No es nada nuevo que la ex Empresa Nacional de Fundiciones (Enaf), ahora reconocida como el Complejo Metalúrgico de Vinto (CMV) emitan gases tóxicos que contaminan el medio ambiente, afectando principalmente el área próxima a sus instalaciones donde se ubica la población civil de Vinto.
El problema data del comienzo mismo de operaciones de la fundición y en sus primeros años existieron serias quejas por la fuerte contaminación comprobada que obligó a tomar decisiones muy serias a partir del uso de elevadas chimeneas para mitigar la expulsión de peligrosos gases convertidos químicamente en ácido sulfúrico, altamente peligroso para la salud de la población, incluyendo la variedad de ganado que existía en la zona, ovino, vacuno y camélido.
Respondiendo a una serie de manifestaciones, airado reclamo de vecinos del sector de Vinto, las autoridades de entonces en la fundición se vieron obligadas a tomar recaudos técnicos para disminuir el elevado índice de contaminación directa. Los pobladores presentaban problemas de salud, especialmente en los pulmones, mucosidades, tos intensa y congestión de las vías respiratorias.
En la zona desapareció en largo periodo la escasa vegetación que existía, planes especiales de reforestación y ya con seguridades del cuidado ambiental, se plantaron varias especies de árboles, inclusive algunas frutales en una propiedad privada. También se habilitó un jardín en el interior de la fundición y hasta una cancha de tenis con envidiable césped. Una muestra de la existencia de cambios, de la disminución de gases tóxicos y las garantías para una vida, más o menos saludable de toda la población de la zona.
Según responsables del proyecto medioambiental del proyecto metalúrgico, toda planta metalúrgica, en cualquier parte del mundo, emite a la atmósfera una serie de gases que afectan en mayor o menor grado las condiciones del medio ambiente en diferentes regiones, lo que se determina mediante estudios permanentes, para admitir emisiones controladas y que estén en los límites permisibles de seguridad y garantía para la salud poblacional.
El asunto resurge en la actualidad, precisamente a raíz de la puesta en marcha del nuevo horno Ausmelt en el CMV, donde se estrenó a principios de mes y se pondrá en actividad intensiva hacia mediados de año.
De este horno, según nota periodística de El Diario, "se generarán emisiones de dióxido de azufre (SOS) que serán descargados a la atmósfera y al suelo, aunque las emisiones están controladas y por debajo de los índices permitidos. El compuesto químico es un gas incoloro, irritante, no inflamable, y con un olor penetrante que consiste en un átomo de azufre y dos de oxígeno".
En realidad se admite la emisión de gases contaminantes, pero además no se niega, porque no podrían hacerlo, que "las emisiones actuales son de dióxido de azufre (SOS) que lo controlamos y que está por debajo de los niveles permitidos". Sobre el nuevo horno, otra fuente de contaminación "son las emisiones de polvos con estaño, que se recuperarán con la tecnología del nuevo horno". Se añade que "en los alrededores de la planta metalúrgica de Vinto se han asentado varias urbanizaciones en los últimos años. A menos de cinco cuadras se encuentran viviendas. Desde la ciudad de Oruro se advierte las emisiones atmosféricas de la planta a través de una gigantesca chimenea que está en funcionamiento, de la planta antigua, otra similar no funciona".
Por lo explicado, hay un reconocimiento implícito de la emisión de gases contaminantes y será importante que el grado de toxicidad de los mismos sea revelado técnica y oficialmente por autoridad competente, para mantener la seguridad en la salud de la población de Vinto y alrededores, donde además propietarios de muchos inmuebles que utilizan calaminas en los techos, han señalado que este material resulta dañado seriamente (herrumbrado) por la lluvia ácida que reciben de manera permanente.
Tema del agua
En la serie de datos que corresponden al cuidado del medio ambiente desde la fundición de Vinto se consigna también el tema referido al uso de aguas en la metalúrgica con una referencia a la antigua planta del año 1971 que consume la cantidad de 7 litros de agua por segundo, situación que variará de manera sustancial con el nuevo horno, el Ausmelt que subirá la demanda a 11 litros de agua por segundo, considerando las dos plantas.
Un alto funcionario de la metalúrgica explica que la empresa "tiene aguas arriba de la planta en la zona de Sepulturas que abastece del líquido elemento que disminuye en la época seca. Se ha hecho un pozo para aprovisionar de agua si faltara en la planta. El líquido se utiliza para fines de refrigeración y no es parte del procesamiento de concentrados, confirmándose que en la actualidad no hay problemas de abastecimiento".
Si bien se toma como referencia de abastecimiento las aguas de Sepulturas, no es menos cierto que la fuente se conoce también como Cala Cala, agua dulce y de primera calidad que abasteció por muchísimos años a la población de la ciudad de Oruro, hasta que el mayor requerimiento del elemento líquido obligó a establecer otro acuífero como el de Challapampita primero y de Cala Caja luego, pero sin eliminar el original que se utiliza aún para mezclar el agua que llega a la mayoría de hogares en la ciudad y en el caso de Vinto y muchas urbanizaciones de la zona, que reciben agua de la vertiente de Cala Cala.
El problema es que en el último tiempo disminuyó ostensiblemente la cantidad de agua de Cala Cala, debido a ciertos reclamos de agricultores que utilizan parte de ese líquido y por supuesto por su utilización en las tareas de la fundición, por lo menos eso es lo que se denunció hace tiempo atrás.
Dadas estas condiciones es importante que la metalúrgica opte por salvar ese acuífero sin utilizar sus aguas y obtener la cantidad que necesita a través de la perforación de más pozos, con lo que la población de la zona y de la ciudad en sí, seguirán recibiendo agua de excelente calidad. El líquido para fines industriales no necesita límites de alta potabilidad, por lo mismo hay profesionales que defienden el correcto uso de agua dulce y potable.
Por lo demás es importante que se conozcan los planes delineados para ajustar el trabajo del nuevo horno, en cumplimiento de la Ley de Medio Ambiente, que garantiza seguridad en la salud ciudadana, ese cuidado elemental y obligatorio, seguramente permitirá también premiar el cumplimiento de normas internacionales, como las que cumplen otras fundiciones y como debería suceder con una quinta fundición de rango mundial.
El CMV con el horno Ausmelt incrementará su producción de estaño fino de un promedio de 12.000 a 18.000 toneladas métricas/año. La meta inicial está fijada en asegurar 15.000 TMF de estaño para exportación.
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