La inigualable riqueza de Bolivia se muestra altiva en el centro mismo del escudo nacional, es la imponente figura del portentoso Cerro Rico, el mayor de los yacimientos argentíferos del continente que cubrió la demanda de más de un reino en Europa y en otros países de ultramar.
El Cerro Rico ha sido explotado de manera continua durante más de 500 años, ese trabajo perforando sus entrañas permitió dar vida a los habitantes de su propio entorno, haciendo famosa a la Villa Imperial y traspasando fronteras con el poder de la minería que extraía toneladas de plata para enriquecer reinados que aún reconocen ese inigualable poder.
Hoy el portentoso Cerro Rico sigue siendo explotado, pero las condiciones del presente son muy diferentes, pues la estructura del portentoso yacimiento se ha debilitado de tal forma que existe el peligro de que el emblemático cerro se derrumbe en gran parte de su cúspide lo que influiría en el sentido de su altiva representación de la inconmensurable riqueza boliviana.
Hay que poner remedio al mal, inclusive por recomendación de la Unesco que declaró la gigante mina como Patrimonio Intangible de la Humanidad. Empero el hecho concreto es que todavía hay vetas de plata y otros minerales complejos que siguen dando vida a miles de mineros y sus respectivas familias que se resisten abandonar sus parajes de trabajo que les permite subsistir en unos casos y vivir holgadamente en otros gracias a las formas de explotación que se produce en la inacabable montaña de plata.
Se ha invitado a profesionales especialistas de diferentes ramas, empezando por los ingenieros geólogos y los de minas, pero también a los entendidos en preservación de monumentos y los expertos en la conservación de sitios patrimoniales. Por supuesto que también se ha consultado criterios de los mineros cooperativistas que en realidad son los principales protagonistas del "estado de situación actual" del Cerro Rico de Potosí.
Se ha hecho conocer muchos criterios, se han preparado proyectos de "salvación", se han planteado soluciones de emergencia y hasta se han generado movilizaciones populares con corrientes diferentes, en unos casos defendiendo el patrimonio histórico como tal y en otros defendiendo también miles de fuentes de empleo en el mismo patrimonio nacional.
Hay que reconocerlo, así no lo entiendan algunos de los sectores involucrados como el caso de los cooperativistas que priorizan el factor social, que para ellos significa trabajo aún poniendo en riesgo la estructura de la emblemática montaña. Para otros se trata de buscar remedios "combinados" entre asegurar la estructura del cerro, fortaleciéndolo internamente con estructuras especiales de cemento y definiendo claramente los parajes de explotación en los sitios que no representen ningún peligro contra la conformación del monumento nacional.
Lo que se ha comprobado recientemente es que "evidentemente existen hundimientos" en el Cerro Rico que se han ido agravando en los últimos años, pero al mismo tiempo tampoco se puede negar que la famosa montaña sigue teniendo importantes contenidos de plata y estaño. El caso merece soluciones urgentes, ese el gran dilema no sólo de los potosinos sino también de los bolivianos.
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