Estuvo presente Carlos Mamani, uno de los 33 mineros, que sobrevivió en Copiapó. La gente agradeció el galardón entregado

El Patujú de bronce, que el diario EL DEBER entregó anoche por decimotercera oportunidad, hizo que el corazón de los homenajeados se llenara de emoción y agradecimiento. Esta vez los elegidos por la redacción del Diario Mayor fueron María René Antelo, Carlos Mamani, Jaime Moreno, Demetrio Pérez, Erwin Méndez, Juan Remberto Hurtado, la Bienal Infanto Juvenil, la Fundación SAR y el barrio San Juan de la Colorada.

Todos dijeron sentirse halagados al momento de recibir la estatuilla, elaborada por el artista Juan Bustillos. La noche se desarrolló en medio de deseos de superación y muestras de que el trabajo en equipo es fundamental.

El director de EL DEBER, Pedro Rivero Mercado, dijo que el premio tiene como principal cualidad reunir a los personajes más destacados de una gestión. “Tenemos un grupo selecto y vendrán otros más con las mismas características”, señaló, a tiempo de dar la bienvenida a las más de 250 personas que participaron en el salón Pedro y Rosa. Antes de que los reconocimientos lleguen a las manos de sus dueños, se hizo una mención especial a la lucha por la libertad de expresión encarada por los periodistas del país, que mereció el aplauso del auditorio.

La Fundación SAR, en su líder Runny Callaú, recibió el primer Patujú. Agradeció el apoyo a uno de los grupos de rescate más importantes de la región.

Luego, Alfredo Salvatierra, un vecino del barrio San Juan de la Colorada, alzó su premio. Dijo que con el trabajo en equipo se logran grandes cosas y retó a la gente a ser proactiva. La representante de la Bienal, Rossmery Égüez, afirmó que en los barrios no sólo hay pandillas, sino arte y talento.

Hurtado, cirujano plástico, y Antelo, la bella modelo, estuvieron a punto de quebrarse en llanto ante el público. Demetrio Pérez fue el más sereno, lo mismo que el alcalde ignacio Erwin Méndez.

El acto cerró con la presencia de Carlos Mamani, uno de los 33 mineros que sobrevivió 69 días bajo tierra. “Agradezco a Dios”, dijo el hombre, que dedicó el premio a sus colegas chilenos.