Como resultado de un interesante coloquio sobre la temática minera que fue organizado por el semanario especializado Energy Press y que se realizó en la capital oriental, Santa Cruz, surge una nueva alternativa para la diversificación de las riquezas naturales de esa región boliviana, dirigiendo la producción hacia objetivos precisos que se enmarquen en la explotación minera.
Por supuesto que no se desconoce la maravillosa reserva que se guarda en un trecho oriental, en la zona de Puerto Suárez, donde se encuentra el portentoso cerro de hierro conocido como el Mutún y que marca una época particular en el ciclo actual de nuestra minería.
Una activa participación de representantes cívicos, expertos en minería, empresarios privados y algunas autoridades dieron realce a un evento que dividido en “mesas de trabajo” analizó profundamente los esquemas vigentes sobre la existencia de ricos yacimientos que consolidarían el desarrollo de toda la zona oriental.
El enorme potencial productivo que se avizora en Santa Cruz fue examinado detenida y profundamente de modo que no quedaron dudas sobre la necesidad de encarar cuanto antes los planes iniciales para emprender la tarea de exploración, aspecto básico para ratificar el potencial productivo minero del oriente.
Inicialmente se hizo referencia a potencialidades aisladas de cierto tipo de minerales, sin embargo y en base a estudios preliminares se habla en el tiempo presente de promisorios yacimientos de minerales metálicos, no metálicos, estratégicos, semipreciosos (piedras) y entre esa clasificación, hierro, oro, uranio entre otros.
Una determinación de la importante reunión resultó la recomendación de articular la iniciativa privada con la gestión estatal para emprender un gran proceso de exploración minera en base a una serie de incentivos para captar inversiones, las que deberían ser plenamente garantizadas en función de los requerimientos de empresarios, capitalistas y profesionales que asuman el reto de introducir con bases sólidas un nuevo esquema de producción con segura rentabilidad a las inversiones y generación de impuestos y regalías para el Estado y las regiones donde se producen los prospectos mineros.
Lo interesante del evento realizado en Santa Cruz, es que participaron los más directos representantes del sistema productivo minero, inclusive por parte del Estado lo hizo el Director Nacional de Minería Freddy Beltrán quién reconoció que hay necesidad de incentivar “discusiones de diferentes visiones y distintos actores de la actividad minera”, lo que redundará en consensuar criterios y sistemas que favorezcan ampliamente a una diversificación de la actividad en todo el país.
Cualquier evento sobre minería debe apuntar a establecer las condiciones más favorables de incentivo a las inversiones, como hecho fundamental de un plan colectivo que involucre al Estado, a los empresarios privados bolivianos de la minería, entre estos los que siguen produciendo desde la denominada “minería chica”, los cooperativistas y de manera concreta los inversionistas. En cada sector hay un criterio específico que tiene valor para mejorar la producción minera, bajo condiciones de seguridad legal, garantías de operación, incentivos tributarios y otras medidas conexas que se traducirán en la captación de más capitales, de mejor tecnología y de mayores volúmenes de producción.
La otra fase que necesita urgente atención, a partir de la ubicación estratégica de cada empresa, es la referente a la metalurgia y la siderurgia. Si bien ya se están dando algunos pasos en la ampliación de la principal fundición nacional ubicada en Vinto – Oruro, es importante asumir definiciones sobre la calidad y garantía de los nuevos hornos que se piensan instalar, otra cosa es encarar la puesta en marcha de Karachipampa, “el elefante blanco” que ya debería rendir por lo menos mínimos frutos. Un complejo más reducido en Machacamarca puede facilitar el tratamiento de concentrados de baja ley, mientras que se espera la instalación de la primera siderúrgica en el Mutún, para convertir el hierro en acero y exportar ese material requerido en la industria mundial.
Las perspectivas son buenas en términos generales, la minería puede repuntar, lo que hace falta son medidas muy concretas que otorguen seguridades para invertir, operar y proporcionar beneficios colectivos. La nueva perspectiva minera que pone su atención en el oriente, es un reto a la movilización de esfuerzos en el occidente, donde tradicionalmente se ha hecho explotación minera y donde ahora deben recuperarse los proyectos más importantes en base a prospecciones ya efectuadas y la necesidad de financiarlas desde el mismo Estado o acudiendo a las inversiones externas. (Agencia URU).
