A dos horas y media de la ciudad de La Paz se llega a la comunidad Totora Pampa; desde allí, un desvío lleva durante una hora, por un camino estrecho y sinuoso, a las faldas del Illimani hasta el campamento minero Bolsa Negra. Si se sigue la ruta de tierra se encuentra a Tres Ríos y 15 minutos después a la mina de wólfram de la misma cooperativa minera.
En la mina Bolsa Negra, el camino verdadero, con su gente generosa, protege al forastero, en ritmo de huayño, describe Toribio Véliz, uno de los fundadores, la atracción que esta zona tiene en los jóvenes mineros que llegaron y allí nacieron. Una mina está en las faldas del Mururata y la otra en los pies nevados del Illimani.
“Nosotros estamos aquí coyunturalmente porque con el alza del precio de los minerales del wólfram estamos subsistiendo. El costo de las operaciones ha subido bastante, un barreno (punta de metal que utilizan las perforadoras para sacar el metal de las paredes del socavón) que valía Bs 300, ahora cuesta Bs 800”, precisa el presidente de la cooperativa, Simón Condori.
En esta mina cuentan con 241 socios, 43 son mujeres. Son las socias cooperativistas, antes llamadas palliris. Ellas siguen sacando el wólfram a golpe con grandes martillos, fuera de la mina y al borde del desmonte (donde se bota las piedras, cuarzo y piritas que no sirven). Ellas trabajan de 6.00 a 18.00 y descansan el domingo. Ellos, en turnos, trabajan las 24 horas del día. Tienen suerte con algunas vetas, en otras, la suerte no los acompaña por largo tiempo.
“Necesitamos ayuda técnica”, reclama Véliz. “Antes los ingenieros de Comibol nos ayudaban”, pero después de la crisis de precios a mediados de la década del 80 del siglo pasado, la empresa estatal dejó de prestar esos servicios. Y siguieron trabajando. “Somos autogestionarios”, reitera con orgullo; a pesar de recordar las fallidas ofertas políticas de los gobiernos pasados, sea para darles la mina, maquinaria moderna, etc.
“Para sacar una tonelada de wólfram ... eso depende de la estructura de las vetas. Hay secciones que en seis meses no sacan nada y hay otras que están produciendo. Cuando hay una veta rentable, en 10 ó 15 días sacan una tonelada”, dice Condori.
La producción de wolfram de Bolsa Negra se entrega cada dos meses. Son 8 ó 10 toneladas. Antes de que el precio internacional suba llegaban a 6 toneladas. “Están trabajando en la parte superior de la mina, porque la parte inferior está totalmente anegada de agua”, precisan adquirir bombas de agua que les permitiría producir hasta 20 toneladas.
“El kilo de wólfram está en Bs 60”, subraya Condori. Antes costaba 3 Bs, recuerda Martín Durán, oriundo de Totora Pampa, minero, panadero, socio y chofer de la cooperativa. Es el enlace entre la mina y el campamento minero aurífero en el Illimani.
Rolando Mallku Callawara es el coordinador del Sector Illimani de la cooperativa Bolsa Negra. “Llegué a mis 16 años. He vuelto a retomar la dirección. Me dieron la confianza para sacar adelante a la cooperativa que está postergada”. A 5.800 metros sobre el nivel del mar, alrededor de una laguna en las nieves del nevado más alto del país, se organizan en 14 secciones. Hay 120 mujeres, sólo 24 son socias, las otras son esposas que allí habitan con sus hijos. Ellas también esperan que les regalen carga (pedazos de roca con hilos de oro) para obtener a puro golpe el preciado mineral.
Cuentan con 84 pertenencias y una cuadrícula. Las patentes tienen sus pagos al día. En “La Fabulosa Suerte” están 167 socios y con similar número trabajan en “La Recuperada”. La cuadrícula es para la cooperativa Bolsa Negra.
“La producción es según lo que trabajan. Si no trabajan, entonces no comen”, repite el coordinador. El paisaje es hermoso a esa altura, pero sobreviven en pequeñas construcciones de piedra y techo de lona que construyeron. Luchan a diario con la nieve que tapa las entradas a sus secciones. Este martes, La Razón los visitó. Día antes, la nieve llegaba a la cintura.
“Llegaron con solcito”, comentó doña Emma, una socia que al menos dos veces a la semana sube y baja por los bordes de la montaña. Conoce cada piedra de memoria. Una mala pisada y sólo el vacío espera. Uno de los mineros perdió así la vida tratando de cuidar el campamento de los avasalladores. Uno de ellos fue Carlos Iturralde, que llegó con “jachos” (soldados); pero en 1998 ganaron en la pelea legal. Ahora están alerta frente a los campesinos, que bajo el paraguas de la nueva Constitución Política del Estado buscan obtener beneficios. Mallku espera que bajo la nueva directiva de Fencomin, el Gobierno consensúe con el sector cooperativista el nuevo código o ley minera. “Nuestros hijos necesitan estudiar y comer a diario. Si vienen a molestar a Bolsa Negra, se van muertos o nos botan muertos. Hay dinamitas. No hay miedo. Estamos acostumbrados a eso...”.
Una alternativa se abre para los mineros. La Federación Nacional de Cooperativas Mineras busca el desarrollo tecnológico y productivo del wólfram con la puesta en marcha de la Empresa Boliviana de Ferrotungsteno (Ebofe).
Objetivo: construir un camino
“El desarrollo llega s
iempre que hay camino”, asegura Rolando Mallku Callawara. Este año construirán otro. El único camino que ellos construyeron beneficia a otras cooperativas, más abajo en la montaña. Gastan Bs 12.000 sólo en transporte. “Por la arroba de víveres en los burritos nos cobran Bs 25, antes Bs 50”. Además precisan licencia del Ministerio de Defensa para comprar a la estatal Fanexa los explosivos, una caja cada 15 días.
Una mina de supuestos coperativistas que cuentan con dos yacimientos donde explotan oro y wolfran.ademas trafican mineral de la mina imalaya tomada .porsus dirigentes y el socio oscar iriarte que se hiso rico robando a esa mal llamada coperativa
ResponderEliminarUna mal llamada coperativa que cuentan con dos yacimientos mineros oro y wolfran en distintos lugares que pribilegio para ellos mientras en otas minas se matan por un parage ademas por un tiempo coercializron el mineral que sustraian de la mina abasallada imalaya por uno de sus socios que se hiso rico robando aesa coope el oscar iriarte
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