La minería boliviana está atravesando por un periodo de mucha incertidumbre debido principalmente a la falta de políticas sectoriales que puedan adecuar las actividades de los subsectores, con sentido práctico, hacia metas de alta productividad, en una competencia coordinada, reconociendo y apoyando todas las iniciativas que muestran el uso de nuestros potenciales yacimientos mineros.
De momento las actividades mineras están libradas a criterios más políticos que técnicos, es el caso del sector estatal, donde las cifras sociales no siempre cuadran con las expectativas de producción y de las utilidades que se esperan obtener para mantener parámetros más o menos positivos que cubran los costos de operación y permitan algunas utilidades efectivamente contables.
La minería mediana privada cumple un importante rol productivo en base a una planificación establecida técnicamente que responde a criterios definidos con antelación y que se cumplen de acuerdo a cronogramas profesionales que no admiten improvisaciones y por lo tanto se desarrollan responsablemente aunque sobrellevando una pesada carga tributaria que se espera pueda ser modificada en la nueva Ley de Minería.
Las cooperativas mineras, que no tributan como el sector minero privado, van copando paulatinamente y con apoyo directo de las autoridades oficiales más y más concesiones que son explotadas en su mayoría sin ninguna asistencia técnica, por tanto realizan un trabajo depredador de los yacimientos, como lo refieren los expertos en la materia y lo reconocen los cooperativistas.
La que no tiene incentivos de ninguna especie es la minería chica, que explota reducidas concesiones y tributa en función a su producción, sin embargo, tiene altas perspectivas de aumentar su rendimiento, pero en base a estímulos que le puedan favorecer, especialmente en materia de financiamientos, para mejorar técnicamente sus operaciones, incrementando fuentes de empleo y entregando más concentrados para la exportación.
Recientemente un grupo de investigadores, entre estos exministros de minería el caso de Jorge Espinoza y Dionisio Garzón que junto al sociólogo Henry Oporto y el historiador Pedro Portugal presentaron el año pasado el libro "Los dilemas de la minería", han completado un nuevo trabajo, producto de una interesante investigación, aunque ahora lo han hecho con aportes técnicos del expresidente de la Comibol, Héctor Córdova y el economista Rubén Ferrufino, aprovechando el auspicio de la Fundación Pazos Kanki para otro libro con una gran interrogante ¿De vuelta al Estado Minero? Ese texto refleja una gran preocupación de quienes están pendientes diariamente de la actividad minera y observan el curso de su desempeño, en base a un propósito del Gobierno "empeñado en reimplantar el predominio del Estado en la minería, una segunda experiencia de ésta índole desde la nacionalización de las minas en 1952" según lo remarca el coautor Henry Oporto.
Cerramos este enfoque con la advertencia de los expertos cuando señalan que el "riesgo de repetir los fracasos del sector nacionalizado en 1952…pueden incidir en altos costos laborales y administrativos, junto a la caída de la producción, que pueden conducir al colapso de las operaciones", se supone de la minería boliviana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario