No es uno sólo sino varios los factores que deben cuidarse en adelante dadas las condiciones de crisis que se presentan en el sector y que amenazan con crear variantes negativas en un sistema productivo que parecía avanzar sin problemas.
Hasta hace poco más de un mes todo se presentaba con características muy favorables para iniciar algunos emprendimientos mineros, tanto así que ciertas políticas de Estado” parecían flexibilizarse para permitir una apertura a las empresas que han estado buscando “colocar capitales” para encarar una etapa de emprendimientos, ajustándose a las alternativas expuestas por las autoridades de gobierno que anunciaron admitir inversiones en base a contratos de riesgo compartido o el arrendamiento de concesiones.
El último periodo los bolivianos cifraron sus esperanzas en la minería nacional tanto así que los réditos del sector alentaban un resurgimiento económico con estricto sostenimiento desde el ámbito minero. La gigante operación de la mina San Cristóbal era parte de las alentadoras perspectivas de alcanzar muy buenos índices financieros y se logró tal propósito pues las regalías de la minera San Cristóbal apuntalaron los índices del Producto Interno Bruto (PIB) del país, ratificando el poder de la minería en la economía.
El caso del litio en los salares de Uyuni y Coipasa sobrepaso toda expectativa de interés nacional que por supuesto sigue siendo importante, pero se ubicó en el nivel internacional obligando a las empresas especializadas competir “tempranamente” en la posibilidad de formar parte del proyecto boliviano para la explotación e industrialización del litio.
El otro impacto minero se vislumbró en la explotación del hierro en el Mutún y ese proyecto avanzó incluso hasta la conformación de empresas societarias, una para la explotación del hierro y la otra para convertir esa materia prima en acero y satisfacer la demanda externa de ese estratégico material, que dicho sea de paso está ubicado en sólo el 50% del área delimitada para que opere la hindú Jindal Steel & Power. El otro 50% puede ser la parte que explote de manera directa nuestro gobierno, con recursos provenientes de las reservas “económicas y estratégicas” que tenemos. De momento se esperan soluciones que puedan consolidar los proyectos en marcha.
Hay que agregar el caso del cobre en Coro Coro y posibilidades de habilitar otros yacimientos que permitirían avanzar en la industrialización “masiva” de este mineral. Se aguarda financiamientos externos que acepten las reglas de juego del gobierno central.
A lo ya señalado y repetitivamente, hay que incluir las posibilidades que se abren en el sector de la minería chica que sólo espera un equitativo plan de incentivo financiero para la exploración y explotación de nuevos yacimientos mineros, como ya está sucediendo con las cooperativas mineras que han recibido importante apoyo desde el sector oficial y están desarrollando tareas de producción minera de alta capacidad.
Hasta ahí una brillante posibilidad de la minería como fuente generadora de ingresos, pero, como se dice en minería, no todo lo que brilla es oro, algunos hechos nos confirman los límites de este sector y la urgencia de tomar previsiones para enfrentar una posible crisis coyuntural.
En lo estrictamente descriptivo del orden que utilizamos para exponer lo que significa avances en minería, el caso San Cristóbal afectado por un prolongado bloqueo y serios perjuicios a la empresa y sus trabajadores, la causa originada en descontento de “movimientos sociales”.
Lo del litio que se considera un patrimonio nacional de todos los bolivianos ahora está en pugna regional alentada por incomprensibles “celos” de los hermanos potosinos que pretenden desconocer la presencia de Oruro en parte del Salar de Uyuni.
El Mutún con un problema de orden legal, posiciones radicales entre partes de una sociedad “accidental”, con recíprocas denuncias de incumplimiento de partes y anuncios para cambiar inversionistas y formalizar un proyecto nacional que sea solución a las expectativas nacionales.
Otros movimientos “originarios” alteraron un corto lapso de tiempo la operación de Coro Coro, hecho que sin embargo sirvió para que el Presidente Morales reflexione a los “bolivianos originarios” en el sentido de no interferir en tareas de explotación de recursos naturales… señalando textualmente “Si no explotamos lo nuestro de dónde sacamos el dinero”. Una justa apreciación.
La situación actual se plantea de ese modo y hay que reconocer que hay crisis en la minería nacional y problemas emergentes particularmente de la falta de reglas claras de juego primero para los inversionistas que exigen garantías y seguridad jurídica y segundo que al no definirse una política minera cuanto antes, la situación puede complicarse con un tercer elemento que constituye la variable de precios de minerales en el mercado internacional, poniendo en riesgo la economía nacional, pues la generación de divisas y regalías por efecto de la actividad minera puede disminuir ostensiblemente el Presupuesto General de la Nación (PGN).
Seguridad jurídica, tributación justa, cero avasallamientos y contratos que respeten las condiciones de uno o más socios en las operaciones mineras, permitirán enfrentar las alternativas de otra crisis coyuntural en la minería.
(Agencia Uru).
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