tiempo de decisiones para encarar un nuevo modelo que aproveche el potencial minero nacional, de cuyo total sólo un 20 por ciento ha sido explorado y está siendo parcialmente explotado.

Se necesita dejar de lado la política de aparentes nacionalizaciones, para asegurar proyectos de exploración, prospección y explotación minera, bajo condiciones de seguridad y solvencia, con adecuado uso de recursos humanos y técnicos para hacer de la minería el prospecto más importante para fortalecer la economía general, con empleos seguros, con impuestos y regalías, con bienestar compartido en un proceso de cambio práctico y efectivo.

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