Por supuesto que se trata de otro producto – maravilloso – proporcionado por la Divina Providencia y contenido de manera natural en la gigante explanada de los salares bolivianos, más de seis, pero principalmente en Uyuni y en Coipasa, jurisdicción de Oruro.
Actualmente la producción de este producto corresponde a una Asociación de Industriales Salineros de Oruro, que obtienen toneladas de sal, tras un proceso especial que implica varias etapas, como la extracción, el secado de la materia prima en hornos especiales, su acondicionamiento en “adobes” para su venta y en la fase final e importante someter el producto a una obligada “yodación” por exigencias del Ministerio de Salud, lo que garantiza su uso para consumo humano, sin causar problemas al organismo.
Yodar la sal es una obligación de los comercializadores del producto, bajo una serie de sanciones si no se cumpliera con ese requisito que debe ser verificado por autoridades del Servicio Nacional de Salud y sus laboratorios departamentales, particularmente Oruro, donde se registra la mayor producción de sal para el consumo nacional.
La sal sin yodo, puede causar el bocio en diferente grado de afectación en las personas, de ahí que la aplicación obligada del yodo, neutraliza ese detalle que es importante tomarlo en cuenta cuando se adquiere sal en los mercados debiendo verificarse que el producto para su venta final, tenga garantía de higiene, yodo y embolsado adecuado.
Nos referimos al tema porque constituye otro de los importantes factores de producción que se origina en las salmueras y que por su consumo representa otra línea, quizá la “primogénita” en la explotación de la riqueza natural de los salares y que sin embargo no está siendo tomada en cuenta cuando se habla del macroproyecto del litio.
Hasta ahora por lo que se conoce, la extracción y producción de sal en las fuentes naturales de su origen corresponde a tareas propiamente artesanales que necesitan ser modernizadas en la proyección de su industrialización para hacer más rentable su obtención tratamiento y venta, añadiendo un factor de ampliación que representa su exportación.
En muchos negocios, especialmente supermercados del país, se observa la venta de sal yodada, garantizada, presentada en envases plásticos hasta de lujo y otros de tipo popular, pero con sello de procedencia externa, aunque en algunos se mencione como dato insignificante “materia prima boliviana”. Este negocio de la sal, debe ser otra de las prioridades en el negocio global de lo que extraiga de las salmueras, pues en el caso de Oruro, representa fuentes de empleo, inversiones particulares y una provisión natural de sal para todo el país, por tanto de real importancia en los planes del futuro tratamiento de las salmueras.
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