En la proyección de la actividad minera y metalúrgica del país quienes conocen el negocio y los profesionales que desarrollan actividades en ésta compleja materia, coinciden en señalar que para "reflotar todo el sistema" en nuestro país, se necesita sobre todo fuerte inversión y seguridades legales para atraer inversiones y no ahuyentarlas.
"La minería de por sí es una actividad de riesgo, de gastos y de mucho tiempo" por lo mismo se requiere de un buen respaldo, adecuada orientación técnica y la tenacidad de la gente que incursione en el difícil negocio de extraer los recursos naturales mineros, procesarlos y comercializarlos. La observación es propia de mineros experimentados que, en el caso boliviano, esperan decisiones muy concretas, que estén amparadas por la Ley de Minería, con seguridades legales, debidamente reglamentada y conteniendo una estructura impositiva (tributaria) que sea equitativa y no restrictiva.
La minería se ha convertido en un rubro altamente competitivo en la región sudamericana, tomando en cuenta el desarrollo de grandes emprendimientos que se efectúan en Chile, Perú y desde hace algunos años con mucha fuerza en la Argentina, que inclusive está actualmente en pugna abierta por equiparar su producción de litio con la que genera Chile, en ambos países con pasos muy adelantados hacia su industrialización, mientras en el caso boliviano ese rubro sigue en proceso de prueba.
Advertencia molestosa
Aunque los medios oficiales de prensa no dieron mayor trascendencia a una declaración del Primer Mandatario durante un acto en el distrito de Huanuni, no pasó desapercibida la advertencia de que "Ni a mí ni al Vicepresidente nos temblará la mano para hacer nuevas estatizaciones", en una clara alusión al sector minero privado. La frase es complementaria de otra pronunciada en la misma ocasión, cuando el Presidente señaló que: "Si las mineras estatales rinden, las mineras privadas serán nacionalizadas".
Quisiera entenderse tal apreciación, más que una advertencia, como una especial exhortación, por la forma de su planteamiento, al sector minero estatal para que logre su recuperación y mantenga niveles de rentabilidad en beneficio del Estado y en función de su propia sostenibilidad.
Es innegable que la actividad minero metalúrgica tiene que ser encarada por el Estado, pero sin descartar la participación del sector minero privado, que como se puede observar en los países vecinos contribuye a una sana competencia complementando el crecimiento de tan importante sector en un proceso conjunto de intereses y beneficios comunes.
Proyectos de lento avance
El Primer Mandatario reprochó el prolongado tiempo que demandó instalar el nuevo horno Ausmelt en la fundición de Vinto, que de dos años pasó a seis en su entrega preliminar y aprovechó la circunstancia para comentar con marcada molestia que "lo mismo está sucediendo con el litio". Un dardo que debe haber llegado a destino, con doloroso efecto, justo cuando la prensa internacional especializada en minería refiere los avances de Argentina y Chile en el mismo cometido de industrializar el litio.
No hay explicaciones concretas sobre la demora en el cumplimiento de los planes elaborados para la explotación del litio, aunque hay quienes aseguran que no existe ningún proyecto a diseño final en la materia, lo que sería causa para el prolongado tiempo en poner en marcha ese mega proyecto, de otro modo no se entiende lo que esté sucediendo en el salar.
Seguramente no se consideró oportuno o faltó tiempo para mencionar algo sobre el Mutún, ya que se trata de otro proyecto de los más importantes que avanza lentamente y que sólo tiene efecto en 50 por ciento del total del yacimiento de hierro, pues la otra mitad, está bajo un litigio con la empresa india, Jindal Steel & Powers, otro asunto marcado en la agenda minera y metalúrgica nacional, con puntos suspensivos.
Aparte está pendiente el resultado de la exploración en Mallku Khota, tomando en cuenta que un informe preliminar de la empresa externa que ya prospectó el yacimiento, mostraba un impresionante potencial, muy parecido al de San Cristóbal, según se dijo. El hecho es que la evaluación por parte de técnicos de Comibol, todavía no arroja resultados de ninguna clase.
Los planes de exploración minera en busca de nuevas áreas mineras marcha lentamente, pese a que se dispusieron de algunos recursos para ese fin, en tanto en los medios técnicos se insiste en la necesidad de aumentar la producción de minerales para contrarrestar los efectos del bajón de precios. Si bien en niveles del Gobierno sigue rondando la idea de "nacionalizaciones", lo evidente es que se necesita de muchos recursos para encarar los más importantes proyectos de la minería nacional, incluyendo por supuesto la idea importante de "avanzar hacia la industrialización" de nuestra materia prima minera, eso significa potenciar la metalurgia, el caso de la Fundición de Vinto, que puede entrar en un interesante proceso de incremento de su producción, cuidando que el abastecimiento de concentrados no tenga dificultades.
El caso de Karachipampa, implica mayor responsabilidad en su mantenimiento y más soporte financiero para "estabilizar" su producción de lingotes de plomo y plata, material comprometidos en su provisión por la minera privada San Cristóbal.
Siguen en la agenda de promesas, las fundiciones de zinc para Oruro y Potosí, pese a que el proceso de licitación ya venció plazos y todavía no se solucionan los problemas que de algún modo entraban su ejecución. Hay de por medio 500 millones de dólares, un fuerte presupuesto comprometido desde el 2010 para este doble proyecto minero – metalúrgico.
Pasará la euforia del aniversario orureño y volveremos a una realidad de paciencia y esperanza, será cuestión de meses más para conocer resultados objetivos sobre el ingenio de Huanuni, el Horno Ausmelt, el salar de Coipasa, la fundición de zinc y el hallazgo de nuevos yacimientos mineros.
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