Todavía no se valora la importancia de invertir en trabajos de exploración minera para cuantificar el verdadero potencial que tenemos en materia de los recursos naturales más comerciables del actual tiempo y más requeridos en los mercados internacionales…los minerales.
Se observa que no hay responsabilidad técnica y profesional para definir los criterios con que debe manejarse el presupuesto departamental, a partir del buen uso de los recursos provenientes de la minería a través de los impuestos y especialmente de las regalías, cuando las informaciones sobre el tema revelan que se asignará para la venidera gestión nada más que el 2.5% del presupuesto total de la Gobernación con destino específico a la exploración minera, realmente una “bicoca” cuando ese ítem debería ser el más fuerte.
El presupuesto total de la Gobernación para la gestión 2011 se programó con un total estimativo de 240 millones de bolivianos de los cuales sólo un 2.5% o sea 6 millones de bolivianos serviría para encarar planes de exploración minera a un promedio de 500 mil Bs mensuales, totalmente insuficientes para encarar una adecuada prospección de nuevos yacimientos mineros.
Si se considera la fase exploratoria tan sólo como una “curiosidad” o quizás como un “experimento” realmente el reducido presupuesto puede cubrir esa expectativa y hasta tener un remanente como “cambio”. Pero de lo que se trata es de disponer verdaderos proyectos de exploración de yacimientos con el objeto de ubicar los mejores yacimientos y establecer las mejores condiciones para nuevos emprendimientos mineros, con inversiones privadas o bajo el sistema de riesgo compartido…con la Comibol y posiblemente estableciendo las reglas claras de juego para sociedades mixtas en las que intervengan no sólo capitales sino más bien experiencia y tecnología, que es lo que nos falta para encarar nuevos y rendidores prospectos mineros.
Hay un desfase en el uso de las regalías mineras pues por los informes de la administración departamental se sabe que tales ingresos cubren más del 50% del presupuesto departamental, por tanto su importancia es innegable, pero su utilización es inequitativa al no disponerse de un buen porcentaje de las mismas, no sólo para tareas de exploración sino también para la ejecución de proyectos allí donde son pródigas las reservas y factibles las operaciones.
Si las regalías son parte fuerte del presupuesto global, su procedencia --de la explotación minera-- debería tomar en cuenta la urgencia de activar mayor cantidad de operaciones mineras, por tanto las mismas sólo pueden ser factibles si se las evalúa y además se las pone en condición de oferta inclusive al sector privado que puede disponer de los elementos urgentes que mencionamos antes, como capital de operaciones y tecnología de punta.
Es importante que en el tiempo actual, pese al vaivén de los precios, se definan políticas mineras globales y se asignen las responsabilidades del caso a las gobernaciones para ejecutar los proyectos que sean más factibles por los resultados de las tareas previas de exploración y cuantificación potencial de los yacimientos.
Se entiende que la jurisdicción departamental tendrá en el nuevo marco de las autonomías relevancia en el manejo de sus recursos financieros, lo que para el caso orureño establece sin lugar a dudas una mayor “procedencia” de fondos provenientes de la actividad minera y metalúrgica, por tanto se considera el rubro como determinante en su REASIGNACION para seguir impulsando más actividades de la minería, insistiendo prioritariamente en una asignación mayor al 2,5% exclusivamente para exploración minera base de futuros y seguros proyectos en la región.
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