Nota enviada por Mauricio A. Heit Presidente de Procesos Metalurgicos SA www.miningcons.com
En los últimos tiempos se difunden en Bolivia noticias esperanzadoras sobre la inversión extranjera en el sector minero. Se reciben continuas visitas y algunas ya en tono de visitas permanentes, principalmente desde países de Oriente y China en forma superlativa.
Es común leer y escuchar información sobre visitantes que proponen “comprar todo”, todo es poco, todo volumen es pequeño, enormes contratos, en general incumplibles por la falta de financiamiento y la falta de infraestructura y aún en algunos casos por la falta de volumen de recursos, son ofrecidos para comprar toda la madera, todo el hierro, todo el cobre, todo el zinc, toda la soya, etc.
Sin ánimo de desalentar sobre las perspectivas de estos consorcios, en muchos casos estatales, cabe realizar algunas reflexiones sobre los aspectos económicos, de desarrollo y por qué no, desde el punto de vista humano y social, aspecto en el que quiero aclarar que a lo sumo puedo definirme como aficionado.
¿Qué gana realmente Bolivia desde el punto de vista del desarrollo con este esquema de vender “todo lo que se produzca”?. Permítaseme decir que esto tiene un valor muy relativo en relación a la multiplicación de bienestar a todos los bolivianos. Vender maderas en bruto, soya en granos y minerales en bruto o en el mejor de los casos como concentrados, definitivamente no genera bienestar en forma masiva, aunque seguramente alguien dirá, “mejor eso que nada”. Claro, puede ser mejor
vender recursos no renovables a precios insignificantes para el desarrollo del país?, cuando no hay más alternativas sí, pero muchos creemos que si las hay.
Es complicado matemáticamente calcular cómo ese estaño, cobre o zinc, inclusive plata, que salen de Bolivia con un mínimo valor agregado, regresan de China, Japón o Corea, con su valor multiplicado decenas de veces, convertidos en una variedad de aparatos electrónicos de dudosa necesidad tales como mp3, 4, 5, mp “algo” y reproductores de los más diversos tipos de discos, variedad de teléfonos
celulares que son a la vez TV (en blanco y negro y en una mínima e inútil pantalla) y muchos etcéteras más.
Estas empresas vienen sólo a comprar materias primas y eso debe ser tomado en cuenta, sin ánimo de sentenciar, digo que en general no vienen a hacer inversiones para producción local. Además vienen como parte de políticas muy firmes a vender productos de sus países. De las docenas de grupos que están buscando diversos minerales y materias primas en Bolivia no hay quienes vengan a instalar una planta de producción de televisores, celulares, ni mucho menos; si, Bolivia es un mercado
chico y no se pueden hacer muchas cosas, la historia de la macroeconomía lo dice y es “palabra santa”, nada que hacer al respecto, se dirá.
Una o dos plantitas de refinación de zinc y de plata, que recuperarán el indio que se va gratis de Bolivia por toneladas cada año desde siempre (el precio del indio al día de hoy es de 640 dólares por kilogramo en el mercado internacional), comenzarían a aliviar la situación de la minería boliviana, la cual, más allá de cualquier proyecto, sigue siendo mayoritariamente minería de supervivencia, en la
cual miles y miles de mineros luchan en los socavones, sólo por lograr el sustento diario de sus familias.
Es un hecho simplemente probado, que esos mineros no solamente pagan con su trabajo el transporte de los minerales hasta las plantas concentradoras, además de las ganancias de las comercializadores, sino también los transportes hasta Oriente o Europa, para no poner más nombres a países que puedan sentirse ofendidos. La minería artesanal debe poner los recursos en la casa de estos visitantes, “compradores de todo”, si quiere hacer “negocios”. Permítaseme la insistencia…..para que luego estos recursos regresen no sólo a Bolivia, sino a toda Latinoamérica como productos intermedios en algunos casos, y mayormente como “cachivaches” tecnológicos, que corremos a comprar deslumbrados tan pronto llegan a nuestros mercados informales.
Me interesa dar un ejemplo de la ilógica del subdesarrollo: En el sur de Bolivia hay interesantes reservas de plomo en los distritos mineros de Salo, Esmoraca, Tupiza y otros, los cuales no son explotados por el bajo nivel de plata, ya que dados los fletes y la falta de plantas hacen inviable explotar los mismos para llevar a comercializar a Oruro (600 km. aprox.). Por otra parte a tan sólo 400
km. de distancia, en Jujuy Argentina, sólo una importante fabrica de baterías para autos, consume 300 toneladas por mes de óxido de plomo, que lo importa desde China, en un periplo de más de 20 mil kilómetros seguramente. Ni hablar de varias plantas importantes en Córdoba, Rosario y Buenos Aires, que también se nutren del plomo de China. Argentina produce 500 mil automotores nuevos por año con baterías hechas con plomo que llega de Oriente.
Este es un caso nada más, repetido en la historia minera de Bolivia. Ahora, ¿cómo cambiar esto? En los últimos años se enseñó a los países en vías de desarrollo que lo único que importan son las grandes inversiones, aquellas donde el flujo tecnológico tiene un único camino y donde todo debe hacerse en base a un endeudamiento desmedido y esclavizante. Sin embargo, modelos como el italiano, una potencia económica, tiene aproximadamente el 80% de su PBI generado por empresas
de menos de 30 empleados, aún Estados Unidos tiene un alto porcentaje de su PBI generado por empresas pequeñas.
Bolivia, está de más decirlo, tiene recursos importantes, pero estos no son renovables, el plomo, plata, gas, petróleo, o zinc, no crecerán de los árboles como frutos. Se van a terminar, más temprano que tarde, esto es una cruda realidad, pero realidad al fin. Bolivia tiene la oportunidad de generar un modelo de desarrollo, racional, eficiente y sostenible, varias plantas de lingotes u óxido plomo cerca de
los distritos productores, de baja inversión, inclusive con maquinarias construidas en Bolivia, darían previsión a la minería, multiplicarían valor, serían sostenibles aún con las bajas de precios.
Diversas plantas de cobre y de zinc, en sulfatos o en cátodos, ubicadas estratégicamente y así, plantas de tungsteno, ácido bórico, cloruro de potasio y de litio y otros tantos casos, darían valor agregado, además de esperanzas a las generaciones futuras, esperanzas de que Bolivia producirá tecnología y que las pequeñas empresas bolivianas, de increíble empeño y espíritu de trabajo, podrán multiplicar aun más el valor de esas materias primas.
Entonces sí, se podrá decir, ¡bienvenidos señores compradores de “todo”!, les vendemos “todo”, porque acá también quedará “algo”.
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