El gobierno argentino conocedor de las necesidades de litio en el mundo entero para incrementar la producción de baterías desde las que utilizan los teléfonos celulares, los relojes modernos y que podrán servir más adelante para la propulsión masiva de automotores sin combustibles, no dudo ni un instante en disponer la explotación de su potencial salar de Cauchari, localizado a 100 kilómetros al sur de Purmamarca, provincia de Jujuy, donde se asienta el trabajo de la importante empresa Lithium América, que cotiza en la Bolsa de Toronto (Canadá) y que posee 43.400 hectáreas del Salar que llama la atención de los expertos por su potencialidad y el futuro de su rendimiento.
En la Argentina se adoptan decisiones prácticas como la de establecer empresas mixtas y en el caso del litio, específicamente con mayoría de capitales canadienses que buscan esa materia prima, el mineral de moda para impulsar la colosal industria de las baterías de litio, según refleja un reciente artículo del periódico Clarín, que añade explicaciones sobre la participación además de empresas que fabrican “partes y repuestos” de la línea Magna que son parte de transferencias entre las industrias automotrices de la Oppel y la Volkswagen, añadiéndose la poderosa Mitsubishi que forman el paquete accionario con la Lithium América de Canadá y éstas con el gobierno argentino.
Lo evidente es que son muchas las empresas interesadas – todas – en la utilización del litio, de ahí su interés por “copar” los yacimientos que se presenten para fines de explotación de litio y su posterior industrialización.
Los informes de la prensa especializada en Argentina puntualizan que en el yacimiento de Cauchari – Jujuy, las estimaciones iniciales de obtener hasta cinco millones de toneladas fueron sobrepasadas velozmente con una recuperación de 8,1 millones de toneladas de “litio casi puro” y por tanto “casi listo” para su comercialización.
En lo que corresponde a las perspectivas de Bolivia – desde la óptica de Argentina – la industrialización del salar de Uyuni alcanzó ya una producción de 40 toneladas por mes, pero sólo de carbonato de litio, con una inversión de 17 millones de dólares. Los procesos serán más largos para obtener el litio “limpio” para la fase industrial, por tanto, según la competencia (Argentina), lo rentable y efectivamente práctico, es encarar la producción masiva cuanto antes.
Son muchos los que están en pos del litio, los mayormente beneficiados serán los que agilicen su producción, caso de Chile que tiene un ritmo sostenido y ahora la Argentina que igualmente está en condiciones de competir para lograr un seguro rendimiento de sus yacimientos y de la comercialización de su preciado litio.
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