Se han elaborado muchos planes de desarrollo a nivel departamental cada uno respondiendo a las inquietudes, deseos, propuestas o intereses de las autoridades departamentales, que en largas y normales o cortas y alteradas gestiones prefecturales, quisieron dejar su propio “plan de desarrollo
Indudablemente y hay que reconocerlo no se puede cambiar la matriz productiva regional que se basa en la mono producción minera, sustento de toda la economía del departamento y además soporte importante en el volumen financiero del Erario Nacional.
En el último periodo se han emitido valiosas opiniones sobre la importancia de aplicar planes inmediatos de incentivo a las actividades mineras considerando el auge de los excepcionales precios internacionales de minerales que nos han permitido mejorar el valor de algunas exportaciones, aunque no precisamente el volumen de las mismas.
Está clara la figura económica de la Gobernación cuyo Tesoro se nutre en un 50% de las regalías mineras y recibe la otra mitad de las cuentas del Estado por concepto de distribución de impuestos y lo que corresponden al IDH, aspecto que muestra nuestra dependencia del Poder Central en la proporción de una mitad de nuestras premiosas necesidades.
Esto lleva a los dirigentes empresariales y de paso a los cívicos a pensar con mucha seriedad en la urgencia de diversificar la matriz productiva regional de modo que al convertirnos en departamento autónomo no sigamos viviendo al ritmo que hasta ahora nos impone el centralismo.
Entre esas terribles contradicciones se marcan casos muy peculiares, por ejemplo el hecho de seguir operando una minería de “media máquina” cuando había necesidad de imponer planes de emergencia para aprovechar la coyuntura de los precios y permitir que todos los subsectores mineros logren una tajada en la torta de la comercialización mundial de minerales, lo que hubiese redundado en un crecimiento no solo sectorial sino particularmente departamental, lamentablemente las condiciones no se dieron y aún en el presente hay incertidumbre sobre la normativa que se apruebe para regular el trabajo de la minería nacional.
Con esa alternativa – de mucha duda – naturalmente es que por lo menos en Oruro se ha planteado la necesidad de ampliar el horizonte de las inversiones y dirigirlas también a las otras fuentes productivas, no menos importantes que la minería, pero que necesitan estructurarse adecuadamente para convertirse en factor competitivo de la industria base que es la minería, tal el caso del potencial ganadero camélido, la agricultura selectiva de quinua, ajo y hortalizas, el hecho turístico a partir del Carnaval y la muestra de otros atractivos, complementando ese renglón con una oferta artesanal de primer nivel.
Es decir que hay muchas alternativas de consolidar la denominada “matriz productiva económica departamental”, priorizando la actividad minera como la base de los futuros emprendimientos, sin embargo la clave está en las decisiones que deben asumirse en el nivel de la más importante representatividad local, tal el caso de nuestras autoridades, parlamentarios, en esos dos niveles sin inmiscuir ningún interés político y menos partidario, incluyendo luego a los sectores representativos de la comunidad, como los dirigentes cívicos, los empresarios, los trabajadores, los profesionales, los ganaderos y agricultores, que definan el avance coordinado de todas las alternativas de producción con que contamos en nuestro departamento.
No se puede eludir la mención a un hecho particular de nuestro departamento, el caso de la actividad comercial, consecuencia del contrabando y su directa relación con el comercio informal. Se trata de un hecho evidente que también debe ser analizado para que se convierta en un elemento generador de recursos legales, por ejemplo ampliando el universo de contribuyentes por el rubro de impuestos, pero convirtiéndose en partes, en piezas de una maquinaria debidamente afinada para trabajar con sentido práctico y de rendimiento favorable al crecimiento estructural del departamento autónomo.
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