No son agoreras pero están muy próximas a la realidad las apreciaciones de expertos profesionales en minería, cuando señalan que las actuales reservas en los tradicionales yacimientos mineros se agotarán entre los 10 a 15 años próximos.
En materia de tiempo pero retrospectivamente, los expertos señalan que son varias décadas que se continúa explotando los yacimientos de las minas que dejaron los barones del estaño, algunas corresponden incluso al periodo de la Colonia y gracias a sus grandes reservas todavía siguen produciendo miles de toneladas de mineral.
El recuento en los últimos años del actual gobierno, no consigna ninguna operación de magnitud que constituya un refuerzo a la producción minera, el último yacimiento puesto en marcha con buenas perspectivas corresponde a la minería privada, el caso de San Cristóbal, que también demoró 10 años desde el inicio de su prospección hasta su habilitación como centro productivo.
La realidad en minería, si se trata de grandes emprendimientos y en proyectos de magnitud, requiere de muchos años para su habilitación, por lo mismo es que en la actualidad los entendidos en el rubro recomiendan comenzar un agresivo plan de prospección y exploración minera, tomando en cuenta que hacia adelante en una década o más podrán ponerse en marcha de manera efectiva los nuevos proyectos, periodo que al mismo tiempo estará marcando el paulatino cierre de las últimas minas tradicionales.
FALTA PLANIFICACIÓN
Una de las grandes debilidades en la minería boliviana es justamente la parte de planificación (profesional), esa que permita determinar potencialidad de nuevos yacimientos, tiempos de prospección y exploración, el periodo de su preparación técnica y la puesta en marcha de las tareas de explotación. De manera improvisada cooperativistas y mineros chicos "trabajan" pequeños yacimientos y lo hacen en esas fases costumbristas de encontrar vetas y atacarlas hasta agotarlas, sin ninguna proyección de renovación o reservas.
La falta de planificación es resultado de la inexistencia de una verdadera organización técnica con poder de decisión y de inversión que pueda definir metas de trabajo en la búsqueda de nuevos yacimientos.
La Corporación Minera de Bolivia (Comibol), es en realidad la institución que debería tener esas atribuciones, las que en algún momento de su vida institucional ejerció y las perdió en los trajines de los intereses políticos partidistas que lastimaron su conformación y su economía
Actualmente y debido a la crisis de los precios bajos en los minerales es que por insistencia de los mineros asalariados a través de su organismo sindical nacional se ha planteado a las autoridades del Gobierno la reestructuración de la Comibol, de modo que se convierta en organismo operativo y no meramente administrativo o como dicen algunos analistas simplemente decorativo.
Un hecho al que hace referencia el experto Carlos Sandy, tiene que ver con la situación de Huanuni el distrito más importante del sector estatal que en algo más de un año incrementará su producción de 1.000 a 3.000 toneladas diarias de minerales. Eso causará según Sandy que las reservas calculadas en la proyección del año 2014, para una duración de 15 a 20 años más de producción, se reducirán a sólo 5 años más (hasta 2020), ese hecho es alarmante, pero efectivamente real, pues a mayor producción por encima del doble calculado, las reservas se agotarán en similar periodo.
CRISIS DE LA MINERÍA
Hay una obligación latente y es que Huanuni debe cubrir la mayor parte de las necesidades de concentrados que también en los próximos meses tendrá el horno Ausmelt del Complejo Vinto. A Huanuni su sumará Colquiri que está dando buenos resultados y todo lo que puedan producir cooperativas y mineros chicos.
Empero el hecho global es que en el quinquenio venidero se empezará a sentir la falta de yacimientos, disminuirá paulatinamente el volumen de los minerales producidos en las minas en franco deterioro y si para entonces no se presentan nuevas alternativas de explotación de yacimientos renovados y preparados adecuadamente, entonces la consecuencia será una verdadera crisis minera.
Para cubrir esa falencia operativa en el principal organismo de la minería, es que deben cumplirse con la mayor urgencia las modificaciones estructurales en la nueva Comibol, técnica cien por ciento, con personal de alto nivel profesional y sin "rezagos" de politiquería partidista y prebendalista. La suerte de la economía boliviana está en juego en la futura dimensión de la producción minera, por lo mismo la responsabilidad del presente tiene que ver, sin vuelta de hoja, con la reestructuración de la Comibol, pero cuanto antes mejor. Eso es lo que recomiendan los expertos.
Los procesos que sean desarrollados a través de una estrategia de emergencia deben considerar necesariamente – como lo manifiesta Carlos Sandy en una entrevista- primero una visión integral de lo que se necesita explorar en minería, cubrir la información sobre aquellos minerales cuyas reservas son prioritarias para el país, tomando en cuenta precios y su demanda internacional además de tomar en cuenta la cantidad de reservas que se necesitan para garantizar operaciones mineras sostenibles de los ingenios estatales.
Se hace imperiosa la definición de medidas que impulsen las actividades de los sectores mineros chicos y cooperativizados que actualmente trabajan sin rumbo, sin ningún cálculo geológico y de manera improvisada, postergando opciones que muy bien podrían mejorar la producción de tales subsectores.
En lo que corresponde a la minería privada, las empresas grandes y medianas han adoptado medidas de contingencia inmediatamente que se presentó la crisis de los precios bajos. En unos casos se han dispuesto soportes de orden financiero para mejorar la producción, pero además ampliando actividades de exploración para aumentar y garantizar sus reservas, de modo que no sean perjudicados sus convenios de venta de minerales a nivel interno y externo.
PROYECTOS ESTRATÉGICOS
Un aspecto importante es que también se necesita dinamizar los proyectos estratégicos, casi todos con varios años de desarrollo, con pruebas que todavía no se concretan en resultados productivos, que han tenido fuertes inversiones y sin embargo, su rendimiento está aún distante de las metas fijadas.
Es el caso del litio, la producción de las baterías de ion litio, otros productos de los que se habló hace tiempo y que aún no han entrado en fase industrial. Un gigante reservorio ferroso que sigue durmiendo y da paso a menudas operaciones para venta de simple materia prima, es el caso del Mutún, donde la idea mayor es transformar ese material y convertirlo en acero, pero se necesita una siderurgia que está en los planes, pero no se consolida, como sucede con el zinc y dos fundiciones que tampoco se instalan.
La minería nacional y el avance tecnológico hacia la industrialización con el rendimiento óptimo de la metalurgia es parte de la estrategia global, pero todo necesita realización y ese tiene que ser el objetivo de un agresivo plan minero de prospección y exploración de nuevos yacimientos, sin descuidar Mallku Khota y el que puede dar sorpresa en Pulacayo.
En fuentes próximas a las autoridades del sector minero se habla de inversión entre 15 a 30 millones de dólares. Posiblemente sea útil ese monto para dar comienzo al operativo minero que en una década debe renovar las fuentes de explotación minera y que en ese periodo necesitará por lo menos 20 mil millones de dólares. Esa será una inversión productiva.
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