Aplicando el refrán "más vale tarde que nunca" rescato las sugerencias propuestas por un grupo de investigadores que hace un año plantearon modificaciones al sistema tributario general pero también con miras a reformar el régimen tributario minero, bajo el concepto de elevar el tributo a la remisión de utilidades al exterior y disminuir la tasa del impuesto a las utilidades de las empresas, además de reformar el régimen de las regalías mineras y crear un fondo de estabilización de ingresos mineros, en prefecturas (ahora gobernaciones) y en las alcaldías.
Las propuestas de los estudiosos de la compleja problemática tributaria, estiman que en el caso de su primera recomendación se trata de subir el impuesto a la remisión de utilidades al exterior desde su nivel actual de 12,5 por ciento a por lo menos un 35 por ciento.
En una segunda instancia proponen bajar el impuesto a las utilidades de las empresas desde el nivel que se mantenía de 37,5 por ciento para la actividad productiva minera, hasta un nivel competitivo no mayor al 25 por ciento.
Algunas revelaciones impositivas de hace un año atrás mostraban cifras en bajada del impuesto a las utilidades, con relación a una gestión anterior, pese a un ajuste de hasta el 50% en la tasa de ese impuesto en el régimen general, demostrándose de tal modo un bajo nivel de cumplimiento por parte de los contribuyentes y al mismo tiempo un deficiente control del sistema desde la misma administración de Impuestos Internos.
Esos hechos reflejan además la necesidad de generar cambios importantes en lo que corresponde a la generación de impuestos, con mayor razón si los mismos deben servir para fortalecer sectores productivos tan importantes como el de la minería.
El hecho está en que no es cuestión de crear más impuestos, sino en hacer eficientes los que se aplican normalmente de manera que no se produzca una "corrida de recursos" en el caso de la minería habría que especificar que se trata de inversiones, las que no llegarían a cubrir las expectativas de los productores privados por una parte, u obligarían a los administradores del Estado a ir contra la corriente de las políticas de desarrollo productivo que en el caso minero son muy sensibles a las variaciones de precios en el mercado internacional de los minerales.
A propósito del asunto los expertos en finanzas estatales señalan que hay necesidad de aplicar una reforma al régimen de regalías mineras, "ampliando el criterio de progresividad en las tasas, de acuerdo a las variaciones de precios vigentes en los mercados internacionales".
Algo más que se sugería era "homogeneizar la presión tributaria aplicando tasas impositivas reales y justas especialmente a los sectores de la minería chica y de las cooperativas, diferenciado los porcentajes para la minería mediana y la industrialmente grande.
No faltó el criterio muy correcto de insistir en la aplicación de impuestos sobre utilidades y de estas las regalías correspondientes a las empresas metalúrgicas y en poco tiempo más ojala también a las siderúrgicas, pues no hay ningún pretexto para que esas empresas que perciben utilidades por la exportación de minerales "tratados", puedan eludir su contribución al desarrollo nacional y regional, por la vía impositiva.
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