Hay que repetir un aspecto que tiene real importancia en la proyección económica de nuestro país, particularmente en el tiempo presente en que bajan los precios internacionales de nuestros principales productos de exportación, tales como el gas y los minerales, materia prima que sin embargo seguirá siendo requerida por la China, de acuerdo a su estrategia industrial.
Un artículo interesante analiza la situación al señalar que "la mano de obra barata de China no sólo superó a la industria latinoamericana y atrajo la mayoría de la inversión en manufacturas a nivel mundial, sino que su apetito por minerales, petróleo y productos agrícolas latinoamericanos subió el valor de las monedas por toda la región, haciendo que sus productos de manufactura fueran aún menos competitivos".
La huella de China en Latinoamérica es muy profunda y aunque se pretenda soslayar su influencia y efecto, la misma se deja sentir cuando en países que dependen de sus recursos naturales es difícil alcanzar un mínimo de independencia sino es compitiendo abiertamente con el mercado asiático y para eso hay que dar un gran salto, que es la propia industrialización, lo que significa mucha inversión en un proceso de radical transformación.
Mientras tanto se produzca el cambio, que ya tiene algunos avances en países vecinos en el nuestro todavía se debe andar mucho trecho, por lo mismo la China puede seguir siendo beneficiosa, por lo menos en el sentido de que esa potencia, porque lo es – siga demandando con voracidad y por largo plazo los commodities de nuestra región.
Lo evidente es que desde Brasil y Argentina en el extremo sur de la región hasta México en el norte, preocupa a gobernantes y funcionarios de América Latina, la abierta competencia de la manufactura China que ha socavado los esfuerzos de décadas en nuestra región por imponer industrias manufactureras que puedan llegar a mercados del mundo desarrollado.
En algunos casos se ha dado esa condición especialmente en lo que corresponde a calidad de producto, aunque no precisamente en precio, ya que resulta casi imposible competir con la mano de obra barata del dragón chino. Por lo mismo hay que dejar en suspenso, algunas estrategias en esa intención de competir con los productos chinos que han invadido todos los mercados de la región e inclusive, aunque con otro precio se han introducido en mercados de EE.UU. y Europa, donde se exige calidad y garantía, dos aspectos que en los países productores de materias primas, todavía no es una condición para la venta abierta de "cualquier baratija".
De acuerdo al análisis de especialistas, "la demanda china de commodities es más importante para el crecimiento de Latinoamérica que las exportaciones a EE.UU." salvando condiciones especiales de orden arancelario, una situación que se mantendrá todavía por mucho tiempo.
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