Así como los beneficios son excepcionalmente positivos en tiempo de “buenos precios” en el caso de la minería el vaivén de las cotizaciones que producen las acciones de los grandes capitalistas y sus necesidades de compensar las variantes de producción y mercado afectan directamente a los proveedores de materias primas, es decir a los vendedores de minerales como nosotros.
Esas “variables”, reconocidas como “naturales o rutinarias” en los grandes mercados, tienen efectos catastróficos en el movimiento económico de los países productores como Bolivia, dependiente en gran parte de su economía de las exportaciones de concentrados y sólo su estaño con valor agregado.
Está visto que nuestras autoridades no toman previsiones para contrarrestar las corrientes cambiantes que se producen en los mercados de minerales, donde en cuestión de 24 horas se pueden invertir las condiciones y aquellos precios en auge pueden aparecer en la parte baja de los listados de precios.
Para enfrentar tales contingencias hacen falta políticas especiales en el control de producción y venta de minerales, de modo que con sentido de previsión se determine por ejemplo la vigencia de un “margen de reserva” o como se conoce en el sistema del comercio de minerales un “stock pile” que pueda acumular un cierto porcentaje de concentrados para compensar operaciones en periodos de crisis.
Parecería una utopía pero todo depende del modelo de operaciones que determine una buena ley minera y que establezca además la obligatoriedad de crear también un fondo económico de reservas con igual motivo de respaldar a los productores de cualquier sector minero en los malos tiempos.
En el último tiempo nuestro país registró interesantes ingresos por el rubro de las exportaciones mineras, aunque los montos espectaculares en algunos casos no fueron consecuencia de mayores volúmenes de producción, al contrario disminuyeron las cantidades, pero las reducidas exportaciones se vieron favorecidas por el auge del precio de minerales y metales lo que compensó las imprevisiones en sectores de producción minera dependientes del Estado, también confrontaron problemas los cooperativistas, mientras tanto los mineros chicos no avanzaron por falta de apoyo financiero y la minería mediana confrontó en algunos casos el problema de avasallamientos y una fuerte presión impositiva.
Hay informes reveladores de una complicada situación de la minería en la gestión pasada del 2010, tan grave el hecho que de manera oficial se sabe de un “gran bajón” en las cifras de producción, aunque salvó tal figura el logro de recuperaciones por la coyuntura de los precios altos, esto hace ver que es muy urgente la adecuación de una normativa bien definida para establecer las mejores condiciones de la actividad minera en un marco de equilibrio entre inversiones, exploración, explotación, procesamiento y exportación con la seguridad de alcanzar índices favorables aún en periodos de contingencias adversas por la presión de las políticas externas. no
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