Por supuesto que no se desconoce la maravillosa reserva que se guarda en un trecho oriental, en la zona de Puerto Suárez, donde se encuentra el portentoso cerro de hierro conocido como el Mutún y que marca una época particular en el ciclo actual de nuestra minería.
Una activa participación de representantes cívicos, expertos en minería, empresarios privados y algunas autoridades dieron realce a un evento que dividido en “mesas de trabajo” analizó profundamente los esquemas vigentes sobre la existencia de ricos yacimientos que consolidarían el desarrollo de toda la zona oriental.
El enorme potencial productivo que se avizora en Santa Cruz fue examinado detenida y profundamente de modo que no quedaron dudas sobre la necesidad de encarar cuanto antes los planes iniciales para emprender la tarea de exploración, aspecto básico para ratificar el potencial productivo minero del oriente.
Inicialmente se hizo referencia a potencialidades aisladas de cierto tipo de minerales, sin embargo y en base a estudios preliminares se habla en el tiempo presente de promisorios yacimientos de minerales metálicos, no metálicos, estratégicos, semipreciosos (piedras) y entre esa clasificación, hierro, oro, uranio entre otros.
Una determinación de la importante reunión resultó la recomendación de articular la iniciativa privada con la gestión estatal para emprender un gran proceso de exploración minera en base a una serie de incentivos para captar inversiones, las que deberían ser plenamente garantizadas en función de los requerimientos de empresarios, capitalistas y profesionales que asuman el reto de introducir con bases sólidas un nuevo esquema de producción con segura rentabilidad a las inversiones y generación de impuestos y regalías para el Estado y las regiones donde se producen los prospectos mineros.
Lo interesante del evento realizado en Santa Cruz, es que participaron los más directos representantes del sistema productivo minero, inclusive por parte del Estado lo hizo el Director Nacional de Minería Freddy Beltrán quién reconoció que hay necesidad de incentivar “discusiones de diferentes visiones y distintos actores de la actividad minera”, lo que redundará en consensuar criterios y sistemas que favorezcan ampliamente a una diversificación de la actividad en todo el país.
Cualquier evento sobre minería debe apuntar a establecer las condiciones más favorables de incentivo a las inversiones, como hecho fundamental de un plan colectivo que involucre al Estado, a los empresarios privados bolivianos de la minería, entre estos los que siguen produciendo desde la denominada “minería chica”, los cooperativistas y de manera concreta los inversionistas. En cada sector hay un criterio específico que tiene valor para mejorar la producción minera, bajo condiciones de seguridad legal, garantías de operación, incentivos tributarios y otras medidas conexas que se traducirán en la captación de más capitales, de mejor tecnología y de mayores volúmenes de producción.
La otra fase que necesita urgente atención, a partir de la ubicación estratégica de cada empresa, es la referente a la metalurgia y la siderurgia. Si bien ya se están dando algunos pasos en la ampliación de la principal fundición nacional ubicada en Vinto – Oruro, es importante asumir definiciones sobre la calidad y garantía de los nuevos hornos que se piensan instalar, otra cosa es encarar la puesta en marcha de Karachipampa, “el elefante blanco” que ya debería rendir por lo menos mínimos frutos. Un complejo más reducido en Machacamarca puede facilitar el tratamiento de concentrados de baja ley, mientras que se espera la instalación de la primera siderúrgica en el Mutún, para convertir el hierro en acero y exportar ese material requerido en la industria mundial.
Las perspectivas son buenas en términos generales, la minería puede repuntar, lo que hace falta son medidas muy concretas que otorguen seguridades para invertir, operar y proporcionar beneficios colectivos. La nueva perspectiva minera que pone su atención en el oriente, es un reto a la movilización de esfuerzos en el occidente, donde tradicionalmente se ha hecho explotación minera y donde ahora deben recuperarse los proyectos más importantes en base a prospecciones ya efectuadas y la necesidad de financiarlas desde el mismo Estado o acudiendo a las inversiones externas. (Agencia URU).
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